Nadie imagino en verano de 2019 que íbamos a tener que esperar casi tres años para el estreno de nuevos episodios de 'Stranger Things. Finalmente será este próximo viernes 27 de mayo cuando la imprescindible serie de Netflix regrese con los siete primeros capítulos de su cuarta temporada. Los dos restantes no llegarán hasta el dos de julio, incluyendo el más largo de la serie con diferencia, ya que superará con creces las dos horas de duración.
Por ahora yo ya he podido ver los cinco primeros capítulos de 'Stranger Things 4' y he quedado muy satisfecho con ellos. Es cierto que son mucho más largos de lo habitual -ni uno de ellos baja de la hora de metraje-, pero la serie de los hermanos Duffer sigue siendo una gozada, pues mantiene su elevada dosis de entretenimiento y además potencia su vertiente más terrorífica.
Pequeños lunares
La propia plataforma está vendiendo está cuarta temporada como el principio del fin, pues ya está confirmada que la quinta entrega servirá para dar cierre a la serie. Eso supone que haya que empezar a dar respuestas a algunas de las incógnitas que había ido dejando 'Stranger Things' a lo largo de los años.
Ya esos primeros ocho minutos que Netflix lanzó para ir abriendo boca nos hicieron repensar lo que pensábamos hasta ahora de Once, algo en lo que los Duffer siguen profundizando, aunque se da la particularidad de que el retrato del personaje interpretado por Millie Bobby Brown es más estimulante cuando se centra en su nueva realidad sin poderes que en lo que llega después. Tampoco ayuda que por la cabeza del espectador pueda pasar el tramo inicial de 'Fringe' y lo pesado que se hacía un recurso narrativo recurrente que luego la serie de J. J. Abrams, Alex Kurtzman y Roberto Orci dejó de lado.
Con todo, es un mal menor de cara a lo que todos sabemos que acabará llegando, y de mientras las otras líneas narrativas se disfrutan tanto que poco importa esa pequeña molestia. Ya os adelanto que no esperéis ver a todos los protagonistas juntos y que lo sucedido al final de la tercera temporada ha dejado secuelas obvias en todos ellos, por lo que de entrada toca centrarse en cómo están intentando salir adelante para ir añadiendo cosas a partir de ahí.
Es verdad que todos los capítulos hubiesen agradecido algo menos de duración, no hasta el punto de hablar de algunas escenas como relleno pero sí como que su aportación no es tan importante como para que se pierda gran cosa prescindiendo de ellas. A cambia, el trabajo de puesta en escena es impecable y el ritmo envidiable, por lo que esa pequeña debilidad también pierde peso.
Un gran entretenimiento
Una vez destacados todos los puntos flacos, lo que nos queda es una temporada con las ideas muy claras sobre qué quiere contarnos y cómo hacerlo, contando además para ello con un despliegue de medios impresionante. Se dijo que Netflix había gastado la friolera de 270 millones en esta cuarta temporada y siempre luce en pantalla, dejándonos además alguna escena especialmente memorable.
Lo mejor de todo es que eso no aplica únicamente al uso de efectos visuales -muy cuantioso y siempre convincente, aunque reconozco que yo echo un poco de menos el enfoque más sucio, artesanal y decadente del Mundo del Revés de la primera temporada-, pues también hay tiempo para bordar el uso del montaje paralelo o para zambullirnos de lleno en un gran tiroteo. Variado y siempre a un gran nivel, porque todo está realizado con gusto y sabiendo lo que se busca con ello.
En lo puramente narrativo, 'Stranger Things' deja parcialmente de lado esa vocación de blockbuster veraniego que exhibió en la tercera entrega para apostar más por el thriller, tanto en lo referente a la investigación alrededor de Vecna, esa criatura que está sembrando el caos, como en todo lo referente a los intentos de Hopper por recuperar la libertad. Eso sí, humor sigue habiendo, pero es que eso también forma parte del ADN de la serie.
Todo eso con momentos de terror impropios en una serie para un público tan amplio. Por lo pronto, en esa faceta impresiona más que 'Doctor Strange en el multiverso de la locura', de la cual hasta hubo polémica por supuestamente pasarse un poco de la raya. No esperéis nada asombroso comparado con propuestas que apuesten de forma abierta por los escalofríos y el gore, pero sí un uso generoso y acertado de ese recurso.
Por último, el reparto está tan hecho a sus personajes que la naturalidad que desprenden está fuera de toda duda, tanto en los momentos en los que tienen que hacer un poco el tonto como cuando se enfrentan a una situación a vida o muerte -el final de un episodio, no diré cuál, es especialmente memorable en este último punto-. De los nuevos fichajes el que más presencia tiene es Joseph Quinn como Eddie, pero las estrellas de la función siguen siendo los viejos conocidos.
En resumidas cuentas
La cuarta temporada de 'Stranger Things' se está ganando con creces un lugar entre las mejores series de Netflix de 2022. No ha sido hasta empezar a verla cuando me he dado cuenta de lo mucho que la echaba de menos, y el reencuentro con Hawkins ha estado a la altura.
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