Desde que Jon Favreau abriese la lata del Universo Cinematográfico de Marvel en el año 2008 con la fantástica 'Iron Man', las miradas de la inmensa mayoría del fandom superheróico han estado posadas sobre territorio norteamericano; embelesadas con los multimillonarios espectáculos que, con mayor o menor fortuna, han derivado de las creaciones de Stan Lee y compañía e, incluso, de la competencia.
Durante todo este tiempo —y desde mucho antes—, los aficionados españoles al noveno arte hemos echado especialmente en falta el salto a la gran pantalla del superhéroe patrio por excelencia: un Superlópez cuyo primer largometraje lleva prácticamente dos décadas dando tumbos para, al fin, verse materializado en una producción que bien podría haberse quedado en la nevera, madurándose, veinte años más.
Finalmente, ha sido Javier Ruiz Caldera, versado en el noble arte de la adaptación comiquera con la decente 'Anacleto: Agente secreto', el encargado de traer a la vida a la versión de carne y hueso del héroe creado por Jan; y lo ha hecho en una comedia cuya frescura y efectividad distan mucho de los que el catalán nos brindó en 'Promoción fantasma' y la desternillante '3 bodas de más'.
Puede que el mayor problema de 'Superlópez', que se extiende como tal minando todo el conjunto, sea el enfoque que Ruiz Caldera y el guionista Borja Cobeaga han dado al largometraje. Da la sensación de que el dúo de cineastas, más que una traslación del hilarante material original, han volcado sus esfuerzos en dar forma a una suerte de parodia de Superman made in Spain sin demasiado que ofrecer.
Por el camino que separa la viñeta del fotograma se han quedado buena parte de las señas de identidad del Superlópez del cómic y el aura de cotidianidad de sus aventuras; quedando esta sustituida por un batiburrillo de clichés del género en clave costumbrista que traen de nuevo a la palestra ese sentido del humor —si se le puede catalogar como tal— de los grandes éxitos de Mediaset y Atresmedia en un producto que bien podría haberse titulado 'Nueve apellidos Kryptonianos'.
Dejando a un lado las siempre odiosas comparaciones con la fuente de inspiración, duele especialmente escribir estas líneas tras ver los más que evidentes esfuerzos vertidos en un proyecto con un diseño de producción de altísimo nivel y capitaneado por un Ruiz Caldera que ve empañado su visible y demostrado talento tras las cámaras por un puñado de decisiones tan malas como los chistes que salpimentan el metraje.
Del mismo modo, unos notables Julián López, Marivel Verdú y, sobre todo, Alexandra Jiménez, sepultan desde su condición de secundarios a un limitado Dani Rovira incapaz de soportar el peso del bigote del icónico personaje protagonista. No seré yo quien niegue su habilidad como cómico y monologuista, pero por mucho que se empeñen las grandes productoras, sus dotes interpretativas continúan distando mucho de las necesarias para soportar papeles principales.
Durante las casi dos horas de duración de 'Superlópez', me encontré completamente aislado en medio de un patio de butacas que aplaudía y reía a mandíbula batiente con los trillados gags de la cinta mientras, con toda la buena voluntad del mundo, intentaba disfrutar este supuesto festín humorístico. Puede que toda mi percepción sobre la película se reduzca al hecho de que, lejos de ser un desastre, tan solo no esté hecha para mí.
Después de todo, quién soy yo para quitarle la razón a los cientos de miles de espectadores que están abarrotando las salas y a unas taquillas —y esto es algo que celebrar— rebosantes de dinero... ¿verdad?
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