Sigo comentado películas de la pasada edición del festival de Sitges. Quiero aclarar que las tres que tenéis a continuación no se programaron juntas, no se proyectaron el mismo día ni compartían sección, las he recopilado en la misma entrada simplemente por estar habladas en inglés (estadounidense y australiano). La primera es un documental sobre la misteriosa identidad de una familia, la segunda trata sobre un grupo de jóvenes pijos de Nueva York y la tercera es un thriller con viaje(s) en el tiempo. Mi recomendación: apuntad 'Catfish' y pasad de las otras dos.
'Catfish', viaje al fondo de la red social
Cuentan los directores de 'Catfish' (2010), Ariel Schulman y Henry Joost, que su primer largometraje documental fue un accidente, un accidente muy afortunado que comenzó en 2007. La idea era grabar un corto sobre la relación entre el hermano de uno de ellos, Nev, y una niña artista que éste conoció por Internet, Abby; Nev es fotógrafo y pasa algunas imágenes a Abby, quien las pinta y le hace llegar los cuadros. Gracias a las posibilidades de la red, Nev conoce a la familia de Abby, y comienza a mantener una relación a distancia con su atractiva hermana mayor, Megan. O eso cree él...
El cartel de 'Catfish' pide (como hiciera en su momento el de 'Psicosis') que nadie revele la sorpresa que esconde el trabajo de Schulman y Joost, algo que está siendo más respetado de lo que cabía esperar en una época en la que cada día es más difícil mantener un secreto. Por supuesto, no seré yo quien destripe el misterio de este fantástico documental, un intenso, estremecedor y divertido viaje en busca de la verdad, de lo que se esconde tras las máscaras de Internet. Sorprendente, a ratos espeluznante, 'Catfish' es un relato demoledor sobre las nuevas formas de relación social, que va de la comedia romántica al thriller con total naturalidad, como si fuera lo más sencillo del mundo.
Puede ponerse en tela de juicio la veracidad de las intenciones de Schulman y Joost, puede discutirse si realmente 'Catfish' se elaboró como ellos afirman, si todo es tal y como lo cuentan o no (yo desconfío mucho de su versión), pero lo bueno es que esto no perjudica el visionado, el film está prodigiosamente montado, es muy entretenido e inteligente, te atrapa desde el primer minuto y no te suelta nunca. Creo que es un complemento perfecto a 'La red social' ('The Social Network', 2010), pues mientras que ésta nos muestra a los creadores de Facebook, 'Catfish' nos revela a algunas de las criaturas que nacen y se reproducen en la comunidad virtual.
'Twelve', un drama de pijos
'Twelve' es un nuevo trabajo del director Joel Schumacher, conocido por haber firmado títulos como 'Un día de furia', 'Última llamada' o la delirante 'Batman & Robin'. En esta ocasión, el realizador se encarga de trasladar a la pantalla un guión de Jordan Melamed sobre un joven traficante de drogas muy "cool" que se mueve por la zona rica de Nueva York. La película estaba incluida en una subsección competitiva de la "oficial panorama", formada según los organizadores del festival por "títulos muy esperados y controvertidos". Otro de los chascos habituales que se lleva uno, 'Twelve' es cine mediocre, sin alma, coraje e ideas.
La película se basa la novela de Nick McDonell, que con 17 años escribió sobre el estilo de vida de los jóvenes del lujoso Upper East Side, en Manhattan, revelando y criticando el entorno y la gente que conocía. Aunque estamos hablando de un relato coral, el eje central de 'Twelve' es White Mike (Chace Crawford, de la serie 'Gossip Girl'), un chico guapo que siempre va impecablemente peinado y vestido, aun cuando nos insisten que es un desafortunado miserable, que lo pasa fatal y que odia su vida como traficante.
Los demás personajes no son mejores. Con la excusa de que los pijos lo tienen todo menos neuronas, que sólo piensan en fiestas, sexo, drogas, apartamentos y coches caros, los protagonistas de la película se pasean por la escena sin nada interesante que aportar, como entes vacíos que actúan de manera artificial, mecánica. Se nota que a Schumacher no le apasiona lo que está contando, le da igual lo que le ocurra a sus personajes, por lo que le queda una película muy floja, desganada, aburrida, con uno de esos desenlaces pretenciosos que en lugar de hacer reflexionar provocan un gran bostezo. Cabe destacar la participación de Curtis Jackson (el rapero 50 Cent), en la piel del distribuidor de Mike, y de Kiefer Sutherland como narrador.
'Triangle', atrapada en el crimen
La firma del británico Christopher Smith aparecía en dos películas de la programación de Sitges 2010, 'Black Death', incluida en la sección oficial a competición (ya os hablaré de ella), y 'Triangle', una producción de 2009 aún inédita en nuestro país (puede adquirirse en DVD a través de Internet desde hace tiempo) que tiene toda la pinta de relleno de última hora. 'Triangle', una coproducción entre Reino Unido y Australia, está protagonizada por Melissa George y narra una retorcida historia que su director compara con 'Memento', pero eso debe ser porque no ha visto 'Los cronocrímenes' (2008), ya que el mecanismo que hace girar la fantástica trama es idéntico al que nos mostró el popular Nacho Vigalondo con su debut en el largometraje.
El relato se centra en Jess, una joven que realiza un viaje de placer por el océano en compañía de unos amigos. Durante la travesía, y tras una violenta tormenta, encuentran un enorme y misterioso barco que parece prácticamente abandonado; durante un instante creen ver a alguien, pero nadie responde a sus gritos de ayuda. Una vez a bordo, el grupo empieza a buscar respuestas, pero lo que encuentran es una serie de asesinatos. Jess resiste y llega a descubrir la increíble y terrible verdad...
Smith ('Creep', 'Desmembrados') dispone un ingenioso juego cuyo mayor error es el que ya encontrábamos en el film de Vigalondo, la inverosimilitud del comportamiento del protagonista en algunas situaciones cruciales, debilitando la conexión con el viaje emocional propuesto. Más preocupado por entusiasmar con la intrincada estructura de su película que por sus personajes y la aventura que viven, a Smith le queda un relato demasiado artificial basado en los continuos giros "sorprendentes" del guión, algo que sólo funcionará para el público más ingenuo. No obstante hay que reconocer que 'Triangle' funciona a ratos, los actores responden, y hay alguna situación rocambolesca (producto del dispositivo fantástico) de lo más jugosa. Se queda a medio camino.
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