'Seda' está protagonizada por la ultrafamosa Keira Knightley, es la adaptación de la novela homónima de Alessandro Baricco, es una historia de amor, con un diseño de producción más que excelente, y un guión que condensa bastante bien todos sus elementos en menos de dos horas, cerrándolo todo de forma muy elegante, y bañando el conjunto con una de las mejores bandas sonoras compuestas recientemente, obra de Ryuichi Sakamoto, quien ganó un Oscar por la multipremiada 'El Último Emperador', pero todos le recordamos por su maravilloso trabajo para 'Feliz Navidad, Mr. Lawrence'.
Y sin embargo, 'Seda' ha sido un fracaso tanto a nivel taquillero, en el que muy probablemente ha tenido mucho que ver su más que limitada distribución en todas partes del mundo (en España se estrenó hace casi dos meses, y muchos no se enteraron), y también que ha tenido críticas poco más que desastrosas. Cuando una película tiene esa carta de presentación, lo más probable es que esté condenada al olvido. Y sinceramente, creo que en este caso es totalmente injusto. 'Seda' no es ninguna maravilla, pero desde luego contiene cosas interesantes y buenas.
SPOILERS
'Seda' está ambientada en la segunda mitad del siglo XIX, en un pequeño pueblo francés, en el que un comerciante llamado Boldabiou, descubre que la mejor seda se encuentra en Japón. Hasta allí enviará a un joven militar, y buen amigo, con el fin de traer consigo los preciados huevos de gusano con los que fabricarán más seda y el pueblo prosperará como nunca lo ha hecho. Dicho viaje supone separar a su joven amigo de su encantadora esposa. Ambos se han jurado amor eterno. O no.
'Seda' supone el regreso a la dirección, tras nueve años de inactividad, de François Girard, de quien su último trabajo, 'El Violín Rojo', destacaba su impresionante banda sonora (ganadora del Oscars), en la que Joshua Bell interpretaba la majestuosa partitura de John Corigliano, con su típica sensibilidad. Todo lo demás se perdía en una narración bastante irregular e imprecisa. Parece que el paso del tiempo le ha hecho mejorar en ese aspecto, porque de lo que puede presumir 'Seda' es de contener una narración limpia y clara. Puede que en su parte central, cuando nuestro protagonista está en tierras japonesas, el ritmo decaiga un poco. Y es que el encuentro amoroso del occidental con su futuro amor japonés no está mostrado con la fuerza necesaria. Aparte de previsible en su trama, cuando éste sucede no nos interesan demasiado sus consecuencias. Así pues, la posterior relevancia de su relación con su esposa, cobra una importancia exagerada, y termina por obviar lo que ya sabíamos, por reforzarlo un poco inútilmente. Eso sí, todo adornado con una fastuosa puesta en escena, un trabajo de fotografía, obra de Alain Dostie, realmente soberbio, imponentes paisajes, nada recargados, y un trabajo actoral secundario que compensa el flojo trabajo de la pareja protagonista.
Keira Knightley parece que se encuentra mejor en películas de época, tal y como lo demuestran sus dos trabajos a las órdenes de Joe Wright, pero aquí vuelve a deleitarnos con su habitual inexpresividad, y no poseer ni la más mínima química con Michael Pitt, quien tampoco hace demasiado con su personaje, sólo llevar más maquillaje encima según van pasando los años. Afortunadamente tenemos a unos actores secundándoles, que realizan un buen trabajo. Son ellos los que dan más intensidad a la historia. Así pues, en la parte oriental destacan Kôji Yakusho, dando vida al cornudo marido, que con sólo estar callado transmite más que con el más acertado de los diálogos; y Miki Nakatani, dando vida a la dueña de un burdel, amiga y consejera de nuestro protagonista, y que se reserva una sorpresa final que provoca una situación final que empareja la película con esa obra maestra de Martin Scorsese, 'La Edad de la Inocencia', salvando las distancias por supuesto. Y en el lado occidental tenemos a un muy acertado Alfred Molina, con un personaje lleno de carisma, origen de prácticamente todo, y cuya pequeña historia con el billar forma parte de lo mejor del film.
'Seda' es una correcta película, no exenta de interés. Aunque su trama abarca muchos años, realmente no hay mucho de lo qué hablar, y la progresión de los personajes no parece de lo más acertado, por no hablar de que la diferencia cultural entre occidentales y orientales está tratada muy a la ligera. Aún así, se disfruta en su justa medida y sin complejos, y hasta se respira cierto aire clásico en alguno de sus tramos. Menos da una piedra.
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