Recuerdo perfectamente la primera vez que jugué a un juego de Mario. Fue en la consola pirata de un amigo que tenía puesto 'Super Mario All-Stars' en bucle. Con unos diez años recién cumplidos y tras tres horas de juego veía el mundo en bloques, saltos y tuberías. Nunca había visto, oído ni jugado nada parecido: la música de Koji Kondo era la melodía en 8 bits perfecta, el plataformeo estaba medido para ser accesible pero complejo, el personaje conseguía ser icónico solo con cuatro colores. Estuve silbando la melodía principal durante semanas.
Como niño, no entendía aún nada de esto, solo que había encontrado algo a lo que aferrarme y seguir jugando sin parar. Casi tres décadas después, cada vez que cojo un nuevo juego de la saga siento la misma fascinación infantil: Super Mario es mucho más que un simple juego. Es un icono pop, la diversión por antonomasia, la sublimación de Nintendo. Cuando se anunció que Illumination se haría cargo de su primera película en treinta años, todos tuvimos una mezcla de ilusión y terror. Porque podía salir muy bien, pero... ¿Y si salía mal?
It's-a-me, Mario!
Vamos a quitarnos este peso de encima colectivamente: 'Super Mario Bros: La película' es todo lo que los fans de Mario han soñado alguna vez ver en una pantalla, aunque eso signifique dar de lado a todos los que nunca han tocado un juego de la saga. Todo está aquí. Los bloques, los poderes, las monedas, las plataformas imposibles, la música de Kondo, Bowser con las intenciones habituales para con la princesa Peach.
Si hay algo que, de hecho, se le pueda echar en cara a esta adaptación, es que es demasiado fiel y teme tomar riesgos de más. Pero, sinceramente, no necesita tomar riesgos. Antes de llegar a eso, merecemos ver una película canónica de la saga en condiciones. Y en Illumination se han arriesgado introduciendo el mundo de 'Donkey Kong Country' y 'Mario Kart', que consiguen superar rápidamente la sensación de añadido forzado convirtiendo a Mario y Donkey en una pareja de amigos a la fuerza divertidísima. Que conduzcan en karts, siendo honestos, no tiene ningún sentido argumental, pero es tan divertido y espectacular que, simplemente, exige al lado más lógico de tu cabeza que se deje llevar.
Todo esto es, claro, si alguna vez has jugado a un juego de la franquicia. Si por edad, ganas o apetencia jamás has conocido el Reino Champiñón, estás ante noventa minutos de absoluta incredulidad mientras en pantalla van pasando todo tipo de incongruencias solo aptas para aquellos que conocen los códigos internos. Si sabes, al ver la flor de fuego, la de hielo, o los champiñones de diferentes colores, lo que son capaces de hacer, puedes dejarte arrullar por el metraje, pero verlo desde la perspectiva de un novato tiene que ser parecido a ver una película en ruso sin subtítulos. 'Super Mario Bros: La película' es un regalo para los fans y un castigo para el resto del público.
¡Woo-hoo!
No sé si hay alguien esperando que esta película en particular no tenga humor o se centre en una faceta oscura de Mario (visto lo visto, puede ser), pero ni siquiera en los momentos más épicos escatiman en chistes. ¿Lo mejor? Son, casi siempre, muy divertidos, sabiendo explotar muy bien las posibilidades de la saga y subvirtiendo nuestro conocimiento de la misma. Es tremendamente ingeniosa dentro de su constreñimiento autoinflingido, y siempre es capaz de, por lo menos, no hacernos quitar nunca la sonrisa.
Es cierto, como me comentaba un compañero al salir del cine, que es fácil quedar abrumado con tanta referencia: no hay prácticamente nada en esta adaptación que se sienta como único. Todos los diseños, relaciones entre personajes e inventos salen directamente del juego, con una Nintendo midiendo con regla todos sus proyectos tras los catastróficos intentos audiovisuales anteriores. Ya sea una musiquilla orquestada, un efecto de sonido o una referencia más o menos velada a 'Punch-out!', 'Wrecking crew', 'Donkey Kong' o 'Kid Icarus', la cinta no tiene ningún interés por sorprender ni proponer nada nuevo. Ni falta que hace (de momento).
Tú eliges si eso es un problema para ti o, por el contrario, estás agradecido por la seriedad con la que Nintendo e Illumination se han tomado un juego que parecía inadaptable sin tomar específicamente el argumento de un título en particular, sino más bien cogiendo lugares comunes de todos ellos y ahondando muy levemente en las personalidades de los personajes, entre las que destaca un Bowser que se come cada minuto en el que aparece y una Peach absolutamente arrebatadora. Un personaje, por cierto, muy alejado de la damisela en apuros de los primeros juegos pero con una historia preparada para todos aquellos que ya estén preparados para quejarse de su fortaleza.
Vaya prattinada
Vamos con el elefante en la habitación: los actores de la película (no puedo opinar del doblaje, solo de la versión original). Se ha hablado mucho de cómo Chris Pratt apenas ha modulado la voz para ser Mario, pero es un mal que, más allá del fabuloso Jack Black (el mejor Bowser posible en todos los sentidos), ocurre durante toda la cinta: Charlie Day, Anna Taylor-Joy o, especialmente, Seth Rogen, no hacen nada especial con sus voces más allá de ser ellos mismos. No importa demasiado, la verdad, pero hay que reconocer que los palos que se dieron al protagonista de 'Guardianes de la Galaxia' fueron un poco injustos y la película habría sido menos disfrutable de tener que escuchar continuamente la voz aflautada del Mario de Charles Martinet (que, por cierto, tiene un par de papeles geniales en la película).
Es cierto que se echan de menos varias piezas clave de la iconografía del universo Mario, pero está claro que este es solo el inicio de una franquicia que muy probablemente nos lleve a conocer mejor a los Kong (ojo a ese cameo hilarante de Diddy) antes de expandirse a un auténtico Nintendo-verso que, bien hecho, puede suponer la nueva IP clave para Hollywood. Si ha sido posible hacer bien 'Super Mario Bros'. ¿Qué nos impide que Illumination se haga cargo de Kirby? ¿Y una película de acción real de Zelda? ¿Alguien dijo un anime de 'F-zero'? Tras el éxito indudable de esta película, solo es cuestión de tiempo.
'Super Mario Bros: La película' es pura magia para los fans, pero corre el peligro de ser solo para nosotros, ignorando por completo a aquellos que jamás se han acercado a la saga y negándose a explicarles nada de lo que está ocurriendo. Pero son quejas menores al lado de este trabajo colosal: un lugar feliz del que es inevitable salir con una sonrisa y con la cabeza pensando en volver a meternos entre tuberías, champiñones, bloques y tortugas malvadas, disfrutando de cada pequeño detalle. ¡Mamma mía!
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