Seguimos con el repaso a lo que he podido ver durante la 13ª Muestra Syfy que se está celebrando en Madrid desde el pasado jueves. Empezamos con la recomendable ‘La invitación’ (‘The Invitation’) para luego bajar peligrosamente el nivel con ‘Nina Forever’, ‘El infierno verde’ (‘The Green Inferno’) y ‘Vulcania’, pero ayer la cosa empeoró aún más por culpa de ‘Listening’ y ‘The Mind’s Eye’.
’Listening’
Muchas veces he dicho que lo realmente difícil no es dar con una buena premisa para hacer una película, sino tener el talento para desarrollarla y conseguir que todo el relato mantenga el mismo interés. Eso no sucede en ‘Listening’, pues da la sensación de ser un proyecto fin de carrera de Khalil Sullins venido a más, pero sin la claridad de ideas para hacer algo mínimamente consistente.
Por un lado, su acabado técnico es deplorable, pero en esta ocasión la torpe puesta en escena de Sullins no es lo peor de todo, ya que la fotografía de Blake McClure es un completo desastre, echando mano sin control alguno de filtros que te sacan completamente del relato -¿realmente era necesario optar por tanta saturación?-.
Además, el libreto del propio Sullins es especialmente lamentable creyéndose profundo en su acercamiento a la telepatía, con momentos muy venidos de la nada en las que los personajes literalmente te explican cosas con lenguaje no especialmente accesible, y además tampoco faltan algunos giros de varios personajes que sencillamente no tienen más sentido que ser necesarias para llevar a la historia donde quería. El horror.
’The Mind’s Eye’
No con pocos los realizadores que han bebido de forma más o menos pronunciada de la obra de David Cronenberg, y en esta ocasión Joe Begos toma como modelo indisimulado ‘Scanners’, título que ya fue estropeado en su momento con las numerosas e innecesarias secuelas a las que dio pie. En este caso también le hace un flaco favor con un relato que cae de lleno en la serie z y sólo logra mantener mínimamente interesado al espectador por la contundencia de las escenas gore.
Por lo demás, está a punto de ser un sinsentido, culpa del guion, pero es que las interpretaciones de su reparto también deberían estar penadas por ley -¿por qué cuando usan sus poderes telequineticos parece que estén haciendo fuerza para luchar contra el estreñimiento?-, en especial un John Speredakos que llega a niveles de absurdo inusuales a medida que su personaje va degenerando mental y físicamente.
Estoy convencido de que su visionado en solitario en casa sería una tortura -al menos la puesta en escena no está tan mal, pero es un triste consuelo-, pero al menos fue una experiencia tolerable -e incluso divertida en momentos puntuales- al verla con un público especialista en sacarle punta a todo. Habrá quien defienda que es la propia película quien potencia esa reacción cómica, pero por mi parte sólo hubo instantes muy concretos en los que realmente me lo puedo llegar a creer.
PD: Después tuve la ocasión de ver ‘Bone Tomahwak’, quizá mi película favorita vista hasta ahora en la Muestra, pero de ella ya os hablaré con calma y más detalle dentro de unos días.
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