Jaume Collet-Serra dirige ‘Sin identidad’ (‘Unknown’, 2011), un thriller de espionaje en el que el protagonista sufre un accidente y, tras pasar unos días en coma, es diagnosticado de una amnesia que él cree no padecer. Al encontrarse sin papeles y en un país extranjero, la única forma que tiene para demostrar su identidad es pedirle a quienes le conocen que le identifiquen, pero su propia mujer declara no saber nada de él.
La intriga de fondo de ‘Sin identidad’ supone un excelente punto de partida, cosa que imagino que es mérito de de la novela ‘Hors de moi’ (‘Fuera de mí’), de Didier Van Cauwelaert, en la que está basada. Se agradece que una película se centre en concreto en algo así, ya que hace muchos años que no se veían buenas intrigas de espionaje como ésta, que recordaría más a films como los de Hitchcock, a ‘El premio’, de Mark Robson, o a ‘Frenético’, de Polanski.
Con el mismo material de partida con el que cuenta Collet-Serra, el resultado podría haber sido el de un film tan bueno como algunos de estos mencionados, pues contiene más o menos todos los ingredientes. Y no ocurre solo que, pasado el tiempo, el espectador sea menos inocente y se trague menos trucos y ocultaciones, también es que la historia se cuenta con mayor torpeza en este caso.
Una labor de realización por debajo de lo que cabría esperar rebaja la valía del film. Pero sobre todo lo hacen los detalles que no encajan y las numerosas pequeñas trampas que están regadas a lo largo de todo el metraje: personajes que están en un lugar y tardan eternamente en aparecer en el siguiente, pero que acto seguido se teletransportan instantáneamente a un destino mucho más lejano; acciones que se nos eluden, pero sin que haya habido ninguna elipisis que nos haya ocultado la información; comportamientos inexplicables o incluso increíbles, giros que no ves venir, pero no por su capacidad de sorprender, sino por la tramposa forma en la que se incluyen…
Supongo que son pormenores que poca gente percibe o que el público en general prefiere no notar con tal de disfrutar del conjunto de la película —actitud que aplaudo y al que me sumaría, si pudiera— como indica el éxito de ‘Sin identidad’. Los tópicos, lugares comunes y giros ya vistos e incluso previsibles me molestan algo menos que estas licencias.
En otras ocasiones, las trampas ya no se refieren a una pincelada ínfima, sino que podrían echar por tierra toda la acción, si fuésemos estrictos (SPOILER). Lo lógico sería que un agente esperase a que el protagonista despertara del coma para ver si tenía o no amnesia —nunca lo daría por hecho— y que lo matase al ver que no. O, por lo menos que cuando tienen otra nueva oportunidad, después de comprobar que se ha convertido en un problema, se lo cargasen con la misma falta de escrúpulos con la que han liquidado al doctor y a la enfermera, en lugar de drogarlo sofisticadamente para permitirle escapar (FIN DEL SPOILER).
Nombres como Liam Neeson, Diane Kruger, January Jones, Aidan Quinn, Bruno Ganz o Sebastian Koch dotan a ‘Sin identidad’ de una elevada categoría. No porque los actores hagan tan buen trabajo que aumenten el nivel de la película por encima del producto que es, pues ellos son buenos, pero aquí están solo correctos, un poco cumpliendo el expediente. En algunos casos decimos que las películas no son muy buenas, pero que puede valer la pena observar a determinados intérpretes en ellas. En mi opinión, ‘Sin identidad’ no sería el caso. No se puede aplaudir la dirección de actores, si bien la elección es idónea y hace que el devenir de sus personajes nos importe más que en ‘El caso Bourne’, donde Matt Damon y Franka Potente carecían por completo de química.
Espero que el éxito de este film haga pensar a los productores que el público exige más films de intriga de espionaje como los antiguos y se retome este subgénero sin vergüenza, sin necesidad de disfrazarlo de historia personal y análisis psicológico o de convertirlo en una excusa para rodar escenas de acción. ‘Sin identidad’ cuenta con buen material, pero resultados algo menos encomiables y se demuestra con su recaudación que al espectador le importa más lo primero, lo cual podría ser una buena señal. Personalmente, me encantaría disfrutar de thrillers similares con mayor frecuencia.
Otra crítica en Blogdecine | ‘Sin identidad’ (‘Unknown’), otro caso Bourne, por Juan Luis Caviaro.
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