Puto Internet. Primero me quitó el quiosco y ahora me quita a mi hijo.
La coruñesa Vaca Films es una de las pocas, por no decir la única, productoras españolas que piensa en el público a la hora de producir una película apostando en el mayor número de casos por producir cine de género. Entre los títulos que han producido se encuentran cintas como 'Secuestrados' (Miguel Ángel Vivas, 2010) y 'Celda 211' (Daniel Monzón, 2009), que también son algunos de sus mayores éxitos, sobre todo el segundo, una de las películas más taquilleras de nuestro reciente cine. Títulos además en los que el tan ansiado éxito en estos tiempos de crisis no está reñido con la calidad del film, algo que no tiene por qué cumplirse en ninguna de las dos direcciones; ahí está el caso de la risible 'Invasor' (Daniel Calparsoro, 2012) para demostrarlo.
'Somos gente honrada' supone la ópera prima de Alejandro Marzoa tras unos cuantos cortometrajes, ayudado en el guión por Miguel Ángel Blanca y Juan Cruz, guionista y realizador de una película como 'Tapas' (2005), codirigida con José Corbacho que en el presente film ejerce también funciones de productor. La estela de la mencionada película se puede ver en el trabajo de Marzoa, una muy oportuna y necesaria historia sobre la actual crisis económica que respira verdad por los cuatros costados logrando llegar al espectador de forma directa, sincera y amable, quizá demasiado, pero que son virtudes que rara vez se ven por estos lares. Hablarle al espectador de tú a tú es algo que a veces los directores olvidan.
(From here to the end, Spoilers) 'Somos gente honrada' narra la historia de Suso y Miguel, dos amigos de toda la vida, ya entrados en los cincuenta y a los que la crisis no está tratando demasiado bien. Uno anda metido en una empresa constructora ya en bancarrota, y el segundo tiene que soportar que su suegro le ayude con dinero. Ambos tienen un hobby, ir a pescar, una especie de tradición que debido a la crisis se traduce en comprar la pieza en la pescadería. Una noche encuentran un paquete que resultan ser diez kilos de cocaína; es entonces cuando una gran oportunidad llama a sus puertas. Si venden la mercancía sus problemas económicos estarán solucionados, pero como en esta vida, todo tiene un precio ya que meterse en el mundo del narcotráfico no es algo en lo que habían pensado.
Podría parecer, debido a una muy errónea campaña de promoción, que la película es una comedia, una de esas aventuras locas sobre dos personajes que encuentran una gran cantidad de droga y se lo pasan en grande intentando alegrar sus vidas. Pero no. 'Somos gente honrada' hace honor a su título, y aunque la comedia se pasea por la función, esta jamás pierde el norte de lo que realmente quiere contar. Hay instantes cómicos, cómo no, baste citar la primera vez que Paco prueba la cocaína, probablemente el momento más humorístico de todos, pero si hablamos de comedia la película como mucho hará que esboces una sonrisa con cierta carga de amargura. Porque 'Somos gente honrada', a pesar de su tono amable, habla de cosas como la impotencia ante la imposibilidad de conseguir trabajo o dinero, de las malas compañías, de las buenas, del poder de la amistad, de la dureza de la nostalgia, y sobre todo de hacer lo necesario para (sobre)vivir con dignidad.
'Somos gente honrada' posee esa riqueza del pequeño detalle. Ese cubo vacío. Esa mirada perdida de Suso recordando a su mujer y añorando tiempos mejores. Esa breve secuencia del baile, tan lógica como emotiva. Y muchos más detalles que van insertándose en la acción, pequeñas gotas que van construyendo algo más grande. Me sobran algunos aspectos manipuladores en el guión, como la figura del suegro o la del entrenador, sin ningún tipo de matiz. O esa especie de coña con mala leche hacia el mundo de Internet, el causante de muchos males en la industria, y sin embargo posible pequeña salida económica para algunos que saben aprovecharlo. Hay que adaptarse.
Es una verdadera pena que una película como esta no esté funcionando en taquilla. Tal vez la gente no quiere que le recuerden su situación, o simplemente porque no hay explosiones y persecuciones. Por cierto, que la parte de thriller es lo suficientemente convincente y está muy bien compenetrada con el drama, uno de esos equilibrios de género que tantas decepciones ha causado. Sólo me rechina de forma muy estridente la labor de Unax Ugalde, poco creíble como policía y mucho menos como tipo duro ambicioso, por no hablar que la curva de su personaje va a base de trompicones, y Manuela Vellés, muy desaprovechada en un personaje totalmente anodino. Claro que poner a esos dos al lado de Miguel de Lira, que por fin encuentra un personaje protagonista a su altura, o Paco Tous, soberbio por entregado, parece un chiste. El resto, delicioso y encantador, servido con un buen ritmo y logrando que se empate con alguno de los personajes, algo clave en este tipo de films que reflejan una situación social.
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