Podría empezar esta reseña lapidando sin más la película en sí, cuyos numerosísimos defectos, lejos de fundamentarse en el vacuo sentido de la serie de la que procede, se centran más en una dirección demasiado impersonal de Michael Patrick King y en el vergonzoso liderazgo en el reparto de la excesiva Sarah Jessica Parker. Pero prefiero hacer antes un inciso y fomentar la reflexión sobre la adaptación de ciertas series televisivas de éxito a la pantalla grande, sobre cómo su fracaso es un hecho harto previsible.
No hablo del fracaso de taquilla, por supuesto, ya que 'Sexo en Nueva York' viene aupada por las legiones de seguidoras (con a) de la serie de origen, con un respaldo incondicional para beneficio de este engendro. 'Sexo en Nueva York' es, obviamente, un film que nada aportará a la historia del cine (al menos nada positivo), y que, faltaría más, no deja ninguna esperanza a la calidad o la lucidez.
Si se mira de forma analítica, esta película no es más que un capítulo excesivamente alargado, con todos los defectos que eso conlleva. En la película de 'Los Simpson', ocurría exactamente lo mismo, pero su condición de secuencias de gags, y más tratándose de animación, salía mucho mejor parada. Aquí se ve claramente cómo la película sigue, de forma torpe, pero contando con muchos más minutos de metraje (dos horas y media, madre mía), exactamente la misma estructura que cualquier capítulo de la serie. Es decir, tramas paralelas en torno a las cuatro odiosas protagonistas, entre las que destaca Carrie Bradshaw (Parker), que rodeada de sus tres amiguitas del alma, vive felizmente sin dar un palo al agua y llenando su existencia con glamour, risas fingidas y una burbuja tan inverosímil que da hasta grima.
El desarrollo argumental abusa tanto del estereotipo que es absolutamente imposible tomarse en serio cualquier detalle. Y es que las protagonistas abanderan una perspectiva indignante sobre la vida femenina, en cuanto a que su triunfo existencial consiste en casarse con un rico y vivir con todo tipo de excesos, sin plantearse siquiera que su condición de cuarentonas quizás debería hacerles sentar la cabeza en algunos aspectos. Lo que más me da risa es que la película insiste en proponernos a los personajes, entre cliché y cliché, como diosas de la feminidad, como referentes de lo que toda mujer debería lograr o proponerse en cuanto a condición social y realización personal. En realidad son un molde, un prototipo de amazona machista y desconsiderada con su papel en el mundo, que tiene que tener la mente ocupada en sandeces materialistas para subsanar la vaciedad de la propuesta. Mucho me temo que muchas féminas con escasas neuronas pueden morder el anzuelo (probablemente ése es el objetivo) y tomar como referencia a estas pavas que nada bueno tienen que enseñarles. Porque efectivamente, Carrie y sus coleguis representan el conformismo más deplorable, constituyendo una plantilla antipática y con la que uno tiene la impresión de que las actrices en cuestión no se esfuerzan mucho para construir esos personajes tan predecibles y, por qué no decirlo, tontos de remate.
Como espectáculo vacío que es, veamos si al menos 'Sexo en Nueva York' es una cinta de entretenimiento mínimamente decente, como escenas conseguidas como las que sí pueden encontrarse en determinados capítulos de la serie (pocos). En esto también falla escandalosamente. No busqueis chistes buenos, porque no los encontrareis. Parece mentira que, buscando tanto la elegancia y el glamour, los gags sean tan zafios y simplones, hasta dar vergüenza ajena al espectador.
Ya he dicho que dura dos horas y media. Y este dato es indispensable porque la película acusa un ritmo nulo, con escenas inconexas unas con otras y con una preocupante incoherencia sobre la prioridad de los hechos que suceden durante el metraje. Por ejemplo, Carrie se lleva un cuarto de hora probándose vestidos mientras es evaluada por sus amigas, mientras que los diálogos entre Carrie y su futuro marido se quedan a medias en el 99% de las ocasiones, como si no se quisiera profundizar más para evitar discrepar con el tono general de la película.
Dicho esto, queda claro 'Sexo en Nueva York' es un subproducto enteramente desaconsejable, que confirma que pasar esta serie al cine era una mala idea desde el principio, y más con la pobreza de ideas nuevas que tan evidente se hace durante su visionado. Hacía tiempo que no veía una película con tantas escenas insoportables. Y ya es decir.