El cine español lleva ya unos cuantos años diversificando de forma notable el tipo de obras que se hace, dejando así atrás todos esos tópicos asociados a unos tópicos que hace ya bastante que dejaron de tener una razón de ser. En mi caso, me alegra que el cine de género se haya recuperado y que todos los años lleguen a las salas varios títulos que la mayoría de las veces distan de ser memorables, pero sí que suelen cumplir al menos unos mínimos.
‘Summer Camp’ es una nueva propuesta dentro de esa tendencia, ya que la ópera prima de Alberto Marini, guionista de títulos como las notables ‘Mientras duermes’ y ‘El desconocido’, no supone revolución alguna y tampoco hace las cosas tan bien como para que su visionado sea poco menos que obligado. Sin embargo, sí que sabe cómo jugar al despiste con el espectador para mantenerle interesado y que así su ajustado metraje se pase volando.
Las apariencias engañan
Da la sensación de que la principal premisa de ‘Summer Camp’ es transmitir que parece una cosa para luego ir en otra dirección. Eso se manifiesta de diversas maneras, empezando con un primer acto más propio de un slasher que de una película de infectados -mi recomendación es que no queráis saber más al respecto, por lo que mejor no veáis el tráiler- para más tarde ir jugando con las apariencias con la intención de subvertirlas.
La clave entonces está en saber hasta qué punto eso es algo que maneja bien el libreto escrito por Danielle Schleif y el propio Marini, porque una cosa es juguetear con el público y otra cosa estafarle en aras de los giros gratuitos. En el caso de ‘Summer Camp’ triunfa lo primero sobre lo segundo con claridad, en especial por el efectivo giro que se da a la infección en sí misma y que la aleja de una fórmula que lleva ya varios años muy desgastada.
Sí que es cierto que el Marini director quizá subraya más de la cuenta ciertos detalles sobre el origen de la infección para centrar nuestra atención en una dirección, pero luego es algo que se va explicando sin llegar a traicionar del todo esa expectativa que ha creado. La película será mejor o peor -ahí ya, como siempre, depende de la visión de cada uno-, pero no se puede decir que no respete las reglas del universo que ha creado, algo esencial en todos los casos, incluso cuando apuesta por un realismo lo más puro posible.
’Summer Camp’, un efectivo pasatiempo de terror
Otro elemento esencial en un relato es que realmente nos importe lo que pueda sucederles a los personajes, ya que es obligación de la película conseguirlo en lugar de creer que es algo que vamos a hacer sin más por habernos puesto a verla. Aquí se produce un fenómeno curioso, ya que la construcción de los cuatro monitores no es nada del otro mundo -apenas están perfilados los detalles que los diferencian entre sí-, pero los actores consiguen corregir la más que probable indiferencia que íbamos a sentir.
Con esto no esperéis un nivel de empatía y sufrimiento al que encontraréis con los protagonistas de la muy recomendable ‘Green Room’ que también llega este viernes a los cines españoles, pero los actores saben valerse de unos personajes un tanto endebles y que no van mucho más allá del tópico andante para transmitir esa agonía por la que pasan, algo a lo que también ayuda ese giro de tuerca al cine de infectados dado por Marini y Schleif.
Del cuartero protagonista es Andrés Velencoso -en un papel inicialmente previsto para Álex González- el que cuenta con menos opciones de destacar, pero da la talla de forma más que correcta. Eso sí, Diego Boneta, Maiara Walsh y Jocelin Donahue destacan más y saben hacerse fuertes con el material que cada uno de ellos ha de defender y consiguiendo cierta química entre ellos. Todo eso lo adornamos con un eficiente manejo de la tensión por parte de Marini y nos queda un pasatiempo de terror bastante apañado.
Eso sí, no esperéis una película muy desatada en términos de gore, ya que aquí se limita a cumplir sin caer en el exceso, ya que no deja de ser el barniz necesario para que el suspense gane intensidad y que la sensación de peligro no decaiga, sin olvidarse de un acabado técnico bastante estimable. También os aviso que la explicación de todo acaba siendo un tanto mundana -aunque el desenlace sí que tiene mucha potencia-, y es que es en los pasos a llegar a ella donde reside el encanto de ‘Summer Camp’.
En definitiva, ‘Summer Camp’ es un buen entretenimiento de terror por su capacidad para ir jugando con las expectativas del público, por la habilidad de Marini para mantener el clima de suspense y por el buen trabajo de sus protagonistas pese a tener a su disposición a personajes poco memorables. Con eso para mí ya fue más que suficiente para que su visionado me mereciera la pena, pero tampoco esperéis poco menos que un milagro como el de ‘La bruja’ (‘The Witch’), porque no lo encontraréis aquí.
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