La fuerza ha despertado. Diez años han pasado ya desde que George Lucas pusiera punto y final a la trilogía de precuelas de Star Wars con la que completaba la historia de Anakin Skywalker. Era cuestión de tiempo que se hiciera una secuela, adentrándose así en terreno inexplorado. Sin embargo, tuvimos que esperar a que Disney comprase Lucasfilm en 2012 para que el anhelo de muchos se hiciera realidad. La gran duda que nos faltaba por resolver era si la franquicia iba a recuperar esa magia que cautivó en su momento a millones de personas.
Aún habrá que esperar un poco para poder valorar con auténtica perspectiva el trabajo de J.J. Abrams, principal responsable de lo que es ‘Star Wars: El Despertar de la Fuerza’ (Star Wars: The Force Awakens), ya que no estamos ante una película más –o al menos no lo es para muchos- y eso siempre va a influir en cierta medida en nuestra reacción inicial. Por mi parte, quedé muy satisfecho con lo que ante todo creo que es un impresionante nuevo comienzo que tiene la suficiente valentía para buscar su voz propia sin traicionar la esencia de Star Wars.
’Star Wars: El Despertar de la Fuerza’, imperfecta pero magnífica
‘Star Wars: El Despertar de la Fuerza’ no es perfecta, pero es que eso era imposible y además tampoco necesita aspirar a ello para ser una de las mejores películas de 2015 y de la saga. Es en el guión de Michael Arndt posteriormente reescrito por Lawrence Kasdan y el propio Abrams donde encontramos ciertas debilidades por hacer que algunos personajes –y sus tramas- queden un poco desdibujados-.
A su vez hay ciertas decisiones en lo referente a su entramado argumental que por norma general son funcionales en sí mismas –hacen avanzar la historia sin complicarse demasiado-, pero que no siempre tienen la fuerza adecuada para que uno se deje llevar encantando ante la montaña rusa que es la cinta. No son más que pequeños detalles, pero tanto en esto como en lo referente a los personajes hay que recordar que sólo estamos ante la primera parte de la trilogía, por lo que esas pequeñas lagunas quizá estén de ahí de forma intencionada para que funcione mejor vista como un todo.
Además, calificar de malo el libreto sería una temeridad, ya que son pequeños problemas hasta cierto punto imprescindibles para que ‘Star Wars: El Despertar de la Fuerza’ tenga un ritmo sin el más mínimo altibajo, y eso que sabe tomarse su tiempo en determinadas escenas en lugar de limitarse a hacer que todo avance lo más rápido posible. Para ello, es cierto que el esqueleto toma varios elementos del Episodio IV, sobre todo en lo referente a los villanos, pero sin caer nunca en el error de ser un simple remake encubierto, que era lo que sucedió hace bien poco en el caso de ‘Jurassic World’.
Equilibrando lo nuevo y lo viejo
A decir verdad, ‘Star Wars: El Despertar de la Fuerza’ sabe cómo jugar con la nostalgia sin regodearse en ella, pues no faltan ciertas frases míticas y otros detalles para llegar directamente al corazón de los amantes de la saga, pero están bien dosificados y utilizados en el momento justo para que no sea una simple referencia por la referencia. Uno de sus mayores aciertos es que no pretende abrumar, y eso se traslada a todos los aspectos de la película, incluyendo su extraordinario despliegue técnico, donde es cierto que hay una cantidad destacada de efectos especiales, pero sin llegar nunca a resultar una simple cinemática más o menos inspirada –normalmente lo segundo- como pasa a menudo con las precuelas –sobre todo en ‘El Ataque de los Clones’-. Aquí los trucajes más tradicionales también ganan peso y eso le sienta de maravilla.
De hecho, se agradece mucho que esos avances tecnológicos también se apliquen para realzar el estado un poco cochambroso de determinados escenarios y naves, huyendo así de los excesos digitales que podrían restar fuerza al componente más humano de la historia. Ahí está otro de los logros de ‘Star Wars: El Despertar de la Fuerza’, ya que Abrams consigue que sea tanto emocionante como emocional, y sin sentir la necesidad de subrayar demasiado ciertas revelaciones. Algunos quizá piensen que así no tienen la fuerza necesaria, pero a mi entender hacen que todo fluya de forma mucho más natural en lugar de buscando altisonancias que quizá no quedasen tan bien como podría parecer sobre el papel.
Seguro que a estas alturas os estaréis preguntando si hay alguna criatura que eche un poco todo por tierra como sucedía con Jar Jar Binks o los Ewoks y la respuesta es que no. La estupidez y los personajes pensados para conquistar al público infantil menos exigente no tienen la más mínima presencia. Es innegable que todo está pensando al detalle para sacar el máximo dinero posible con el merchandising –se van a hinchar a ganar dinero ya sólo con el simpatiquísimo BB-8-, pero eso no deriva en un –imperdonable- sacrificio artístico.
Los nuevos personajes
Salvada esa gran duda, también conviene aclarar que los nuevos protagonistas funcionan a las mil maravillas, y además existe una gran química entre Daisy Ridley y John Boyega, lo cual ayuda a elevar aún más interpretaciones, ya de por sí repletas de energía. Por su parte, Adam Driver compone un villano inolvidable al que quizá lo único que pueda achacarse es que le falta un puntito de intensidad adicional cuando aparece con el rostro descubierto, ya que no deja de ser él. Los demás también cumplen muy bien, y me gustaría destacar la –relativa- proximidad en la personalidad del Poe Dameron de Oscar Isaac respecto al mítico Han Solo.
Sobre los grandes clásicos, Han Solo y Chewbacca son los que tienen más peso en ‘Star Wars: El Despertar de la Fuerza’ y el único cambio en ellos es que el primero ha envejecido. Por lo demás, Harrison Ford vuelve a bordar uno de sus personajes más míticos, entregándose en cuerpo y alma para la causa. Además, tanto él como los demás actores se ven muy beneficiados por la sabia utilización del humor por parte de Abrams para que la película nunca pierda sus raíces y funcione –casi- a la perfección como entretenimiento familiar. La única que sale perdiendo es una Carrie Fisher un poco desaprovechada.
La dirección de Abrams y otros detalles
Esto último también se nota en el trabajo de puesta en escena de Abrams, quien sabe al mismo tiempo potenciar el dinamismo y mantener todo controlado con mano férrea, ya que podría habérsele ido muy fácilmente de las manos por mucho que lo que cuente sea en realidad bastante sencillo. Además, me gustaría destacar la enorme fuerza visual que logra imprimir a todo el tramo final de ‘Star Wars: El Despertar de la Fuerza’, donde se encuentran las dos mejores escenas de la película, sobre las cuales, obviamente, no diré nada más.
La sensación que me queda es que Abrams ha aprendido mucho rodando las dos muy disfrutables entregas de ‘Star Trek’ que dirigió, pero aquí se percibe auténtica pasión por el universo que aborda, tanto por los elementos que hereda del pasado como por las grandes novedades, y esa entrega es algo que logra llevar la película un poco más allá. Todo ello sabiendo equilibrar su componente de gran espectáculo visual –y eso que luego mi momento favorito destaca más por lo humano que por cualquier otra cosa- con la necesidad de contar una historia con la que el espectador pueda conectar de una forma u otra.
Hay muchos más detalles de los que me gustaría hablaros, pero la necesaria limitación de los spoilers me haría tener que retorcerlo de tal forma que no creo que merezca la pena hacerlo, así que me centraré finalmente en la banda sonora de John Williams, a la que es cierto que le falta ese pequeño plus que diferencia lo que está realmente bien de lo que puede convertir algo en realmente mítico, pero su partitura sabe alternar los temas más clásicos con novedades que realmente suenan como tales para reforzar ese equilibrio entre lo nuevo y lo viejo del que hace gala la película.
En definitiva, ‘Star Wars: El Despertar de la Fuerza’ es una gozada de película que nos recuerda los motivos de que seguramente sea la saga más querida de todos los tiempos. Es muy entretenida, impresionante sin resultar abrumadora, tiene personajes que realmente te enganchan y sabe jugar con la nostalgia para abrir una nueva aventura de la que ya estoy deseando ver su próxima entrega. Y sí, tiene sus fallitos –de guión principalmente-, pero que nunca llegan a ser un problema serio dentro la cinta y que son directamente naderías si los comparamos con los de otros bodrios recientes.
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