'Solo asesinatos en el edificio' fue una de las grandes revelaciones televisivas del año pasado. Valiéndose de una ingeniosa mezcla entre comedia y suspense, la serie protagonizada por Selena Gomez, Steve Martin y Martin Short ofreció un cóctel que enganchaba, tomando como referencia la moda del true crime para llevarla a límites inexplorados hasta entonces.
La duda que quedaba era si 'Solo asesinatos en el edificio' iba a ser capaz de conservar su frescura en una inevitable segunda temporada que Disney+ estrena este martes 28 de junio. A falta de verla completa -por ahora he tenido la ocasión de ver sus cuatro primeros episodios-, sigue siendo una muy buena serie pero sin alcanzar la brillantez que llegó a alcanzar su primera tanda de episodios.
Menos equilibrada
Los que vieran la primera temporada sabrán perfectamente ya el crimen que hay que investigar en la segunda -aquí pasamos de la muerte de Tim Kono a la de Bunny-. Por ahí la serie se siente como una prolongación natural en lugar de una secuela planeada sobre la marcha por su gran éxito, pero a cambio este arranque de segunda temporada deja con la sensación de que se abren demasiados frentes, sobrecargando así el misterio por resolver.
Eso se debe a una cuestión de foco, pues aparecen varias subtramas que no siempre transmiten la idea de que estén bien conectadas con el caso, lo cual produce lleva a una sensación de dispersión que nunca se producía en la primera entrega. Desde los nuevos personajes hasta dar más peso a otros habitantes del Arconia, una de las consecuencias de ello es que el trío protagonista tiene menos espacio para brillar de forma conjunta.
De hecho, todo lo relacionado con estar haciendo un podcast pierde presencia, en parte por ciertas tretas que parece estar usando la persona detrás de lo sucedido, lo cual resta cierto encanto a la serie. En la primera temporada eso resultaba un factor esencial para unirles, junto tanto con las diferencias entre los protagonistas como en aquello que les unía, mientras que aquí todo eso tiene un peso bastante más limitado.
El equipo detrás de 'Solo asesinatos en el edificio' aprovecha entonces para dar más peso a las subtramas específicas de cada uno de ellos, incluyendo de paso nuevos personajes. Se agradecen las adiciones de Amy Schumer, que a su manera viene a llenar el hueco ocupado por Sting en la primera, Cara Delevingne y Shirley MacLaine, pero su aportación individual no tengo del todo claro que compense que la serie diluya a cambio uno de sus principales virtudes.
Y es que en la primera temporada había mucho que celebrar, pero nada habría sido lo mismo sin la gran química entre Gomez, Martin y Short. Sea por no querer repetirse o porque simplemente todo no parece tan perfectamente medido como en su predecesora, aquí se le da menos peso, consiguiendo a cambio que sus protagonistas muestren también una mayor versatilidad al contar con una mayor cantidad de elementos dramáticos con los que jugar.
Brilla pero con menos intensidad
Eso sí, 'Solo asesinatos en el edificio' mantiene intacta su capacidad para divertirnos, especialmente cuando echa mano del humor meta. De hecho, ni siquiera tiene miedo de reírse de sí misma en más de una ocasión o de jugar con ingredientes excéntricos, pero sin dejar que en ningún momento se adueñen de la función.
Por decirlo de otra forma, la primera temporada era una delicia en la que todo parecía encajar casi sin esfuerzo en su lugar, mientras que aquí la cosa se complica y esa clarividencia que desprendía 'Solo asesinatos en el edificio' nunca brilla aquí con el mismo esplendor. Y claro, no es lo mismo tomar tu plato favorito perfectamente cocinado que una versión que cambie ingredientes por otros que te gustan menos y no está en el punto idóneo para ti cuando tenías plena confianza en el chef.
Dicho esto, 'Solo asesinatos en el edificio' sigue siendo muy entretenida, sus tres protagonistas siguen igual de inspirados y hay multitud de escenas que funcionan casi a la perfección -genial cierto momento en el que el techo tiene un gran protagonismo-. Su encanto sigue ahí, pero ciertas decisiones del equipo de guionistas han provocado que esté algo empañado e incluso resulte borroso en momentos puntuales.
En resumidas cuentas
La segunda temporada de 'Solo asesinatos en el edificio' no es tan buena como su predecesora, pero merece mucho la pena. Con todo, espero que la serie no siga adelante más allá de aquí -o como mucho que hagan una tercera entrega y ya-, tanto por una cuestión de verosimilitud como porque no querría acabar cansado de ella o sus personajes. Con todo, la primera entrega empezaba bien pero no dejaba de crecer hasta su estupendo final y quizá aquí suceda lo mismo. No tiene pinta, pero ojalá sea así.
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