Después de unos años con películas inaugurales de discutible calidad, el Festival de San Sebastián ha decidido abrir este año su sección oficial de largometrajes a concurso con 'La decisión' ('Blackbird'), remake estadounidense de 'Corazón silencioso' ('Stille hjerte'), cinta por la que el sueco Bille August optó a la Concha de Oro en 2014.
Un agradable remake para abrir Donostia 2019
Una propuesta que el público de la ciudad agradecerá por su ligereza y que demuestra un movimiento inteligente por parte del equipo de programación. La película de Roger Michell cuenta la historia de una mujer enferma de ELA que piensa acabar con su vida antes de que la enfermedad la impida ser independiente, y decide pasar su último fin de semana rodeada de sus dos hijas, su nuero y su nuera, su mejor amigas y sus nietos; esperarán a que el marido, médico, le aplique la eutanasia.
Lo sorprendente de la propuesta es que, pese a la crudeza del tema que trata, es una película muy agradable de ver. Michell encuentra un tono sorprendentemente ligero, pero nunca cínico. Es muy consciente de la problemática del tema que tiene entre manos y en lugar de hacer miseria con ellos, decide ponerse en la piel del personaje de la madre que entiende esa despedida como un momento para disfrutar juntos y no para el dolor.
Así pues, y dentro de los límites morales correspondientes, 'La decisión' es una película muy vitalista y divertida, una constante celebración de la vida. Por ello, director y guionista (Christian Thorpe) se permiten introducir pequeños golpes de humor que hacen de su visionado algo sorprendentemente satisfactorio.
Tampoco se olvidan de que, al fin y al cabo, es una historia sobre la muerte y por ello la película tiene una iluminación lúgubre y utiliza elementos como el mar o una cena para darnos esa sensación de final. La protagonista (interpretada por Susan Sarandon) también demuestra que tiene miedo a lo que viene, pero está segura de la decisión que ha tomado y eso llevará al resto de sus familiares al desconcierto que derivará en una especie de caos donde algunos secretos saldrán a la luz.
'La decisión': Roger Michell hace brillar a sus actores
El hecho de que sólo se utilice un espacio, que suceda en un tiempo tan concreto y esta combinación de temas que llevan de la risa al llanto, convierten a 'La decisión' en una película tremendamente teatral, y eso se nota en la forma de dirigir a los actores. En ocasiones pueden resultar un poco excesivos, pero cada escena es un ejercicio absoluto de lucimiento para un reparto en el que también se encuentran Sam Neill, Kate Winslet o Mia Wasikowska.
Si hubiera que definir 'La decisión' con un adjetivo sería tierna, y esto es gracias a cómo filma Michell porque en cada escena hay un acercamiento íntimo y cariñoso a todos los personajes sin ser nunca invasivo. El súmmum de todo esto será una falsa navidad que celebren por capricho de la matriarca, escena que se revela como la más bella de la cinta y que resume muy bien todo su contenido temático.
Volviendo al principio, es un acierto haber programado una película como esta para abrir el certamen. Es un trabajo que, dentro de su dureza, resulta tremendamente reconfortante y nunca trata al público como idiota. Tiene algún exceso y al final se acaba recreando demasiado, pero el auténtico mérito está en saber tratar un tema como este sin caer en el tremendismo fácil y logrando una película tan divertida y emotiva.
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