En la recta final de nuestra estancia en Sitges vamos rebañando películas que hemos visto estos últimos días y que os recordamos en pequeñas píldoras. Hoy lo hacemos con dos esperados estrenos que se han convertido en sonoras decepciones ('Superlópez' y 'La noche de Halloween') y una sorpresa negra y oscura de coproducción europea ('Fugue')
Superlópez
No teníamos demasiadas esperanzas en 'Superlópez': el buen recuerdo de 'Tres bodas de más' y 'Promoción fantasma', primeras películas de Javier Ruiz Caldera, se había visto empañado por 'Anacleto: Agente secreto', una frustrante oportunidad perdida para adaptar en condiciones una obra maestra del caos gráfico y la imprevisibilidad narrativa como es el tebeo de Manuel Vázquez. Esta vez, el reto no era tan complicado: 'Superlópez' podía triunfar si daba con el equilibrio adecuado entre aventura sin ironías, parodia superheroica y costumbrismo.
Sin embargo, no lo logra: 'Superlópez' (la película) se basa en la idea de que un Superman español es cutre por necesidad, y aunque se distancia del tebeo -que en realidad es lo de menos-, ni siquiera explota bien esa idea, y recurre constantemente a lo fácil (primer running gag de la película: un niño que tiene bigote). La riqueza de los personajes originales se pierde, centrando la trama la relación amorosa de Juan y Luisa, y los celos de Jaime. De nuevo no es un problema la traición al original, pero se pierde de vista que la agresividad de Luisa o el pasotismo de Juan daban más tridimensionalidad a los personajes. Aquí los actores están, pese a lo temible, adecuados: Dani Rovira y Alexandra Jiménez cumplen, y Julián López está tan divertido como siempre.
Significativamente, lo mejor de la película es cuando consigue sumar al personaje en vez de limitar el original: por ejemplo, al salir a flote la personalidad de los guionistas Borja Cobeaga y Diego San José, con gags de tan mala leche como la tangana entre superhéroes de Las Ramblas. Todo lo demás es malinterpretar a un personaje que nunca hizo humor con cómo aprender a volar, sino con la ridícula épica del día a día en la oficina. Algo que queda muy lejos de esta película efectiva, pero muy poco destacable.
La noche de Halloween
La mayor decepción del año (matizada, ya que las críticas donde se va estrenando no están siendo especialmente generosas) ha sido la de esta secuela directa del clásico de John Carpenter, que me sorprende que haya sido recibida con tanta benevolencia por un público que se pone más especial cuando no se trata de franquicias de éxito. 'La noche de Halloween' es una mala secuela hasta el punto que queda por debajo de subproductos hoy olvidados como 'Halloween 4: El regreso de Michael Myers' o 'Halloween 5: La venganza de Michael Myers', que al menos tenían una honestidad de slasher sin pretensiones. Por supuesto, las dos magníficas entregas de Rob Zombie quedan automáticamente revalorizadas y ponen en evidencia a quienes exigían secuelas más convencionales.
Confusa y con un guión errático y lleno de soluciones perezosas (personajes que apuntan a ser esenciales y desaparecen rápidamente, casualidades excesivas, eventos -la fiesta, la discusión de la nieta de Laurie con su novio- que no van a ninguna parte), 'La noche de Halloween' ni siquiera valora lo suficiente a su público, y lleva incorporadas las instrucciones para descifrar los guiños ("Eres el nuevo Loomis", le dicen al nuevo Loomis). La puesta en escena, creativa en momentos muy puntuales, es insuficiente, y la reformulación del papel de la final girl como verdugo llega, como mínimo, dos décadas tarde. Un auténtico desastre.
Fugue
Hace un par de años sorprendió el debut de Agnieszka Smoczyńska, 'The Lure', un estrafalario musical polaco de sirenas caníbales que se adentraba en la cotidianeidad de baja gradación con resultados sorprendentes. Su responsable vuelve con una película que rebaja aún más los códigos fantásticos, aunque hay una atmósfera de extrañeza y represión presente durante todo el film, inclasificable y dueño de un tono muy especial.
'Fugue' cuenta la historia de una mujer que desaparece de forma inexplicable durante dos años y que, cuando vuelve a reencontrarse con su familia no recuerda de su vida anterior, con lo que tendrá que volver a conocerlos a todos. La película, sencilla y muy incómoda, plantea una realidad en la que los recuerdos son tremendamente endebles y el propio pasado, un misterio: con una interpretación absolutamente cautivadora de Gabriela Muskała, la película puede recibir menos atención de la que merece por no tratar, realmente, acerca de nada. Pero ese es, precisamente, su gran valor: un ensayo sobre la nada que nos rodea y da forma.
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