Los hermanos Wachowski vuelven a dirigir una película desde 'Matrix Revolutions' (2003). 'Speed Racer' es la adaptación de 'Mach Go Go Go!', la serie de Tatsuo Yoshida, que en España se llamó 'Meteoro'. La historia gira en torno a un joven que conduce el Mach 5, un coche que vuela en cada carrera donde compite, llamando la atención de una poderosa compañía, que pretende hacerse con los servicios del chico para seguir en lo más alto; sin embargo, éste rechaza la oferta y decide continuar bajo la protección de su padre, lo que provoca el enfado de la corporación, que se propone hundirle. La película se estrenó en nuestro país el pasado 9 de mayo.
'Speed Racer' puede verse de varias formas. Desde un punto de vista algo simple, estamos ante un lo que podemos llamar "videojuego cinematográfico" para niños, en el que, como mínimo, echamos en falta el mando de la consola; se deja al espectador fuera, como si estuviese asistiendo a una partida jugada por otro, donde la diversión y la participación, objetos de la experiencia, están en manos ajenas. Así, estaríamos ante otra cosa, al margen de lo que entendemos como cine. Y claro, aburrida. Por otro lado, habría otra forma de entender esta película, que quizá no sea la visión más compleja, pero desde luego es diferente a la anterior, que no tiene ningún tipo de dificultad de análisis. Este otro enfoque es considerar 'Speed Racer' como un producto cinematográfico del futuro, de un momento que aún no ha llegado. Por mi parte, sin embargo, creo más acertado no irse ni a un extremo ni al otro.
Me parece que el principal error de los Wachowski ha sido el de intentar abarcar o llegar a un público demasiado aomplio y heterogéneo, sin perder su forma de entender el cine. De este modo, 'Speed Racer' es una propuesta estimulante pero también fallida, porque es muy difícil que un público infantil llegue a apreciar todo lo que hay en ella, pero para un público adulto la película resulta algo simple, mirando la trama, los personajes y que en todo momento te anticipas a lo que ocurre, careciendo de sorpresas. La película es una adaptación de una serie para niños, y los directores no han querido ir más allá, en lo que a historia y principales destinatarios del producto se refiere.
No es raro encontrar fans de este film con más años que dedos, siempre los hay. Hoy he visto un vídeo de una artista que se filma tocando el agua del grifo. Es autista y dice que habla con las cortinas. Tiene una legión de seguidores, además de eso, estar considerada como artista. Quiero decir, todo puede tener fans, he ahí la gracia de todo esto (supongo). De todas formas, no pretendo comparar una cosa con otra, 'Speed Racer' con la obra de esa mujer o algo similar. Lo que han hecho los hermanos Wachowski se merece toda nuestra atención. Es un film de extraordinaria factura visual. Es otra cosa. No has visto una película así antes.
Lo más impresionante de 'Speed Racer' es su estilo visual. Pero no sólo por esos extraños y llamativos planos supercoloristas donde los actores (muchas veces sólo rostros en planos muy cercanos) se funden con creaciones digitales de todo tipo, con esa estética que bebe de todo, tanto del cine como del videojuego, el manga y las series televisivas, sino también, y sobre todo, porque ese formato visual tiene un sentido y está perfectamente integrado en lo que se está contando, para que el espectador no se pierda. Esto no es 'Transformers'. Aquí podemos ver lo que ocurre en todo momento, a pesar de lo increíble de las carreras y la velocidad de los "coches".
Lo de esta película es alucinante. Que se mezclen un montón de vehículos futuristas, auténticas naves espaciales (de hecho, casi parece que estemos asistiendo a una batalla en el espacio), misiles de luz que van a mil por hora, por escenarios imposibles, realizando maniobras imposibles, en una competición imposible, donde todo parece convertirse en un espectáculo de luces y sonido... y a pesar de todo el espectador no se pierda nunca. El orden de la carrera está claro siempre, todo lo que acontece se ve, está ahí. Es realmente asombroso. Los Wachowski nos atrapan desde el principio y no nos sueltan en ningún momento, casi dejándonos sin respración. Sin aire, sin pestañeo, sin pensamiento. Quizá éste sea el principal arma que utilicen los detractores de este film, viéndolo como un videojuego para niños. Pero creo que se equivocan. Aquí no quieren que pienses. Como tampoco quiere que pienses Spielberg con su 'Indiana Jones y el Arca Perdida'. Es que a veces parece que el hecho de mantener pegado al público a las butacas durante toda la sesión que dura un film es algo sencillo. Ya. La hostia de fácil. Así está la cosa, echen un ojo a la cartelera.
El ritmo de 'Speed Racer' es bestial. Va tan rápido como el Mach 6. Arrollador. Así que cuidado con la bolsa de palomitas y el refresco, es posible que te los dejes enteros cuando lleguen los créditos. Los Wachowski no dan respiro al espectador. Pero no todo aquí es velocidad galáctica. Los directores han querido (suponemos) hacer un film para todos los públicos, que pueda reunir a la familia ante la pantalla, pero pensando sobre todo en los niños, esos grandes perjudicados con el cine actual (al igual que los amantes del cina clásico que no saben apreciar otra cosa porque, sencillamente, se hace ahora). Por eso, la trama de 'Speed Racer' y todos sus personajes (o casi todos) tienen una capa de humanidad que sin duda rellena lo digital, lo artificial, aportando alma. No estamos ante una película de Frank Capra, como casi pretendía vendernos Joel Silver, pero sin duda hay algo de calor humano en el film.
'Speed Racer' no es animación, hay actores de carne y hueso, y se nota, aportan mucho. Lo real se mezcla con lo irreal para ofrecer una simbiosis muy disfrutable. Lástima que los Wachowski no hayan dado un paso más, uno más radical aún, a lo 'Matrix'. Quizá no les han dejado, pero lo dudo. Desde luego, soy egoísta, no quiero ver una película infantil, quiero que haya más oscuridad, más mala leche, más agresividad, más dramatismo. Pero bueno, qué vamos a hacerle, ellos han querido que sólo lo disfruten los más pequeños (malditos). Igualmente, eso sí, se echa en falta alguna que otra sorpresa o giro de guión mínimamente inesperado. Todo es muy convencional en la trama. Es que la mente hace como el protagonista y se adelanta a todo, desde el asunto de Racer X a la carrera final, que cualquiera puede describir, punto por punto, antes siquiera de empezar.
Como he señalado, los actores tienen su papel crucial en 'Speed Racer', que no funcionaría igual sin ellos. Por mucho que el haber rodado todo con las habituales pantallas verdes, sin escenarios reales, pueda dar la impresión contraria. Los rostros y la humanidad de John Goodman, Susan Sarandon, Emile Hirsch o Christina Ricci son ingredientes necesarios para la experiencia que nos proporciona la película. Ellos nos representan en ese mundo fantástico, son nuestros avatares en el universo ideado por los Wachowski. Quiero destacar especialmente a Matthew Fox, el famoso Jack de la serie 'Lost', que se encarga de un dar vida a un personaje estupendo, misterioso, violento, casi fuera de contexto. Fox le da al film un toque diferente, ése que pedía en el párrafo anterior; el suyo es un rol que poco tiene que ver con el de Speed o su hermano pequeño y el monillo que siempre le acompaña (el chaval es un clon en pequeño de Goodman, y aunque a veces él y el mono resultan cargantes, también consiguen arrancar algunas risas y en todo caso creo que son elementos necesarios en este producto).
Me quedo con tres momentos de 'Speed Racer'. El primero, durante la carrera inicial, cuando el protagonista comienza a recordar a su hermano y no puede evitar las lágrimas, justo antes de frenar su imparable marcha para no romper el récord del circuito; el segundo, cuando Racer X asalta la caravana de los mafiosos, con homenaje al cine negro clásico incluído; el tercero, el final de la carrera definitiva, ciertamente emocionante, desde que Speed se comunica con su coche hasta que...
Como lograron en 'Matrix' (no en sus secuelas, ni antes, con su debut de encargo), los hermanos Wachowski toman todo tipo de influencias y las retuercen para aportar algo diferente, fresco, que no pierde el objetivo central de entretener al espectador. Posiblemente se han pasado de rosca, de velocidad, o a lo mejor se han adelantado a su tiempo, creando una película para los niños del mañana; es imposible asegurar esto con seriedad, no estamos en ese tiempo y no sabemos cómo se recibirá el film por personas que aún no existen. En cualquier caso, eso sí, esta 'Speed Racer' es una propuesta que podría catalogarse de imprescindible, al menos para todo aquel espectador deseoso de nuevos platos, cansado de tanta oferta insustancial y clónica, ansioso por descubrir los nuevos horizontes del cine digital. No es una gran película (quizá en diez años lo sea, ya digo), pero sí muy creativa y, sobre todo, tremendamente divertida.
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