El estreno del año pasado de 'Sex Education' fue toda una sorpresa. La típica serie de la que por temática te esperas poco más que una 'American Pie' a lo británico y que resulta una de las series más refrescantes de la actualidad. El 17 de enero Netflix estrena la temporada 2 y he de decir que su regreso no decepciona nada.
Laurie Nunn, la guionista principal de la serie, nos sitúa un poco después de la primera temporada. Otis (Asa Butterfield) y Eric (Ncuti Gatwan) llegan al instituto Moordale solo para encontrarse una histeria colectiva ante una presunta epidemia de clamidia. La reacción tanto de los alumnos como de parte del claustro denota una necesidad urgente de reformar el currículo de educación sexual del centro.
Mientras, la temporada comienza con Maeve (Emma Mackey) y Adam (Connor Sidwells) con su nueva vida fuera del instituyo; Jackson (Kedar Williams-Stirling) sigue con la presión de ser mejor atleta; y Otis y su madre (Gillian Anderson) aprenden a convivir cada uno con su respectivas parejas, Ola (Patricia Allison) y Jakob (Mikael Persbrandt).
Y hasta aquí podemos leer, primero porque faltan diez días para el estreno y, segundo, porque esto es una crítica sin spoilers. Lo único que sí que me gustaría comentar es que de la conclusión de ese brote de clamidia deriva un hecho que vertebra el resto de la temporada.
Nuevas incorporaciones que aportan lo justo
En cuanto al reparto, tenemos un par de incorporaciones importantes: Sami Outalbali encarna a Rahim, recién llegado al instituto que se convertirá en el interés de Eric; Chinenye Ezeuduson es Viv, una brillante estudiante que se convertirá en tutora de Jackson; y George Robinson interpreta a Isaac, un joven discapacitado que se muda a la caravana enfrente de Maeve.
La verdad es que estos personajes nuevos aportan lo justo. El grupo de sospechosos habituales sigue más o menos igual y, quizá excepto Rahim, estos nuevos rostros no provocan grandes alteraciones en su vida.
Lo importante de lo emocional
Si hay algo que destaca en 'Sex Education' es lo claro que tiene el que, más allá del abordamiento del tema sexual desde un punto de vista físico, lo emocional es una parte fundamental en toda relación y, más aún, en nuestra relación con nuestra sexualidad.
Todo esto, claro, sin dejar de encontrarnos con una serie adolescente, con sus dinámicas propias, su sociedad de instituto con lo bueno y lo malo, sus dudas, ese intento de navegar en el mundo de los adultos y de ser comprendidos y aceptados, etc.
El tono de comedia dramática sigue estando presente a lo largo de la serie y es, de hecho, lo que mejor funciona. 'Sex Education' ya encontró su tono y sus métodos de contar las angustias de estos adolescentes durante la temporada anterior y, en esta, simplemente Laurie Nunn ha decidido no tocar lo que funciona.
Esto causa que, si bien 'Sex Education' sigue siendo una serie divertida, interesante, con un acercamiento muy acertado a su temática, la sensación de que la serie no cambia (o, por lo menos, no notablemente) puede resultar algo insatisfactoria. Sin embargo, en realidad nos encontramos con que no es que sea mejor o peor, es que el factor sorpresa ya no existe.