‘Primal’ no es una serie parecida a otros trabajos animados que hayamos visto recientemente. Es parca en diálogos y absolutamente entregada a la acción y la violencia, hasta tal punto que resulta grotesca, pero también atesora una de las mejores narraciones visuales que se hayan visto en cualquier medio en los últimos años. Pero esto no debe sorprender viniendo de su creador, Genndy Tartakovsky, que en 2022 estrenó la segunda temporada en HBO Max del mejor trabajo de su carrera.
El animador fue responsable de la también muy épica ‘Samurai Jack’, y aquí también hay muchos matices de aquella fantasía oscura, que regresa después de un final brutal del primer grupo de episodios. La historia no se anda con rodeos y comienza justo donde lo dejó el episodio final de la anterior temporada, con el protagonista cavernícola Spear y el dinosaurio Fang sin su amiga Mira, secuestrada por traficantes de esclavos que se la han llevado en un barco.
El inicio, centrado en cómo el secuestro de Mira deja tocado a Spear, es el preludio de un viaje bastante más emotivo que la anterior, incluso más que la recuperación de Fang, dejando ver las primeras conexiones reales que hemos visto entre el bárbaro y otro ser humano. Esto hace que el drama de la desesperanza de Spear o la obstinada determinación de Fang de reunirse con este tras una tormenta desagradable vayan teniendo más calado en la acción, tan dinámica y presente como siempre, pero con más elementos en juego.
La fantasía de ver a Conan encima de un dinosario
Lo mejor de ‘Primal’ es que nunca sabes por dónde se moverá, desde la persecución en busca de Mira, pasaremos por aventuras que siempre tienen reservado más de lo que uno espera, y a lo largo de los 10 episodios veremos a antiguos guerreros celtas, vikingos, demonios, egipcios e incluso un sorprendente flashback al futuro en el episodio 5, un giro de 180 grados en donde vamos al Londres de 1890, donde conocemos a Charles Darwin, quien revela una teoría a sus amigos académicos sobre los "instintos primarios".
Un genial episodio embotellado que da contexto sobre la idea de la serie, el espíritu de lo indómito como clave de la supervivencia, que se corona como un pequeño episodio de terror animal, al estilo de películas con primates en sitios inesperados como ‘Link’ o ‘Shakma’. Sin embargo, el momento álgido de la temporada es justamente el episodio anterior, una batalla salvaje que lleva la escala de la acción vista a niveles absurdos, y los planteamientos secuenciales a una construcción masiva que puede ser la pura definición del estilo de Tartakovsky.
Si la temporada 1 fue violenta, esta lo es mucho más: tribus enteras aniquiladas, mutilación, decapitaciones, amputaciones de extremidades, pájaros alimentándose de cadáveres y muchísima sangre que confieren la esencia de una fantasía oscurísima con un estilo colorido que parece como si el Ralph Bakshi de ‘Tygra, hielo y fuego’ (1983) adaptara ‘La espada salvaje de Conan’ en la época del cine mudo. El sello distintivo de ‘Primal’ es su falta de texto, algo que nunca hace que parezca que se reduce el nivel de complejidad de lo que cuenta, pero eso no es del todo cierto.
Una obra maestra de la animación
Parte del encanto de lo que consigue Tartakovsky es lograr nuevas maneras de transmitir detalles, sentimientos, planes y consecuencias de estos a base de montaje y una gran gama de expresiones en sus personajes, pero también en su composición de escenas y planos generales, transmitiendo todas la sensaciones necesarias en una estampa de descanso tras la batalla en un plano. El actor Aaron LaPlante, continúa dotando al neandertal de una emoción y sutileza sorprendentes, a través de sus gruñidos y gritos, a pesar de que no sabe articular palabra. El conjunto deja un trabajo magistral, que comunica tanto como una serie dialogada.
Sin embargo, en comparación con la anterior, esta nueva temporada no es tan compacta. La trama egipcia en tres partes se estira de más, teniendo en cuenta que la esencia de la serie es la estructura de monstruo de la semana, aunque tanto esa como la historia secundaria de la venganza tienen importancia en el final, que podría funcionar como conclusión de la serie, al menos mientras no se confirme una improbable temporada 3.
De todas formas, es difícil ver ‘Primal’ como algo separado en temporadas, en conjunto es una representación brutal de una prehistoria de fantasía en la que Genndy Tartakovsky se nutre de la espada y brujería tradicional para hacer algo así como ‘En busca del fuego’ con dinosaurios, que sustituye la idea camp de ‘Hace un millón de años’ por la brutalidad de la saga ‘Predator’ o el cine de terror de supervivencia, los tebeos de 2000 A.D. y todo lo que se puede pedir a una serie de acción: un protagonista bárbaro encima de un dinosaurio contra brujas, monstruos, demonios y vikingos.
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