La primera película de cine antibélico era muda, en una época en la que se llevaba más contar las glorias de la guerra. A lo largo de los años, ha ocurrido al revés: el antibelicismo cinematográfico es la pauta, al igual que ocurre con la amplísima mayoría de la sociedad. Aunque hay gente que dice que siempre hay matices y que es simplista, estar en contra de la guerra, como concepto, es algo en lo que todos (o casi todos) podemos estar de acuerdo. Pero, pese a esta unidad, las guerras continúan. Siempre hay una en un lugar del mundo, muchas de ellas por conflictos abstractos y absurdos: un pedazo de tierra, un señor imaginario en el cielo, un odio irremediable cultivado a lo largo de los siglos. Es triste, pero forma parte de la condición humana: si existimos, podemos destruirnos.
'Unicorn wars' no está destinada a innovar en el mensaje, pero sí en el medio en que este se muestra. El resultado es una película vibrante, durísima, arriesgada y que es un hito del cine -no solo animado- de este año, enmascarando una reflexión sobre la humanidad, el odio y el absurdo de los conflictos bélicos con unos adorables ositos de peluche destinados a matar a todos los unicornios.
Unicornio bueno...
La animación es cara. No es un secreto. Pero, pese a ello, es raro que en España no le destinemos más recursos y atención viendo lo que podemos hacer: sí, efectivamente, todos nos reímos mucho con 'La gallina Turuleca', pero por cada Turuleca hay un 'Klaus', 'Psiconautas', 'Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo', 'Arrugas', 'Buñuel en el laberinto de las tortugas', 'Josep' o 'Un día más con vida' demostrando que solo hace falta más inversión para lograr unos resultados escandalosamente buenos en una industria floreciente.
'Unicorn wars' viene, obviamente, a unirse a estas películas fabulosas. Al ver las primeras imágenes de la película, todos pensamos que lo nuevo de Alberto Vázquez era un trasunto de 'Happy tree friends' que mezclaría lo cuqui con la sangre, el humor salvaje, cierta escatología y chistes para mayores de 18 años. Sin embargo, muy conscientemente, la cinta decide dar un quiebro inesperado desde el minuto uno y mostrar la crueldad de la guerra sin pizca de sátira.
Sí, los ositos siguen siendo los protagonistas, y tienen nombres y actitudes adorables, pero es lo único que une a esta película repleto de traumas psicológicos, gore, muerte y represión con el humor. Por así decirlo, está más próxima a 'Apocalypse now' que a 'South park'. In crescendo, la obra de Vázquez empieza con las humillaciones y el bullying en el cuartel hacia un osito por parte de su hermano, y la cosa solo se eleva en intensidad: la guerra religiosa y de odio contra un enemigo que no conocen, la creencia ciega en las palabras del libro sagrado, los ositos dispuestos a morir por algo en lo que no les queda otra que creer, los altos mandos utilizando las vidas ajenas como fichas en una partida de 'Risk'... 'Unicorn wars' puede producir muchas cosas en el espectador, pero la risa no va a ser una de ellas.
Una guerra muy animada
Aunque veas 'Unicorn wars' y pienses que la dicotomía entre lo cuqui y lo sangriento está muy bien, pero el mensaje antibelicista sigue siendo el mismo de siempre y no escapa tanto de "La guerra está mal", al menos podrás disfrutar de una animación sin parangón que supera incluso a la que Vázquez ya mostró en la estupenda 'Psiconautas' y marca un nuevo hito en la historia del audiovisual patrio.
Cuando uno se escapa de la horrible cárcel de las tres dimensiones a las que parece que todos los productos deben rendir pleitesía, la animación demuestra todo lo que es capaz de hacer como medio (que no como género): la secuencia en la que los personajes se drogan sin saberlo, el precioso inicio o el majestuoso final son solo tres ejemplos que deberían encabezar las listas de los mejores momentos cinematográficos del año. Una auténtica barbaridad repleta de color, movimiento y planos imposibles a la que es difícil no rendir absoluta pleitesía.
Los colores animados de las primeras escenas de la película son un simple engaño para que el público no pueda adivinar lo que está por venir: poco a poco, la luminosidad se elimina y los ositos pierden brillo a medida que su salud mental se deteriora hasta límites insospechados. 'Unicorn wars' no coge prisioneros en esta guerra: una vez empieza el desastre, no hay salvación para el espectador. ¿O sí?
...Unicornio muerto
Si tuviera que poner un punto negativo a 'Unicorn wars', ese sería la falta de matices en los compases finales de la película, en particular con Gordi y su bondad extrema durante todo el transcurso de la película. Es mucho más interesante ver los vaivenes mentales y emocionales de Azulín, enfrentado al trauma familiar y que solo encuentra refugio en la religión, la guerra y la humillación de los demás como manera de no aceptar su propia identidad. Ambos son el ying y el yang, dos caras de la misma moneda que se asemejan a su relación, basada en el amor pero que termina siendo simple y llano odio.
Es un fallo menor en una película de mensaje aparentemente simple en la que se habla de rencor, poder, homofobia interiorizada, autoodio, bullying, religión y lucha contra los poderosos, entre muchos otros asuntos. Y es que 'Unicorn wars', que podría haber caído en el ridículo muy fácilmente, es perfectamente consciente de lo que hace en cada plano, jugando con la adorabilidad y la crueldad de sus personajes, diferentes estilos de animación y un mensaje humanista arrebatador.
No tengo muy claro que 'Unicorn wars' sepa encontrar su público en un mundo que cada vez se deja llevar más por las primeras apariencias y probablemente la ponga, al ver el póster y la sinopsis, bajo la categoría de "parodia". Porque no estamos preparados, en muchos casos, para aceptar que la animación no tiene por qué ser una comedia y que algunas de las historias más salvajes, terribles, sangrientas y humanas del cine no se han contado mediante actores reales. El cine animado, ahora más que nunca, no es un género, algo que deberíamos ir grabándolo a fuego en nuestras cabezas. Y si se nos olvida, siempre tendremos ahí 'Unicorn wars' para recordárnoslo. Unicornio bueno, unicornio muerto.
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