Acercarse al cine de Andrei Tarkovsky puede ser para un cinéfilo poco curtido una experiencia de lo más terrible. Si los que ya maman cine desde que han nacido se desesperan a veces cuando ven una película del mítico director ruso, imaginaos aquellos que ven el cine como quien mira la televisión. Dicen que Tarkovsky buscaba a Dios, algo que se nota mucho viendo su cine. Tarkovski revolucionó el séptimo arte, yendo, o pretendiéndolo, más allá que otros directores tan ilustres como él. Se sirvió del cine como herramienta para postulados filosóficos que darían para días y días de debate. Y además quería hacer reflexionar al espectador, al que le hacía tragarse siempre unos tochos enormes como la película que nos ocupa. Y es que dos horas y media son demasiadas para lo que 'Stalker' cuenta.
'Stalker' está ambientada en un futuro, o pasado, no determinado. Stalker es un hombre normal y corriente, cuya misión en la vida es conducir a los curiosos en busca de respuestas a un lugar llamado La Zona, en la que hace tiempo cayó un meteorito, posiblemente una nave extraterrestre, y ahora está custodiado. Stalker es el único que puede burlar la vigilancia, y junto con dos hombres iniciará un viaje que traerá consigo consecuencias trascendentales. O no.
Lo más fascinante de 'Stalker' es su enorme fuerza visual. Todo lo que ocurre fuera de la Zona está tratado con tono sepia, casi en blanco y negro. Y lo transcurrido dentro de la Zona, en color. El contraste es evidente. Fuera de la Zona todo es más triste y desolador, el hombre se hunde en su propia existencia y el sentido de la misma puede que no sea desvelado nunca. Dentro de la Zona todo puede ocurrir, el hombre se adentra en un mundo de color, vivo, en el que todo cambia completamente y cada dos por tres, la esperanza o los sueños parecen difíciles de conseguir, pero es allí donde pueden ser alcanzados. Y para hablar de todo ello, en lo que se dan cabida cuestiones existenciales, religiosas y científicas, la película está protagonizada por simplemente tres personajes en el bloque central del film. Un hombre corriente con una habilidad, un profesor y un escritor, cada uno con intereses distintos, y a los que la experiencia vivida en la Zona les hará plantearse muchas cuestiones. Un viaje que rompe con todas las reglas establecidas en el espacio y el tiempo, en el que hay que sortear un montón de peligros, los cuales también cambian continuamente. Un precio que quizá merezca la pena pagar para poder alcanzar los sueños. Pero la verdad es mucho más terrible y desoladora de lo que se pueda imaginar nadie.
Tarkovsky se toma su tiempo para llevar al espectador a donde quiere. Y si bien, visualmente nos hayamos ante una película perfecta, a pesar de algunas cutreces, las cuales son bien aprovechadas por el director, la misma se hace eterna. El film es tedioso, muy tedioso, y aunque esto nos da tiempo para ponernos a pensar en lo que el director nos plantea, es a todos luces excesivo. Tarkovsky es un literato que filma, un filósofo que utiliza una cámara, un pensador con el montaje como arma. Depende del espectador entrar o no en su juego, en su mundo, el cual no está hecho para todos los paladares. Y también deja el final a la libre interpretación del espectador. Todo ello reflejado en un personaje secundario, la hija pequeña de Stalker. ¿Existen los milagros? ¿es ella uno? ¿es la respuesta del propio Tarkovski a sus personajes para indicarles que existe algo más allá de la lógica?
'Stalker' no es una película para un sólo visionado, requiere de algunos más para poder adentrarse en todos sus enigmas y cuestiones. Incluso requiere el hablar sobre ella después de verla, más que el hecho de volver a verla en sí. Tarkovsky reafirmó su condición de artista con este film, años después de ser encumbrado por todos por su 'Solaris'. Hizo siete películas, a cada cual más densa. 'Stalker' es una buena muestra para acercarse a su cine, eso sí, con el chip bien cambiado. Interesante y tedioso. Cansino y profundo. Tenéis a vuestro alcance la película en una excelente edición, llena de extras, al igual que el resto de la filmografía de Tarkovsky, salvo 'Nostalghia'.