Una vez, hace mucho tiempo, las películas de colegas (buddy movies) eran lo máximo que podíamos pedir al cine de entretenimiento. Muchas de nuestras estrellas favoritas pasaron por ahí: Michael J. Fox, Will Smith, Eddie Murphy, Bruce Willis o incluso Tom Hanks pasaron por ahí. 'Stuber Express' es una nueva opción de volver a recordar aquellos viejos buenos tiempos.
Colega, dónde está mi taxi
Mientras Dwayne Johnson sigue inmerso en películas de presupuestos monstruosos, Dave Bautista pone músculo y ceguera, pero también corazón, en una comedia de acción de la vieja escuela. Su policía cegarato en busca de venganza a bordo del vehículo alquilado por un hilarante Kumail Nanjiani es uno de los héroes más simpáticos de los últimos estrenos modestos que se han tenido valor de plantar cara a otros productos mucho más caros.
La trama de 'Stuber Express' es muy sencilla. Puede que incluso suene simple. Pero aún así parte de una premisa original: un policía duro, una máquina de repartir mandobles y de puntería infalible, se encuentra inmerso en un día de furia al descubrir que el asesino al que está buscando desde hace meses se pone a su alcance... el día en que se ha operado de la vista.
Si además de una pareja protagonista realmente encantadora añadimos las siempre disfrutables aportaciones de Natalie Morales, una irreconocible Mira Sorvino y un villano (un tanto desaprovechado) interpretado por esa otra máquina de matar que es Iko Uwais, 'Stuber Express' es un pasatiempo difícil de resistir.
Acción, humor y carreras
Tal vez el aspecto más sorprendente de la película sea el más que competente trabajo de Michael Dowse, que agarra el guión de Tripper Clancy y se siente como en casa cobijado por dos nombres punteros en la comedia actual: John Francis Daley y Jonathan Goldstein, responsables de algunas de las mejores comedias norteamericanas de los últimos años, como 'Noche de juegos' o 'Cómo acabar con tu jefe'.
La dirección de Dowse funciona cuando dota de ritmo a las constantes réplicas entre los protagonistas, en espectaculares peleas como la del prólogo de la película o en los sorprendentes, inesperados y muy gráficos momentos de violencia gore, que dejan en evidencia los de los clímax de la última entrega de Rambo.
Cuando una comedia tan ligera nos devuelve a ese lugar feliz que fueron las películas de colegas de los 90 durante casi cada uno de sus milagrosos noventa minutos, hay que mostrarse agradecido.
Tan feliz es ese lugar que lo de menos son sus imperfecciones o el desaprovechamiento de un villano que debería ser temible y en realidad no se muestra excesivamente letal. La química entre Bautista y Nanjiani es alucinante, las réplicas tronchantes y el gore selecto, sorprendente y de gusto exquisito.
Ver 6 comentarios