'El último bailarín de Mao' ('Mao´s Last Dancer' 2009), de Bruce Beresford, es un film biográfico sobre Li Cunxin, un extraordinario artista que aprendió en la escuela del régimen comunista de Mao, pero que fue descubierto a una temprana edad por el coreógrafo Ben Stevenson, quien le consiguió una estadía estudiantil en EE. UU. Allí, Li conoció a una chica y aprendió a sentir auténticamente lo que bailaba. Por ello, cuando llegó la hora de regresar a su país natal, su empeño de permanecer en América causó un incidente diplomático que se conoció en el mundo entero.
No hace mucho, hablaba de la habilidad de un director para narrar una película, algo que va más allá de sus dotes como realizador, que son fácilmente apreciables a simple vista: encuadres, movimientos de cámara y otras cuestiones. En la labor narrativa se incluiría a capacidad de saber hacer resaltar los momentos que lo necesitan, de dotar de emociones a las situaciones que se prestan, de crear un tempo y un avance argumental… Son facetas relacionadas con el montaje, y obviamente también con el guión, pero en última instancia son responsabilidad del director.
En el caso de 'El último bailarín de Mao', Bruce Beresford ('Paseando a Miss Daisy') demuestra una gran capacidad para narrar de la forma en la que se lo propone y de extraer de esta historia las emociones que busca. No queda un ojo seco cuando llega la apoteosis emotiva de este film. Es un aspecto que puede causar rechazo a los seguidores de un cine sobrio y alejado de lo hollywoodiense, pero no por ello es algo fácil de hallar entre los estrenos, por mucho que sus directores lo intenten.
Quizá porque Jan Sardi ('Shine') ha escrito el guión basándose en la autobiografía que publicó el propio Cunxin, se pueden atisbar en el resultado tintes hagiográficos. Incluso en algo no biográfico, habría que huir de los protagonistas demasiado perfectos, pero el personaje del bailarín, aunque siempre quede como buena persona —su única demostración de «maldad» es un arrebato en el que exige que su mujer limpie la casa—, sus defectos se podrían entender en su falta de adecuación a las costumbres estadounidenses. Se le presentarán contradicciones y conflictos, a pesar de que él no sufra confusión.
El relato da comienzo cuando Li ya es adulto y viaja por primera vez fuera de su país. En los momentos indicados, entran los flashbacks que nos reflejan su infancia y adolescencia. Este recurso puede hacernos pensar en películas muy convencionales, incluso en telefilms, pues está utilizado con total clasicismo y gran corrección: se emplea en la justa medida y desaparece cuando deja de ser necesario. Por lo tanto, las vueltas atrás no aportan nada estructuralmente, pero sirven para introducir información que se requerirá en el terreno emocional.
En la cuestión política, 'El último bailarín de Mao' no se priva de apuntar hacia lo que los creadores consideran el lado correcto, pero con un punto de ecuanimidad que la aleja del panfleto .
En el elenco habría que destacar a Bruce Greenwood, quien da vida al coreógrafo que mueve los hilos de la historia y hace que todo lo acontecido sea posible. Apoyo y némesis en un único personaje, compone el papel más interesante de la película. Kyle MacLachlan y Joan Chen se unen de nuevo sin oportunidad de coincidir. Están correctos, pero en papeles menores de lo que sus respectivas famas deberían granjearles. El protagonista, Chi Cao, es un auténtico bailarín a quien Li Cunxin escogió para que lo encarnase. El joven hace un buen trabajo para estar fuera de su especialidad y logra la empatía que exige Beresford para que sus intenciones se cumplan.
'El último bailarín de Mao' parte de elementos tópicos y manidos, sigue consignas nada novedosas y forma parte de uno de los géneros que menos interés me despiertan, las biopics. A pesar de ello, es sumamente eficaz, ganándose la categoría de buena película y de cita obligada para quienes quieran recuperar una de esas posibilidades que antes el cine ofrecía con mucha más frecuencia: la de emocionar.
'El último bailarín de Mao' —cuyo tráiler se puede ver en este enlace— se estrenará en España el 17 de diciembre.