Sitges 2024: 'The Birthday', la increíble película de terror española perdida con un actor de 'Los Goonies' que se adelantó 20 años al gran éxito de Jordan Peele

El director de 'Déjame salir' la ha aplaudido destacando que es el mejor papel de Corey Feldman en toda su carrera

Hay muchas películas de cine de terror español olvidadas como ‘La casa sin fronteras’, hay otras muchas que están al borde de perderse como ‘El invernadero’, y otras, sencillamente están malditas. Seguramente la más maldita de todas seaThe Birthday’, dirigida por Eugenio Mira, que cumple ahora 20 años y se presenta de nuevo en el Festival Internacional de Cine de Sitges, como hizo en 2004, antes de perderse en un limbo de distribución, sin llegar nunca a verse en cines.

Su resurrección ha tenido lugar gracias a Drafthouse Films que la estrenará en salas por primera vez en Estados Unidos en ultra alta definición 4K tras una restauración de su montaje original de 114 minutos. Pero antes de este final feliz, un grupo de estudiantes fans del cine de los 80 lograban sacar adelante un corto con una factura que podría pasar por algo producido en Hollywood, ‘Fade’ (2000). A partir de ahí, el guionista Mikel Alvariño, empezó a escribir una película llamada ‘The Welcoming Comité’, una especie de mezcla de ’Beautiful Girls’, ‘House, una casa alucinante’ y ‘Peggy Sue se casó’ cuya producción decidieron cancelar cuando vieron ‘Donnie Darko’ (2001).

Al comprobar que estaban haciendo algo bastante similar con bastante retraso, se quedaron con la idea de ambientarla en los 80, concretamente 1987, y “seguir al personaje equivocado” para contar una historia extraordinaria que sucede en una fiesta de cumpleaños en un hotel de Baltimore. Poco podrían imaginar que ese germen daría una película también muy visionaria, y tan accidentada como el siguiente trabajo de Richard Kelly, ‘Southland Tales’ (2006), o lo que es lo mismo, proyectos tan ambiciosos y únicos que a veces envenenan las carreras de sus creadores.

La dimensión desconocida

Ajenos a la ola de nostalgia ochentera que desataría ‘Super 8’ y desembocaría en ‘Stranger Things’, el modelo de Mira y Alvariño se miraba más bien el revival de ‘Twilight Zone’ que removió en la época M. Nigth Shyamalan o el propio Kelly. Su idea fue tomando forma. Contarían con Corey Feldman, el bocazas deLos Goonies’, para rodar en tiempo real una comedia de terror sin perder de vista a su personaje, Norman Forrester, un perdedor enamorado de una chica rica que apenas parece soportar estar con él, lo que no impide que le acompañe a la fiesta de cumpleaños de su padre en un rascacielos, que este construyó hace 37 años y será demolido en una semana.

El personaje sale en cada plano y el público nunca sabe más que él, pero sí que puede ir captando que algo va mal desde el principio, cuando el comportamiento hostil de la novia choca con su intención de entregarle un anillo de compromiso que ha comprado con todo lo que ha ahorrado. Norman va pasado la velada intentando encontrar un momento a solas con ella, mientras trata de evitar avergonzarla delante de su familia, y en su camino va recorriendo estancias de un extraño hotel retro, que parece salido de Barton Fink’.

En sus excursiones va descubriendo que la fiesta esconde una reunión de un culto que se prepara para el nacimiento de su dios. Todos los camareros parecen estar haciendo cosas en secreto y cualquier cosa puede pasar en cualquier momento, pero alguien de incógnito decide que él es el elegido para recibir las instrucciones para detener un ritual, convirtiendo al tipo más torpe del edificio en un héroe accidental. La idea de contar con Feldman para llevar el peso de la película es una genialidad, basando su interpretación en una mezcla de Jerry-Lewis y Woody Allen.

Adelantándose a la moda de la nostalgia 80s

Es interesante comprobar una película de terror cósmico, que podría ser un módulo de ‘La llamada de Cthulhu’, no tiene tanto en cuenta clásicos como ‘Hellraiser’, o las adaptaciones del autor de Providence de la Empire como las películas de ‘La Pantera Rosa’ de Blake Edwards o los musicales de los años 40, aunque los canalice, según Mira, a través de una devoción incondicional por el prólogo de ‘Indiana Jones y el templo maldito’. Los 80 como dinamo cuando nadie lo estaba haciendo, así, el look panorámico de Amblin aparece junto a una unas pautas musicales orquestales muy inusuales en plena época de producciones “torture porn”.

De hecho, la música está compuesta por el propio Mira, que ha aportado bandas sonoras de películas tan importantes para el fantástico español como ‘Los cronocrímenes’ o ‘Verónica’, bajo el sobrenombre, eso sí, de Chucky Namanera, un apodo que, como en muchas producciones de John Carpenter, usaba para que los títulos de crédito no acumularan demasiado su nombre. También citaba el autor la película ‘Miracle Mile’, con su toque de comedia del fin del mundo que en realidad sostiene su ángulo de oscuridad todo el metraje. Probablemente todavía no había aparecido el debut de Edgar Wright.

Hay también algo de esa fina capa de ideal americano que se resquebraja presente encomo ‘Blue Velvet’ de David Lynch, ‘Barton Fink’ o ‘Carrie’, puesto que, según comentaba el director a Joblo:

“Para mí, ‘The Birthday’ realmente era sobre la transición de los brillantes 80 a los oscuros 90, de los gloriosos días de Michael Jackson al suicidio de Kurt Cobain, de ‘Dirty Dancing’ a ‘Seven’, de Reagan a Bush (padre e hijo). Todo en 100 minutos. Corey dijo: ‘Tío, entiendo perfectamente lo que dices. Yo estuve allí’."

Renovando la llama del fantaterror

Pero no todo son referencias americanas, como toda la generación de cineastas con afinidad por el género como Paco Plaza o Jaume Balagueró, Mira también volvía a Chicho, al fantaterror español, y procuraba un papel de calado a un Jack Taylor genial, que acerca ‘The Birthday’ también a esas producciones rodadas en Valencia que Juan Piquer Simón hacía pasar por americanas, lo que a veces se deja intuir en el casting, aunque en general, la producción, el diseño de arte y el acabado saca los colores a muchos estrenos de terror de Hollywood de esos años.

También resulta más convincente que muchas de las producciones de la Fantastic Factory que se orquestaban en la primera mitad del 2000, no por casualidad el rodaje tuvo lugar en el Hospital de Terrassa, en la capilla en donde habían rodado ‘Faust’ y había un pentagrama que taparon con la moqueta. Sin embargo, es a otra película de Brian Yuzna a la que recuerda ‘The Birthday’, la genial ‘Society’, con la que conecta en paranoia de un chico que descubre que la alta sociedad esconde secretos peligrosos a través de la chica que le gusta, además de encontrarnos con una escena final con parentesco, en la que, por cierto, Guillermo del toro sugirió poner unos tentáculos.

Pero Mira quería que nada fuera hecho con CGI, lo que capta la cámara es lo que existe en el universo de Norman y los sucesos sobrenaturales que observamos son pequeñas disrupciones de la realidad del hotel art déco, con un gran uso del diseño de sonido que sufre silencios, distorsiones e intrusiones magnéticas. Uno de los elementos sobrenaturales es una especie de diapasón gigante que recuerda a los cilindros dePhantasma’, y además conecta con el universo inherentemente musical del director, que luego dirigiría ‘Grand Piano’ con guion de… Damien Chazelle.

Un legado de reconocimiento tardío

Hay también algunas miradas de reojo a ‘El resplandor’ en el uso de los espacios de ambos hoteles y el magnífico trabajo de dirección de arte de Javier Alvariño, hermano del guionista, pero el principal eco es el horror cósmico, que aún en aquellos años costaba ver trasladado con verdadera sensibilidad weird fiction, a lo que ayuda una afinidad poco comentada con ‘El día de la bestia’, aunque a priori ambas no tengan que ver, Feldman canaliza la misma energía torpe y entrañable que Álex Angulo. Su yincana con diferentes señales, pruebas y signos de la llegada del apocalipsis suceden en ambas como una extensión de la paranoia del personaje.

‘The Birthday’ no puede verse solo una vez. La experiencia consciente de lo que va a pasar permite darnos cuenta de todo lo que está ocurriendo en todo momento en segundo plano, en sus coreografías silenciosas, pero perfectamente sincronizadas, en las que podemos ver cómo sucede otra película de forma simultánea a la catastrófica comedia romántica de John Hughes a la que asistimos, de alguna manera adelantándose a ‘Midsommar’ a la hora de plantear una película de terror alrededor de una ruptura, aunque seguro que al Ari Aster de ‘Beau is Afraid’ le gustaría también la tortura psicológica de un pobre diablo a merced de los elementos.

La atención al detalle es escrupulosa y hay pistas y señales de todos los pasos de un ritual complejo que también vemos preparando fase a fase mientras Norman sube, baja, se encuentra con todo tipo de personajes en una especie de laberinto kafkiano, muy emparentado con ‘El quimérico inquilino’, en donde el verdadero horror es el absurdo, la sensación de fatalidad inminente y la constante incertidumbre que convierte cada mirada de un desconocido en una amenaza inesperada para Norman. Pero quizá el público esperara una explosión de violencia que nunca acaba de llegar, menos cuando los créditos entran en el momento más inesperado (y perfecto).

Historia por hacer

Aunque poco público la pudo juzgar, ya que apenas unos pases de festivales, su estreno en cine fue limitado por una distribuidora que no debía tener claro lo que tenía entre manos. Sin salir hasta 2006, no pudo encontrarse de una forma más o menos accesible hasta 2008, cuando apareció en DVD de venta en un pack junto a otra película. En Europa apenas conoció estrenos, siendo una edición en Alemania la única forma de verla en versión original. Lo que sí que no llegó a verse hasta que hace un par de años se subió a Filmin, fue el montaje completo.

En su lugar se vio una versión con algunos cortes que rompían el efecto de tiempo real, que es la que luego encontró una segunda vida en YouTube gracias a una versión pirata que, de alguna manera, fue clave para que fuera ganando poco a poco adeptos entre los aficionados al género y destacados defensores como Elijah Wood, Jason Blum y Jordan Peele, quien la programó en la Film Society of Lincoln Center en 2023 de Nueva York. Normal que le gustara, si menciona ‘La semilla del diablo’, como ejemplo para su ‘Déjame Salir’ con la que esta tiene mucho que ver también.

Al final no deja de ser la historia de un novio confiado entrando en la boca del lobo de la élite al ir a cenar con la familia de su novia, mientras hay una gran conspiración en la sombra, cambiando aquí el aspecto racial por el meramente social. Pero más que nada, ‘The Birthday’ adelantaba un tipo de cine fantástico consciente, con bagaje cinéfilo y estética impecable que le habría encantado lanzar a A24 y Neon, pero lo hizo en una época en donde estaba triunfando el torture porn de ‘Saw’ y ‘Hostel’, donde el resurgir del cine con sectas como amenaza era todavía lejano y donde la gran pantalla tenía muy olvidadas ‘El príncipe de las tinieblas’ o a Nigel Kneale. Puede que los que la vean hoy crean que es algo hecho ahora, y no reparen en que tan solo tiene… dos décadas.

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