Como os adelanté, por segundo año consecutivo he viajado a Sitges para hablaros del popular festival internacional de cine fantástico, que celebra su 43ª edición. Vuelvo con la lógica esperanza de encontrar buen cine (el año pasado hallé unas cuantas joyas), de transmitiros la experiencia de estar aquí, de la forma más amena posible, y también intentaré seguir sano y cuerdo durante estas largas jornadas. Sin bromas, este certamen tiene algo especial, la capacidad de enloquecer al aficionado (o apasionado) al cine. No os miento cuando os digo que se nos puede reconocer, a los que venimos aquí a la caza de películas, sólo con echar un vistazo a nuestros agresivos ojos. Somos predators en busca de cine, y nada ni nadie nos va a detener.
La organización del festival siempre se las apaña (hay que reconocerlo) para que todo parezca interesante. Al principio, cuando no has pisado Sitges y echas un ojo a la programación a través de la web, en frío, te puede ganar la desilusión; puedes pensar que no hay mucho que valga la pena, y que vas a perder bastante tiempo viendo subproductos de mediocre factura. Pero haces el esfuerzo y llegas al sitio. Pisas el pueblo. Vas al Meliá. Ves los carteles. Empiezas a notar la tensión en el ambiente. Te dan un libro con información de todas las películas. Revisas la programación, los títulos, los argumentos, los horarios. Y, mágicamente, ahora no quieres perderte nada. ¿Increíble? Tienes que venir a comprobarlo. Todos como locos. Todos buscando entradas y haciendo cálculos. No hay descansos ni para comer.
Como ya sabréis, el festival comenzó oficialmente el jueves 7. La película encargada de abrir esta edición fue 'Los ojos de Julia', de Guillem Morales. Me la perdí, estaba aún en el tren en ese momento, viendo 'Spanish Movie' (calificarla de horrenda es ser amable). Al día siguiente ya pude ir a la sala de prensa a por mi acreditación, mi mochililla y el primer puñado de material promocional (postales, algún cartel, discos con información y tráiler, nada valioso, creedme). A las 10:15 asisto a mi primer pase, 'Agnosia', de Eugenio Mira; a las 12:30 se proyecta el siguiente, 'Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos' ('A Woman, a Gun and a Noodle Shop'), de Zhang Yimou, sin duda una de las imprescindibles de la programación de este año.
'Agnosia', el buen sexo lo cura todo
Puede sonar a broma, pero es la conclusión que uno puede sacar de 'Agnosia', o al menos una de las más relevantes. Otra es que si el director también se encarga de la música, puede resultar algo problemático. Es algo escandaloso lo de este film, la banda sonora se la come, la devora, la mastica y la escupe. Y lo que queda es un artificio aburrido, inverosímil y pretencioso. Eso sí, el diseño de producción es espectacular, se han gastado bien el dinero, uno llega a creer realmente que está viendo escenas de Barcelona de finales del XIX. El vestuario estupendo, la fotografía muy bien (quizá demasiado luminosa) y en general el reparto está en su sitio.
En general. El problema es que 'Agnosia' está protagonizada por tres actores que no resultan nada creíbles, que no viven sus personajes; se les nota mucho el esfuerzo al interpretar. Ellos son Eduardo Noriega, Bárbara Goenaga y Félix Gómez, un trío muy peculiar que se ve envuelto en una oscura trama en la que se mezcla el espionaje industrial con la extraña afección del título, supuestamente incurable (ya os comento que en realidad tiene un remedio muy sencillo y efectivo) de una chica que llega a creerse una princesa encerrada en un castillo, a la espera de la llegada de su salvador. Empieza bien, con un prólogo muy intenso, pero se desmorona muy pronto, y termina resultando difícil de aguantar (el final es penoso, dan ganas de que estalle una bomba y mueran todos los personajes). Hubo bastantes abucheos, y de no ser porque era mi primer pase (la ilusión todavía intacta y un desayuno estupendo aún reciente), me habría unido a ellos encantado.
'Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos', humor negro y sangre (fácil)
No decepcionó Yimou, aunque tampoco deja una gran huella su nuevo trabajo. Como sabréis, 'A Woman, a Gun and a Noodle Shop' (literalmente, 'Una mujer, una pistola y un restaurante de tallarines') es un remake de 'Sangre fácil' ('Blood Simple', 1984), la ópera prima de los hermanos Coen. Al parecer, esa película causó un gran impacto en el director de 'Hero', quien ha confesado que aunque sólo la vio una vez, y hace más de veinte años, la tiene aún muy viva en su memoria; así que un día se le ocurrió que podría ser interesante trasladar la trama a la China del siglo XVII. Y lo cierto es que funciona. De nuevo, la producción está muy cuidada, destacando la extraordinaria fotografía de su colaborador habitual, Zhao Xiaoding. Yimou saca provecho de la violencia y el humor (a veces negrísimo) de la historia original.
La acción de 'A Woman, a Gun and a Noodle Shop' ('San qiang pai an jing qi') transcurre en medio de un desértico paisaje montañoso (con un cielo muy azul y una tierra muy roja) donde el viejo Wang tiene su comercio y su vivienda. Comparte el lugar con su esposa, a la que maltrata cada noche porque no le da un hijo, y tres empleados. Un día, un policía (frío y codicioso) asegura a Wang que ha visto a su mujer acostándose con uno de los trabajadores; tras comprobar (más o menos) que es cierto, el viejo avaro le pide al policía que elimine a los dos amantes, dando comienzo a una inesperada y violenta sucesión de acontecimientos. Yimou ofrece un bello divertimento muy bien interpretado, que no obstante pierde a veces el ritmo y se hace algo lento por la repetición de escenas (el caballo corriendo hacia la cámara) o la inclusión de detalles totalmente innecesarios (una flecha destrozando a cámara lenta una bolsa de agua).
En fin, eso es lo que he visto en la jornada matinal de hoy. Por la tarde vi otra, y una cuarta por la noche (os estoy escribiendo tras volver del cine). Ya os diré cuáles y qué me parecieron, pero no sé si guardaré un orden, entre visionado y publicación, espero que no os importe. Bueno, me voy a la cama, que mañana a las 8:30 ya tengo el primer pase. 'El último exorcismo'. Así se empieza un día en Sitges 2010. Bona nit.
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