Por fin me he unido a la mayoría en el visionado de 'Supersalidos', película que mi compañera Beatriz pone por las nubes porque le hizo reír, y mi compañero Juan Luis fue poco convencido al cine esperando ver el bodrio de siempre y le pareció mejor de lo esperado. Lo siento compis, no contéis conmigo para que me una al fervor popular que pone este film en los más altos altares del infravalorado género de la comedia, ya que me ha parecido la misma tontería de siempre, con dos o tres cosillas que sí pueden destacarse, pero que ni de lejos llegan para que uno se lo pase totalmente bien viendo la película.
'Supersalidos' (Superbad, 2007) narra la última noche de juerga de dos compañeros y amigos de toda la vida, a punto de licenciarse en el instituto. Con la ayuda de un tercero, que ha conseguido falsificar su carnet para poder comprar alcohol en una licorería, vivirán un sinfín de aventuras en una noche loca y salvaje llena de sorpresas, sobre todo en su parte final. Premisa argumental sencilla, sin demasiadas complicaciones y directa al grano, a pesar de que el film dura dos laaargas horas.
Y es que el mayor problema de 'Supersalidos' es su enorme duración. Una vez más Judd Apatow, en este caso como productor, ha demostrado estar demasiado enamorado de los personajes en las películas en las que mete mano, algo que también le pasaba en la fallida 'Virgen a los 40' o la memez 'Lío Embarazoso'. Greg Mottola como director comete el mismo error que Apatow en los films mencionados, dando la sensación de que ambos dirigen exactamente de la misma forma, pues los errores de estas películas son prácticamente los mismos, ya que la presenta película se pierde en pequeñas historias que no llevan a ningún lado, la mayoría totalmente desaprovechadas y sin la más mínima gracia. Cítese al respecto todo lo que le pasa a McLovin con dos policías, de lo más estúpido visto en una pantalla en años, y donde Seth Rogen uno de los guionistas del film, tiene que torturarnos con su presencia pasándose de gracioso.
La película no pasa de su premisa, y los personajes no evolucionan ni lo más mínimo. Por no hablar de lo increíble que resulta que estos tres pringados acaben ligando con tres de las chicas más guapas del instituto. Y lo tan comentado de que el film habla sobre el paso de la infancia/juventud a la madurez, los amigos que se dejan atrás con el paso del tiempo, y cómo esa amistad nos marca, es algo que no asoma en la película ni por asomo, salvo en un única secuencia: la que cierra la película, esa sí, una buena secuencia que logra transmitir el mensaje. Pero de ahí a que esta película hable, aunque sea en tono de comedia, de lo mismo que hace la maravillosa 'Cuenta Conmigo', hay un trecho enorme.
Por supuesto un servidor se rió en algún momento, aunque sólo recuerdo uno en concreto: el de la mancha de sangre en los pantalones. Momento por otro lado forzado y que no viene a cuento, pero ciertamente gracioso. Y también destacaría como a uno de ellos le cambia la voz cada vez que habla con la chica que le gusta. Respecto al tan admirado personaje de McLovin, que va camino de convertirse en un icono social, no es que sea para desternillarse ni muchísimo menos, pero tiene algo que todos los demás personajes de la comedia actual no tienen: cae bien al espectador, algo que puede decirse también de sus dos compañeros de correrías. Ese es uno de los puntos favorables del film, el hecho de que los personajes aún haciendo estupideces, no resultan estúpidos, un detalle muy bien usado cinematográficamente hablando.
Por lo demás, un film flojo, aburrido en más de una ocasión, cayendo en el humor de trazo grueso en infinidad de momentos, y resultando literalmente idiota en otros. Eso sí, el film va en clara consonancia con los tiempos que corren, aunque su mensaje conservador chirría más de la cuenta por resultar simple y llanamente incoherente con lo que nos están contando, y es que la resolución de la fiesta no hay Dios que se la crea. Otro de los fallos del universo de Apatow: nunca es capaz de llegar hasta las las últimas consecuencias de lo que se propone, rajándose siempre en el último momento, como estos supersalidos, que no lo son tanto.