Una de las principales modas de los últimos tiempos entre las grandes producciones hollywoodienses es el llevar a la gran pantalla las aventuras de algún superhéroe nacido en el cómic. Las diferencias son más o menos palpables en función del personaje en cuestión y del acercamiento que la productora quiera ofrecer, pero lo habitual es empezar mostrando la forma en que una persona corriente adquirió habilidades especiales para luego ir luchando contra los enemigos que vayan surgiendo. Y si hay suerte sale una buena película, o al menos un entretenimiento decente con el que pasar el rato.
No obstante, yo siempre he unido mentalmente el concepto de superhéroe con el hecho de tener algún tipo de poder sobrehumano, y es ahí donde surgen las primeras diferencias, ya que siempre he resistido a considerar a Batman como tal. Soy consciente de que es una diferenciación discutible, ya que todos los gadgets con los que cuenta le sitúan casi al nivel de los demás, pero también le convierten en una versión de lujo de MacGyver. ¿A qué viene todo esto? Pues al hecho de que 'Super', la película que ahora nos ocupa, tiene a la figura del superhéroe sin poderes como el eje central de la historia.
No es que 'Super' nos descubra nada nuevo, ya que el cine ha tenido varios acercamientos, siendo 'El protegido' y 'Kick ass' (sí, soy consciente de que esta última también toma un cómic como base. De hecho, el cómic es infinitamente mejor que su versión cinematográfica) los casos más destacados. Sin embargo, 'Super' apuesta abiertamente por un tono de comedia que coquetea en ocasiones con la parodia, pero evitando en todo momento caer en ello con constances virajes hacia el humor negro. También desmonta varios aspectos discutibles sobre la figura del superhéroe como lo discutible de sus motivaciones (¿Qué pasaría si un superhéroe es tan estricto que castiga cualquier tipo de mal acción?), lo excesivo de sus métodos (¿Cuál es el castigo más adecuado para alguien cuya afrenta ha sido colarse en una larga cola?) o lo raro que puede resultar la figura del acompañante (no han sido pocos los comentarios a lo largo del tiempo sobre una presunta relación sexual entre Batman y Robin), pero nunca llega a apostar del todo por esa vía. Y, por último, el gore es algo habitual en 'Super', lo cual da cierta sensación de incomodidad a algunas escenas, ya que aquí no se utiliza como una forma de exageración tal y como sucedía en 'Kick ass', sino que busca reforzar la vertiente realista de la historia.
Y es que 'Super' es un cóctel extraño de elementos bajo la batuta de un James Gunn que no termina de saber qué hacer exactamente en la película. Es una comedia gore realista, pero esos tres elementos nunca terminan de encontrar un equilibrio, siendo éste el principal problema de la película. Y es que Gunn crea un amasijo extraño con esta película fruto de su aparente necesidad de ofrecer algo diferente. Soy consciente de que hay situaciones raras muy en consonancia con el humor negro que controla la historia, pero hay ocasiones en las que se le escapa de las manos y lo que vemos en pantalla está más cerca de causar rechazo que entretenimiento. Tampoco ayuda que haya ciertos elementos dramáticos (el personaje de la esposa del protagonista nos da igual en todo momento) que dan pie a pequeños baches de aburrimiento que hacen mucho mal a una película que debería ser diversión en todo momento. Y es que tenía razón mi compañero Juan Luis cuando decía que Gunn falla a la hora de plasmar grandes ideas en pantallas, lo único que yo soy algo menos entusiasta con el bagaje global.
En lo concerniente al trabajo de los actores, Rainn Wilson está más que correcto como el sosainas de la vida que decide convertirse en un superhéroe al ver como su mujer es secuestrada y él es incapaz de evitarlo. Es una pena que la carrera de Wilson en el cine quedase herida casi de muerte por el fracaso de 'Un rockero de pelotas' cuando su personaje de 'The office' ha sido uno de los mejores personajes cómicos de la televisión de los últimos años. En esta ocasión, no son para él los momentos más destacables de 'Super', ya que la práctica totalidad de ellos van a parar a manos de una Ellen Page que interpreta a una amante de los cómics mitad trastornada, mitad que parece que se ha tomado una dosis excesiva de cafeína y que acaba siendo la ayudante del protagonista. No esperéis un personaje que esté presente en casi toda la película (de hecho, tarda un buen rato en aparecer en pantalla y más en que su presencia se constante), ya que el protagonista absoluto es Wilson, pero sí que encontraréis una faceta de la actriz que hasta ahora el cine no había explorado demasiado. Eso es algo que puedo garantizaros sin miedo a equivocarme.
Sobre el resto de intérpretes no hay mucho que decir, ya que Kevin Bacon simplemente cumple como el villano ligeramente caricaturesco de la función (es una pena que Michael Rooker, que da vida a uno de sus secuaces, cuente con tan poca presencia) y a Liv Tyler es casi mejor olvidar que aparece por ahí. Es cierto que el personaje con el que le toca lidiar es el menos agradecido de todos, pero ella no consigue hacer nada para mejorarlo.
En definitiva, 'Super' es un buen entretenimiento que no termina de saber aprovechar todo su potencial al no decantarse del todo por ninguna de las opciones que baraja. Como acercamiento realista a la figura del superhéroe se queda muy lejos de 'El protegido', aún hoy la mejor película de Shyamalan, y como cruce entre comedia y exceso gore está por debajo de 'Kick ass'. El bagaje final es una mezcla desigual entre aciertos (impagable Ellen Page), fallos y situaciones extrañas que uno puede disfrutar, pero que no cuajan bien en la película como un todo unitario. Eso sí, es una pena que cada vez parezca más claro que 'Super' jamás vaya a estrenarse en España cuando prácticamente cada semana llegan a nuestros cines películas peores que ésta.