Puede que los cines hayan abierto, pero la cartelera languidece por la falta de estrenos de Hollywood. Ningún gran estudio quiere arriesgarse a que alguna de sus principales apuestas se estrelle en taquilla por los límites de aforo y lo que nos queda son unas salas en las que casi abundan más los relanazamientos de títulos como ‘El laberinto del fauno’, ‘Cinema Paradiso’ o ‘Dersu Uzala’ que las novedades.
En lo referente a Hollywood todavía habrá que esperar, pero el cine español sí que va volviendo poco a poco a la normalidad. Dentro de unas semanas llegará ‘Padre no hay más que uno 2: La llegada de la suegra’, secuela de la producción nacional de mayor éxito el año pasado, y ahora es el turno de ‘Superagente Makey’, la nueva comedia al servicio de Leo Harlem que se estrena este viernes 17 de julio. No tenía mucha fe en ella, pero a la hora de la verdad me encontré un pasatiempo bastante digno.
Mejor la comedia que la acción
Harlem da vida a José Miguel “Makey”, un peculiar agente de policía que cumple la ley a rajatabla, algo que le gana un disgusto y un traslado forzoso desde Madrid a la Costa del Sol. De esta forma, la película asienta a ‘Superdetective en Hollywood’ como principal de este homenaje al cine de acción de los 80 en el que también hay cabida para otras cintas míticas como ‘Jungla de Cristal’. Desde la banda sonora al vestuario se nota una querencia en construir una comedia que respete a sus referentes en lugar de reírse de ellos con mayor o menor fortuna.
Eso da pie a que el guion firmado por Jorge Lara y Fernando Pérez se atreva a dar la vuelta a algunos tópicos de este tipo de películas, acertando con alguna solución bastante simpática como el hecho de que una rehén llegue a servir como poco menos que psicóloga de uno de sus captores. Hay más pequeños detalles aquí y allá en los que se percibe que aquí no interesa incidir en el humor costumbrista, tan habitual en el cine español, sino explorar esa premisa de pez fuera del agua dentro de ese homenaje que da su razón de ser a ‘Superagente Makey’.
No obstante, eso desemboca en una película que no logra aunar humor y acción con la misma fortuna, en parte por falta de medios, pero la tendencia de Alfonso Sánchez de atropellarse sin necesidad cuando la acción pasa a primer plano no le sienta demasiado bien a la película. En todo momento queda claro que eso es para que el ritmo no decaiga, y es cierto que uno no se llega a aburrir, pero también que los desequilibrios son evidentes.
Irregular pero nunca aburrida
Por un lado, hay la suficiente química entre los personajes como para pasar por alto que la construcción de los mismos es algo tibia, mostrando un mayor interés en que la historia siga hacia delante, aunque pueda ser a trompicones, que en cualquier otra cosa. Lo que sí que no me esperaba es que Harlem fuera a soportar con soltura el peso de la historia. No es que demuestre un gran arsenal dramático, pero sabe moverse a gusto en una situación incómoda para el personaje sin por ello traicionar lo que le define.
Por su parte, Jordi Sánchez está bastante simpático como amigo liante y María Sabaté resuelve con soltura el personaje más problemático de la función: la hija del protagonista. Los demás van en consonancia de lo que necesite la película en ese momento, en especial una Silvia Abril que acaba siendo poco menos que el conejo que los guionistas se sacan de la chistera en el tramo final.
Eso sí, el humor de ‘Superagente Makey’ es bastante sencillo, buscando conectar con la mayor cantidad de público posible. Por ello, los que sientan alergia hacia este tipo de comedia deberían mantenerse alejada de ella, pero si tienes la mente lo suficientemente abierta te puedes encontrar una propuesta simpática que sabe cómo ligar eso a su faceta como homenaje para hacerte pasar un rato agradable. Realmente la película no aspira a más que eso y como tal resulta una opción razonable si quieres acercarte a tu cine más cercano pero no te han motivado demasiado los pocos estrenos que han llegado tras el fin del encierro.
En resumidas cuentas
‘Superagente Makey’ es una película que lo tenía casi todo en su contra conmigo. No miento si afirmo que pensaba que iba a ser una gran chorrada, pero luego me encontré una irregular pero agradable comedia de acción que funciona mejor en lo primero que en lo segundo. Lo importante, eso sí, es que para pasar el rato y desconectar un poco de nuestro día a día da lo suficiente, y si además recuerdas con añoranza el cine de acción de los 80, seguro que encuentras más alicientes para disfrutarla en su justa medida.
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