En su Reino Unido natal ya conocían su talento con anterioridad, pero muchos no descubrimos a Ricky Gervais hasta ‘The Office’, una estupenda sitcom que años más tarde contaría con una adaptación americana. Poco después se superaría a sí mismo con la excelente ‘Extras’ y seguro que no era el único que tenía muchísima curiosidad por ver de lo que sería capaz con ‘Increíble pero falso’ (‘The Invention of Lying’), la cual coescribía, codirigía y protagonizaba.
Por desgracia, la cinta fue una decepción, algo que quizá influyó para que diese un momentáneo giro a su carrera con ‘Cruce de destinos’ (‘Cemetery Junction’), una propuesta estimable, pero que sabía a demasiado poco. Desde entonces había limitado su implicación en el cine a papeles secundarios y poco estimulantes en algunas comedias como ‘El tour de los Muppets’ (‘Muppets Most Wanted’), pero eso ha cambiado por culpa de ‘Special Correspondents’.
Estrenada en Netflix este pasado viernes 29 de abril, ‘Special Correspondents’ viene a sufrir de lo mismo que ‘Increíble pero falso’: cuenta con una premisa muy estimulante, aunque en esta ocasión se trata de una adaptación de la comedia francesa ‘Corresponsales especiales’ (‘Envoyés très spéciaux’), que luego desaprovecha de forma notable. Otra decepción más con Gervais en la gran pantalla, aunque quizá sea que simplemente debería centrarse en la televisión.
De especiales tienen bien poco
No es, ni mucho menos, la primera vez que el cine utiliza una mentira similar a la empleada por los dos protagonistas de ‘Special Correspondents’ con una finalidad satírica. Me viene por ejemplo a la mente el caso de la muy reivindicable ‘La cortina de humo’ ('Wag the Dog'), donde la invención de una guerra servía para desviar la atención de un escándalo presidencial. Sin embargo, aquí el objetivo es mucho más mundano, lo cual debería haber sido la base para desarrollar unos personajes interesantes.
Por desgracia, el libreto escrito por el propio Gervais carece de agudeza y mala baba, algo especialmente doloroso siendo él el responsable último de que ‘Special Correspondents’ sea como es -en Netflix son conocidos por dar mucha libertad creativa-. De hecho, sus mejores momentos quedan limitados a reacciones puntuales de alguno de los personajes secundarios -pienso sobre todo en el de America Ferrera- ante ciertas situaciones, pero son chispazos en la oscuridad.
De hecho, la propia evolución argumental está narrada con cierta desgana, saltando de una mentira a otra de una forma un tanto rutinaria hasta que llega un punto en el que los dos protagonistas tienen una única salida. Ahí sí que parece que la película parece que podría despegar, pero Gervais pronto opta por la solución más facilona, tanto para el problema de los dos protagonistas como con el -demasiado típico- conflicto latente entre ellos.
Por el camino es verdad que plantea algún detalle curioso, sobre todo en lo relacionado con el personaje de Vera Farmiga -siempre acertada, pero que aquí no brilla, ni de lejos, tanto como sé que es capaz-, pero incluso ahí domina en todo momento la sensación de estar limitándose a arañar la superficie en lugar de ir más allá en algo. Tengo claro que Gervais no tienen ningún problema en ser políticamente incorrecto, pero aquí parece que se contente con plantear algo, que ni siquiera es idea suya, y que con eso ya sea suficiente.
’Special Correspondents’ se conforma con darnos lo mínimo exigible
Tampoco esperéis nada relevante del trabajo de puesta en escena de Gervais, al cual podríamos calificar sin temor a equivocarnos de invisible, pero al menos sí que se llega a unos mínimos en los personajes, más por el talento de los actores implicados que porque Gervais realmente sepa exprimir a fondo sus posibilidades -y aquí también le incluyo a él como actor-, tanto de forma individual como por lo que pueden aportar al relato. Parece que hasta tiene miedo a equivocarse, y eso le agarrota.
Otro buen ejemplo lo tenemos con Eric Bana, que da de sobra la talla de lo que requiere el personaje -ese puntito de carisma sinvergüenza acostumbrado a salirse siempre con la suya-, pero el libreto no le da las armas suficientes para llevarlo más allá y su arco de -relativa- transformación está tan manoseado que acaba sucumbiendo al nivel medio de la función. Bueno, al menos tiene algo que hacer, que duele ver el pobre uso que se le da a Kelly Macdonald.
No obstante, he de ser justo y decir que al menos no llegué a aburrirme viendo ‘Special Correspondents’, ya que la apatía de Gervais no se traduce en un pasatiempo excesivamente soso -aunque algo de eso hay- como para, al menos, matar el rato. A mí me parece que eso es demasiado poco para una propuesta así y hubiera preferido que los errores vinieran por querer abarcar más de la cuenta como sucedió hace poco con cierta comedia reciente protagonizada por Hitler.
En definitiva, ‘Special Correspondents’ es una película a caballo entre lo cobarde y lo apático. No sé cuál de las dos cosas me molesta más, pero Gervais vuelve a demostrar aquí que el cine no es lo suyo. Es cierto que gran parte de mi decepción se debe a estar firmada por él, ya que dentro de que desaprovecha todas sus armas, no está mal como entretenimiento de perfil bajo; pobre consuelo estando recién estrenada la estupenda guerra civil de Marvel.
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