Un escalofriante viaje a la conspiranoia de las enigmáticas intrusiones en la señal televisiva de los 80 y 90
No a mucha gente le sonará el título ‘Broadcast Signal Intrusion’, un thriller de horror psicológico de 2021 dirigido por Jacob Gentry que se estrena ahora en España gracias a Shadowz. Una obra que se introduce en la paranoia y los oscuros entresijos tras un suceso real que sigue siendo un gran misterio sin resolver. Está protagonizada por Harry Shum Jr. en el papel de James, un archivero de vídeo que se obsesiona con una serie de espeluznantes intrusiones de emisión (BSI) que cree que están relacionadas con la desaparición de su esposa.
Ambientada en 1999, la película sigue a James cuando se topa con una perturbadora emisión mientras archiva cintas de vídeo. Las imágenes muestran a una figura enmascarada en un entorno irreconocible, acompañada de un audio distorsionado. Intrigado y perturbado, decide profundizar en el misterio y descubre que estas intrusiones se produjeron alrededor de las mismas fechas que las desapariciones de varias mujeres, entre ellas su esposa. Una trama que se inspira parcialmente en un fenómeno que adquirió notoriedad en las décadas de 1980 y 1990.
Uno de los incidentes más célebres es el de Max Headroom, cuando el 22 de noviembre de 1987, dos cadenas de televisión de Chicago fueron pirateadas por un desconocido que llevaba una máscara del personaje, durante la sección de deportes y en mitad de un episodio de ‘Doctor Who’. Las autoridades fueron incapaces de identificar al culpable. Otro incidente notable ocurrió en 1977 en el Reino Unido, cuando el audio de las noticias de la mañana fue sustituido por una voz que afirmaba ser un extraterrestre llamado Vrillon, que lanzaba un mensaje de paz y advertencia para los humanos para alcanzarla.
Intrusiones reales y creepypasta
Los incidentes eran poco frecuentes, pero pusieron de manifiesto las vulnerabilidades de los sistemas de radiodifusión y calaron en el imaginario colectivo, con todo tipo de teorías de la conspiración y leyendas urbanas, principalmente en formas de creepypasta, el género de relatos de terror que se comparten en Internet, como por ejemplo 'The Wyoming Incident', que describe una intrusión ficticia en una emisión que mostraba imágenes inquietantes y provocaba náuseas y alucinaciones a los espectadores. Todas explotan los mismos miedos que evocan las BSI en la vida real.
La idea de que nuestros medios de comunicación, fuente de información y entretenimiento, pueden ser subvertidos para ofrecer contenidos perturbadores y malévolos es un concepto más tangible de lo que parece, aunque en ‘Broadcast Signal Intrusion’ predomina una opacidad digna de thrillers políticos tanto de los años setenta como ‘El último testigo’ o ‘Impacto’ como recientes, por ejemplo, ‘Black Box’. Aquí la investigación conduce a un laberinto de teorías conspirativas, personajes en la sombra y pistas que atrapan a James en una red de paranoia.
Su viaje está impulsado por el dolor no resuelto por la desaparición de su esposa. Su obsesión por las BSI se convierte en una forma de afrontar su pérdida, ya que proyecta en su necesidad de cierre en el misterio una búsqueda de sentido en un mundo caótico que empieza a dibujarle como un narrador no fiable. Un reflejo también de la manipulación mediática o la distorsión de la realidad en la era digital, donde la desinformación es el punto de caída en la madriguera de Quanons y Pizzagates, aunque la película no acabe de entrar demasiado en favor de la sensación de terror que va envolviendo al protagonista.
Un misterio sin resolver, también en la película
De hecho, parte de la atracción de los creepypasta es su afinidad por las texturas y su relación con el llamado analog horror, por lo que visualmente tiende a una estética retro, rica en secuencias granuladas de VHS y tecnología analógica, que hace que sus clips piratas sean más perturbadores, llenos de imágenes extrañas, máscaras de pesadilla, audios distorsionados o mensajes crípticos. Un complemento más al nuevo movimiento alrededor de los VHS que viene apareciendo en el terror, desde ‘Archivo 81’ a ‘Censor’ o la reciente ‘The Last Video Store’.
Hasta cierto punto, ‘Broadcast Signal Intrusion’ habla sobre un precedente de los horrores ocultos en la Deep web, las páginas ocultas con contenido infernal y un reino de tinieblas de urls prohibidas que películas como ‘Red Rooms’ están representado en la actualidad. Pero, más allá del de la leyenda negra, sí que hay un elemento relevante sobre la vigilancia y la pérdida de privacidad resuena en una generación que ha crecido en la era digital.
Puede que su final sea un anticlímax decepcionante para la impecable construcción que va desarrollando a lo largo del viaje de su protagonista, pero es precisamente en su falta de respuestas donde radica también su poder de inquietud a largo plazo, su escena final, en medio de la carretera, plantea aún más preguntas que respuestas, e invita a revisar la película minuciosamente, para el que quiera entrar en el mismo agujero de obsesión que el protagonista, pero es la sensación de no haber rascado ni la punta del iceberg lo que contagia un desasosiego que queda enquistado tras acabar los créditos.
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