El pasado viernes día 15 se estrenó en España la última película del popular Tim Burton, cuyo largo título completo es 'Sweeney Todd, el Barbero Diabólico de la Calle Fleet'. Ya sabéis que a mi compañero Alberto Abuín le resultó un producto decepcionante, teniendo en cuenta los nombres de los artistas implicados en esta producción. A mí me pasó lo mismo. Había material, parece, para algo mayor, más inspirado, más desarrollado.
La tenebrosa historia musical del barbero asesino se revela como una fallida propuesta en la que apenas ocurre nada y donde Burton se muestra extrañamente torpe a la hora de hacernos partícipes de las emociones y deseos de los personajes. Afortunadamente, la película no aburre, uno no siente el deseo de levantarse y buscar otro plan, pero tampoco te atrapa; es a todas luces uno de los títulos menos inspirados de un cineasta que nos ha ofrecido grandes películas; particularmente, 'Ed Wood', 'Eduardo Manostijeras' (Sweeney podría ser un alter ego oscuro de Eduardo) y 'Big Fish' me parecen magistrales, especialmente la primera de ellas, una de mis películas favoritas. No pasa nada, como Wes Anderson con su 'Viaje a Darjeeling', es normal que este tipo de directores tan personales tengan bajones. Aún así, son bajones dentro de un producto de calidad, en absoluto malas películas. La siguiente será mejor, seguro.
Basada en el exitoso musical de Broadway de Stephen Sondheim y Hugh Wheeler, 'Sweeney Todd, el Barbero Diabólico de la Calle Fleet' ('Sweeney Todd, the Demon Barber of Fleet Street'), se centra en Benjamin Barker, un hombre injustamente encarcelado durante quince años, que vuelve a Londres con el deseo de ajustar cuentas con el juez Turpin, el responsable de su presidio y de la pérdida de su familia. Bajo la identidad de Sweeney Todd, regresa a su vieja barbería, donde preparará su sangrienta venganza, con la ayuda de una nueva amiga, la señorita Lovett, que realiza pasteles de carne.
El reparto de 'Sweeney Todd' es uno de los elementos de mayor atracción, especialmente por la presencia del gran Johnny Depp, nominado este año, una vez más, al Oscar como mejor actor principal; y otra vez no le tocará llevárselo, salvo sorpresa mayúscula. En pocas palabras, para resumir el trabajo de la estrella, habría que decir que Depp se convierte en Todd. Su labor es impecable. Sin embargo, da la impresión de que la historia se le queda pequeña, le limita. El actor, que venía de acomodarse descarada y lamentablemente con la trilogía de los piratas de la Disney, se mete en la piel de un personaje atormentado y sediento de sangre, incapaz ya de sentir nada por nadie, salvo desprecio y odio.
Su forma de cometer los asesinatos es muy significativa; y no me refiero a que use las cuchillas, sino a la forma de ejecutarlos. Especialmente impactantes resultan los crímenes que Burton se toma la molestia de ofrecernos con mayor detenimiento y preparación. Los otros, los que ocurren en un par de segundos, resultan sosos y repetitivos. Pero el primero y los dos últimos asesinatos que comete Todd son impresionantes. El primero y el último por sorprendentes, y el penúltimo por bestial. Y es que, como digo, Burton, en esta ocasión, se ha dejado de remilgos en lo que a sangre se refiere. Lo cierto es que esta película lo pedía a gritos; sin esa violencia, 'Sweeney Todd' se quedaría en paños menores.
Además de Depp, encontramos nombres tan conocidos como los de Helena Bonham Carter, Alan Rickman, Sacha Baron Cohen y Timothy Spall. Mi acompañante, que me hizo asegurar que no sería muy duro en esta crítica (tampoco tenía motivos, pero la fama es así), me comentó divertida que era curioso ver juntos, como amigos/socios, a Rickman y a Spall, Snape y Colagusano en la saga de Harry Potter. Ambos actores están muy bien en el film que nos ocupa (Spall resulta muy desagradable), aunque a Rickman le reservan una cancioncita de lo más estúpida, sobre las mujeres, que estropea un poco su magnífica labor como villano. Borat apenas tiempo para nada, y el suyo es un personaje planito, tonto incluso (lo del duelo es para darle de hostias); sin embargo, destacar que resulta muy divertido cuando en una escena cambia totalmente de acento. Creo que se le podía haber dado más cancha, mayor tiempo de enfrentamiento con Sweeney/Depp. En cuanto a la mujer de Burton, la señorita Bonham Carter, siempre me ha parecido una actriz infravalorada; aquí le pasa un poco como a Rickman, sus canciones no le permiten dar brillo a su interpretación, pero su trabajo al margen de eso es impecable. Está bien claro que hace una gran pareja con Depp, como ya habíamos podido comprobar anteriormente.
En la parte más negativa del film nos encontramos con el trabajo que toca a los inexpresivos Jamie Campbell Bower y Jayne Wisener, la parejita joven de turno que por supuesto se enamora perdidamente tras un encuentro inverosímil y cuya historia de cuento ñoño resulta merecedora de mil y un bostezos. La cancioncita del chaval prometiendo que "robará" a Johanna es de lo más insufrible de los últimos años. Por último, mencionar al joven Ed Sanders, que se marca un momentazo memorable en el desenlace, y a la esposa de Barker, que la interpreta Laura Michelle Kelly; la guapa actriz no tiene mucho margen para el lucimiento, apareciendo apenas en un par de ocasiones, y esto vuelve a ir en contra de la narración, ¿cómo vamos a ponernos en el lugar del vengativo Sweeney si no hemos "experimentado" los momentos en que era feliz y el sufrimiento tras la pérdida de su esposa e hija? Definitivamente, el guión ha fallado bastante esta vez. En este sentido, los giros sorpresa de la trama resultan de lo más ridículos y forzados, viéndolos venir el espectador (con bastante incredulidad, por lo fácil y típico) mucho antes de que se produzcan en pantalla.
Concluyendo, a 'Sweeney Todd, el Barbero Diabólico de la Calle Fleet' le venía mejor el título de "el barbero aburrido de la calle Fleet"; y no por el trabajo de Depp, como ya aclaré. Le falta desarrollo a la historia, que esas canciones contaran algo más, y un mayor acierto por parte de Burton a la hora de narrarla y hacernos partícipes de lo que sienten los personajes. Nos quedamos mirando casi con indiferencia, salvo cuando la sangre brota a raudales, pero sólo por lógica sorpresa. Una pena, una de las primeras grandes decepciones en este curso cinematográfico 2008.