'Stath Lets Flats' llega a España a través del Serializados Fest con el aval tan rotundo que supone ser la serie que ha desbancado a 'Fleabag' como mejor comedia en los premios BAFTA TV. Ahora, y hasta el jueves 29, podemos ver sus tres primeros episodios en Filmin.
Cocreada y protagonizada por Jamie Demetriou, 'Stath Lets Flats' —literalmente "Stath alquila pisos"— sigue a un algo desastroso agente inmobiliario que trabaja en la agencia de su padre (Christos Stergioglou). Natasha Demetriou ('Lo que hacemos en las sombras'), Dustin Demri-Burns, Katy Wix y Al Roberts forman parte del reparto.
La serie es pequeña. En todos los sentidos. Es la típica producción británica de presupuesto mínimo, seis episodios por temporada —llevan dos y va una tercera en camino— y que básicamente se hace en casa o, lo que viene a ser lo mismo, entre familia y amigos. Lo cual, lejos de ser una queja, potencia la cutrez en la que quiere empaparnos la comedia.
Alquilando cuchitriles por lo que cuesta tu alma
Una comedia que basa gran parte de su humor en la incomodidad británica y en las pocas aptitudes para la profesión (y para la vida) de su protagonista y de una hermana que estudia cosas de bailar y aplaudir. A ratos da la sensación de que Stath es un nuevo David Brent, pero Demetriou no tiene la genialidad ni el carisma de Ricky Gervais aunque sí que se reconocen influencias de 'The Office' en estos primeros episodios.
Parte del humor de la serie no solo está en el retrato de su protagonista, sino tambien en lo absurdo del mercado inmobiliario, londinense en concreto. Stath enseña pisos enanos y mal diseñados por 1780 libras al mes. No es demasiado difícil, de hecho, hacer el paralelismo con lo que pasa en Madrid y otras capitales españolas y no saber si reir o llorar ante la realidad. Que, también os digo, podrían meterse algo más en las características de este mercado.
Hay, por lo menos en estos primeros episodios, una ejecución algo dubitativa. Demetriou y Robert Popper saben lo que quieren tratar, pero dejan una sensación de que el material no está lo suficientemente pulido y esto se transmite a escena, dirigida por Tom Kingsley.
Puede que entremos más o menos en la propuesta pero, a pesar de mi escepticismo, no puedo dejar de mirar. Es como quien ve a alguien patinando sin saber, intentando mantener el equilibrio y haciendo aspavientos para no caer. En realidad no queremos mirar pero no podemos apartar la mirada.
Cuando funciona mejor 'Stath Lets Flats' es cuando se juntan Stath y su hermana. Se nota que son hermanos en la vida real y tienen gran química en pantalla que hace que, por momentos, se vislumbres momentos muy inspirados. La comedia intenta caminar, algo a marchas forzadas, por un terreno resbaladizo. Por lo menos lo suficiente como para ahuyentar algún que otro espectador. Desde luego, no es para todos. Pero para quien entre, devorará los episodios.
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