Los spin-off en forma de serie animada para Disney+ van entre lo inane ('Monstruos a la obra'), lo intrascendente ('Dug y Carl') o lo vago ('Olaf presenta'). Por eso, cuando anunciaron una serie basada en Baymax, el adorable personaje hinchable de 'Big Hero 6', me temía lo peor. Y, sin embargo, me he encontrado con una de las mejores series de la plataforma, que me ha hecho reír a carcajadas y llorar al final de cada episodio. Una pequeña gran maravilla de seis capítulos de menos de diez minutos cada uno, perfecto para hacer un paréntesis en tu día a día.
Diez minutos de empatía y carcajadas
'¡Baymax!', que puedes ver aquí, podría haber sido una serie hecha rápidamente para pasar por caja, pero sus creadores han decidido tratar temas tabú, sentimentales y adultos sin que el público infantil se sienta discriminado. Los niños van a disfrutar de las locuras y los golpes de Baymax, pero los adultos se encontrarán con una historia rica en la que va a escaparse más de una lagrimilla. La calidad de la animación raya al nivel de la película, los nuevos diseños son carismáticos y asombrosos, y las historias que cuenta están muy bien pensadas para no caer en el sentimentalismo barato sin dejar de lado la parte emocional.
Hace mucho tiempo que no veía una serie que apelara tanto a la bondad de las personas, a superar tus miedos y a mostrar empatía por los demás sin tratar de sermonear. Ante todo, es una serie profundamente divertida en la que Baymax no ha perdido nada de la personalidad que ya tenía en 'Big Hero 6': cada vez que habla, sin excepción, es gracioso, y su condición de Terminator de la salud es aún más hilarante. Te perseguirá de forma incesante hasta que te cures, aunque eso signifique destruir media ciudad por el camino.
Pero '¡Baymax!' también es una serie esencialmente humanista y vitalista, que con la excusa de curar una infección o curar un tobillo roto cuenta historias de amor, cariño y ruptura con el pasado que te van a dejar el corazón calentito. Estos diez minutos son como un abrazo en el que uno siente que el mundo, después de todo, no está tan mal. Hoy en día es bastante meritorio.
La quejita de turno
Por supuesto, no podemos tener cosas bonitas, y tristemente es un tema del que tenemos que hablar. Si hace no tanto el tema de conversación era que dos mujeres se besaban durante dos segundos en 'Lightyear', obviando el hecho de que la película es una estupenda visión de la ciencia-ficción al estilo Pixar, ahora las mismas personas intentan que todo lo que se hable de '¡Baymax!' sea una escena en la que, durante un segundo, un hombre trans está comprando tampones.
Es un momento precioso de un episodio perfecto, y se defiende por sí solo. Si te molesta que en una serie hablen de la menstruación o que las personas existan, no es culpa de la serie. Y si un segundo en una serie o una película te va a impedir verla, quizá necesitas '¡Baymax!' más de lo que crees.
'¡Baymax!' te hace creer que puedes ser mejor persona, y no lo hace con monsergas ni con moralejas, sino con comedia, relaciones orgánicas y un final increíble. En solo diez minutos te hace conocer a un personaje mejor de lo que muchas películas consiguen en hora y media, sin que eso signifique parar de reír con las piruletas, los escáners y la lentitud inexorable de su protagonista o sorprenderte con la naturalidad con la que trata temas como la muerte o la menstruación, que no hace tanto eran tabú (y para muchos lo siguen siendo).
Entre piruletas y gatos callejeros
Normalmente en esta parte es cuando empezamos a poner pegas: dura demasiado, no se trata bien a cierto personaje, está forzado... Y, sin embargo, es muy difícil encontrarle problemas a '¡Baymax!', una serie que no tiene derecho a ser tan buena, entrañable, simpática e hilarante como es. Incluso se toma su tiempo para conectar con alguno de los personajes de la película original y en crear un cliffhanger al final de uno de los episodios.
Si nos ponemos puntillosos, sí, la estructura de cada episodio es muy parecida. Baymax encuentra a alguien con un problema físico, le persigue hasta curarle, hace lo que esté en su mano (literalmente) por dejarle sano y la cura lleva a una revelación personal. Pero en solo seis episodios de diez minutos no da tiempo a cansarse, y menos aún cuando cada uno de ellos está creado de forma casi artesanal.
En Disney+, donde el contenido parece sacado de una cadena de montaje y en el que la creatividad está bajo mínimos, se agradece muchísimo una serie como esta. '¡Baymax!' da esperanzas no solo hacia la humanidad, sino hacia el futuro del fondo de catálogo del servicio de streaming que tan pocas alegrías nos ha dado. ¿Una piruleta?
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