Se está acabando el festival, y a falta de dos jornadas sigo sin encontrar una película realmente grande. Por ahora destacaría ’13 Assassins’, de Takashi Miike, pero la calificaría de notable, no de obra maestra ni nada similar. La jornada de ayer fue también bastante floja; a las 8:30 de la mañana nos proyectaron 'Somos la noche' (Alemania), sobre una chica que descubre el vampirismo, y a las 10:15 fue el pase de ‘Monsters’ (Reino Unido), uno de los títulos más interesantes de Sitges 2010, otra decepción.
'Somos la noche', pros y contras de ser una chupasangre
Siguen llegando películas sobre vampiros, unas criaturas muy atractivas, que dan mucho juego, pero de las que casi nunca se saca verdadero partido. 'Somos la noche' (‘Wir sind die Nacht’) es un film alemán dirigido por Dennis Gansel que intenta mostrar qué significa el vampirismo para una joven. Antes de ser mordida, Lena (Karoline Herfurth) no tenía vida, era una delincuente de poca monta que vivía de manera lamentable con su madre (a la que no soporta) en un barrio marginado. Después de su transformación, se convierte en una chica pija (durante un baño le crece un bonito pelo y se desvanecen los tatuajes y los piercings) que se lo pasa genial con sus nuevas amigas vampiresas, todo el día de fiesta.
“Podemos comer, beber y follar lo que queramos, no engordamos y no nos quedamos embarazas, somos lo que sueñan todas las mujeres”. Así es como vende el vampirismo Louise (Nina Hoss), la jefa del pequeño clan, enamorada perdidamente de Lena. También pueden trepar por las paredes, golpear con la fuerza de Superman y resistir las balas como si nada, algo útil si te enfrentas a matones y policías. Sin embargo, la protagonista descubrirá pronto que el camino elegido conlleva peligros y sacrificios, algunos tan fuertes que acaban convirtiendo su nueva vida en algo menos divertido de lo que pensó en un principio.
Si llegado a este párrafo te sigue interesando el film, enhorabuena, has encontrado justo lo que buscabas. Es un thriller diseñado como un largo videoclip, con el gancho de cuatro mujeres atractivas (es curioso que en el cartel no salga la más rellenita el grupo) luciendo su físico y haciendo esas cosas que se supone que hacen los vampiros. No hay nada nuevo ni imaginativo ni arriesgado en el film, pero está filmado con mucha profesionalidad, y orientado especialmente al público juvenil. Que un producto comercial como éste se haya incluido en la sección más importante del certamen es otra de esas decisiones que perjudican al festival, que se está convirtiendo (si no lo es ya) en poco más que una mera plataforma publicitaria, disfrazada de lugar de reunión para frikis del cine fantástico.
‘Monsters’, al otro lado del muro
La historia de ‘Monsters’ parte de que seis años atrás la NASA descubre indicios de vida extraterrestre, enviando una sonda espacial para traer muestras. Durante el regreso, pierden el control del aparato y éste se estrella en México; al poco tiempo empiezan a aparecer extrañas formas de vida. Los protagonistas son dos estadounidenses que se encuentran por diferentes motivos en América Central; un cínico fotógrafo (Scoot McNairy) y la hija de un importante editor (Whitney Able). La cuestión es que el primero debe conseguir llevar a la chica de vuelta a Estados Unidos, para lo cual deberán cruzar por la llamada “zona infectada”.
La película es algo así como ‘Monstruoso’ (‘Cloverfield’) en México. La cámara imita el estilo documental que se ha puesto de moda en el cine fantástico y de terror, entre otras cosas para cubrir la falta de presupuesto. Esto se le nota mucho a ‘Monsters’, y unido al poco recorrido de la acción, llega a dar la impresión de que se quedaron sin dinero antes de lo previsto, resultando un film demasiado pequeño e irrelevante. Apenas hay tres escenas en las que aparecen los alienígenas (más o menos, calamares gigantes) y sólo pueden verse con claridad ya en el último tramo de la película. Así que básicamente todo gira en torno a la tensión sexual entre un chico y una chica. Tal como lo leéis. La amenaza o el peligro de los bichos, inexistente.
Por otro lado, critica abiertamente la política exterior de Estados Unidos y cómo se maneja el tema de la inmigración. Los monstruos del film son la excusa para que el gobierno levante un muro que separe el país del resto de América, y para que de vez en cuando su ejército pueda darse un paseo por las zonas “peligrosas” y se dedique a disparar todo tipo de armas. A esto se pueden agarrar los defensores del trabajo del británico Gareth Edwards (especialista en efectos visuales que debuta como director), pero yo nunca he sido de los que justifican una película por su mensaje. A mí me importa más cómo está narrada, la puesta en escena, el ritmo, las interpretaciones, si aburre o entretiene. Y en ese sentido, ‘Monsters’ es un film hueco, sin interés, muy desaprovechado.
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