Ayer por la noche arrancó la edición número doce de la Muestra Syfy de Cine Fantástico de Madrid con el pase de 'Chappie', la esperada nueva película de Neill Blomkamp, un director que llegó a ser descrito como un visionado gracias a 'District 9', su notable ópera prima, y que luego tanto nos decepcionó con 'Elysium', una obra de la que incluso el propio Blomkamp no está demasiado orgulloso.
Sé que es un poco precipitado concluir algo sobre un director con una larga carrera por delante, pero a priori veía en 'Chappie' la película que nos demostraría si a Blomkamp se le acabaron las ideas con su ópera prima y a partir de ahora va a ofrecernos cintas con ideas similares pero peor ejecutadas o no. Por ahora sigo con la duda, ya que en 'Chappie' nos ofrece diversión y espectáculo con conciencia social -y de otro tipo-, pero su nivel real se encuentra a mitad de camino de 'District 9' y 'Elysium'.
'Chappie', la humanidad de los robots
Blomkamp ya exploró en 'District 9' la idea de que los extraterrestres podían tener que incluso una mayor humanidad que las propias personas, aunque ahí era el racismo y la segregación lo que realmente vertebraba el relato. En 'Chappie' recupera esa idea de la mayor humanidad de otras criaturas, pero aplicándolo al robot que da título a la película y optando por un enfoque diferente, siendo ahí por donde han llegado las inevitables comparaciones con 'Cortocircuito', ya que Blomkamp apuesta por dar un toque amable a la faceta más divertida de la historia, siendo ahí donde llegan algunos de los mejores momentos de su tercer largometraje.
Este punto resulta imprescindible para que llegamos a sentir empatía hacia el carismático protagonista, pero también el magnífico trabajo vocal de Sharlto Copley, quien consigue equilibrar en todo momento los dos lados de 'Chappie', algo digno de elogio, pues es presentado como un robot que va evolucionando de forma constante hasta alcanzar un grado de humanidad que dejaría en ridículo al de la gran mayoría de personas que viven sobre nuestro planeta. Además, Blomkamp da en la diana en la descripción del personaje con una efectiva utilización del humor, pero sin descuidar sus crecientes inquietudes.
Aquí también ayuda mucho su relación con los tres maleantes por Watkin Tudor Jones, Jose Pablo Cantillo y, en especial, Yolandi Visser, y eso que al principio los excesos de esos tres personajes amenazan con convertir su relación con Chappie en un tópico detrás de otro, pero primero el guión de Blomkamp y su esposa Terri Tatchell -no creo que sea una simple casualidad que ella no participase en el libreto de 'Elysium'- y luego los propios actores saben encontrar el punto de equilibrio básico para que el robot protagonista se gane la simpatía del espectador, pero para que también nos preocupe lo que pueda ser de ellos.
Esa conexión con los personajes resulta imprescindible cuando las explosiones y las escenas de acción ganan presencia para que 'Chappié' no se convierta entonces en otro ejemplo de mucho ruido y pocas nueces. Además, Blomkamp demuestra entonces que es uno de los pocos directores que realmente sabe cómo utilizar la cámara lenta para añadir emoción e intensidad a determinadas situaciones y además no abusa de las escenas de acción, por lo que tampoco tengo queja por este lado. Y tampoco me quiero olvidar de lo sorprendentemente bien que funcionan los excesos electrónicos de la banda sonora de Hans Zimmer.
Las debilidades de la película
Como ya apuntaba un poco más atrás, el cine de Neill Blomkamp se ha caracterizado hasta ahora por tener una clara predilección por abordar diferentes problemas sociales y 'Chappie' no iba a ser una excepción, pero, por desgracia, ahí encontramos alguno de sus principales problemas, ya que su discurso resulta demasiado esquemático y previsible a rabiar. El otro gran problema es que todo lo relacionado el contraste entre ricos y pobres está ya tan trillado que hace falta hacer un gran esfuerzo para sacar algo jugoso de ahí, pero Blomkamp fracasa al no ir más allá de lo meramente superficial.
Tampoco ayuda demasiado que la empresa que crea los robots esté tan mal perfilada, ya que solamente tres de sus trabajadores tienen algo de entidad y a la hora de la verdad ninguno de ellos aporta gran cosa. El que mejor parado sale es Dev Patel, ya que su entusiasmo inicial ayuda a introducirnos en la historia, pero luego queda demasiado en segundo plano y sus apariciones casi acaban siendo una molestia. Por su parte, Hugh Jackman bastante tiene con defender lo mejor que puede al un tanto ridículo villano humano, mientras que Sigourney Weaver está incluso más desaprovechada que Jodie Foster en 'Elysium'.
El otro gran pecado de 'Chappie' es que llega un punto en el que abandona su efectiva ligereza para apostar por potenciar su lado más trascendental, hasta entonces también presente, pero en un calculado segundo plano. Esto funciona bien al principio gracias a las espectaculares y muy medidas escenas de acción, pero acaba estirándose más de la cuenta y saturando con elementos de cara al un poco forzado final feliz por el que apuesta Blomkamp, ya que un poco de amargura le hubiese venido de fábula. Hay algún otro detalle cuestionable -la duración de la batería estando bajo mínimos-, pero no llegan a ser especialmente molestos.
En definitiva, 'Chappie' es un eficaz divertimento con un maravilloso protagonista que, lamentablemente, no consigue apenas ventaja alguna de ser una película con mensaje. De hecho, eso acaba por volverse en su contra, a lo cual hay que añadir otros defectos -flojo villano humano, duración excesiva, etc- que empañan el resultado final. Con todo, un aprobado alto ya se merece, pero queda la sensación de que tampoco habría sido complicado que fuese bastante mejor.
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