Sam Raimi promete arrastrarte al infierno

‘Arrástrame al infierno’ (‘Drag Me To Hell’, 2009) es el llamativo y ajustado título de la última película del director Sam Raimi, uno de esos pocos privilegiados que pueden usar su nombre como reclamo para el público. Pero el de Raimi es un caso particular, porque lo más famoso que ha realizado es la actual trilogía de ‘Spider-Man’ (ya se cocinan otras tres películas más), y eso puede llevar a error a muchos de los que se acerquen a ver su nuevo trabajo.

Y es que antes de orquestar las aventuras del hombre araña, Sam Raimi se ganó un nombre gracias a otra trilogía, mucho menos glamourosa, pero también popular, a su modo: ‘Evil Dead’ (en español, la primera de las tres películas se llama ‘Posesión infernal’), de la que, por cierto, igualmente se viene diciendo desde hace años que tendrá continuación. ‘Arrástrame al infierno’ es el regreso del director a ese cine con el que empezó, en un giro hacia atrás que sólo puede entenderse como una búsqueda de aire fresco, de libertad, de identidad, tras años de encorsetamiento en Hollywood. Y la jugada no le ha salido nada mal.

En términos económicos, que aunque no nos gusten también cuentan, la película ha logrado unos 76 millones de dólares en todo el mundo, unas cifras estupendas teniendo en cuenta que costó 30 hacerla. Así que Raimi logra dos tantos con su nueva obra: por un lado, hace justamente lo que le apetecía y lo que, al parecer, más le satisface; por otro lado, filma otro producto rentable en taquilla, que refuerza su posición. Pero lo fundamental, lo que más nos interesa, es la película en sí: ¿funciona o no? A mí sólo se me ocurre responder que sí. ‘Arrástrame al infierno’ cumple con todo lo que promete, principalmente, hacer pasar un mal y un buen rato, todo junto, como le gusta al director: “No puedo hacerlo de otra forma, porque soy tan cobarde que cuando me asusto empiezo a reír”.

Dice Raimi que muy pocos tienen su retorcido gusto por el horror y la comedia, pero parece que son más de los que cree. Por lo que me cuentan, lo que pasó en la sala en la que estuve es lo mismo que ha pasado en muchas otras: silencio, sustos y carcajadas, repitiéndose una y otra vez el mismo ciclo. No he visto muchas veces algo así en un cine, pasarlo tan mal y tan bien en apenas un segundo (mi novia casi me arranca el brazo derecho en una de las escenas), y es que ‘[REC]’ provocaba sustos, pero no risas. Personalmente, hacía tiempo que no me encontraba con una película de terror tan entretenida, sencilla y honesta como ‘Arrástrame al infierno’. Parece mentira que haya disfrutado más con ésta que con la nueva de Michael Mann, ‘Enemigos públicos’, pero así ha sido.

Tras un prólogo que es toda una declaración de intenciones, llega el título y la historia de Christine Brown (estupenda Alison Lohman), una chica sencilla y acomplejada que necesita un ascenso en su trabajo para, entre otras cosas, demostrar su valía a los demás, especialmente a la madre de su novio, el profesor Clay Dalton (Justin Long, tan poco acertado como siempre), que cree que Christine no es más que una joven de pueblo. Así que cuando la Sra. Ganush (una genial Lorna Raver) va al banco donde trabaja para pedir otra prórroga en su hipoteca, la chica decide quedar bien con su jefe y negar la ayuda a la anciana. Cosa de la que se va a arrepentir muy pronto.

A partir de ahí, la película deja los terrenos convencionales para comenzar a desmadrarse. La Sra. Ganush pasa de ser una tierna y débil vieja gitana a un verdadero monstruo vengativo. Tras una durísima (y tronchante) contienda en los aparcamientos subterráneos del banco, la anciana hará portadora de una terrible maldición a Christine. Nadie la cree, ni siquiera su novio, pero pronto empieza a tener visiones y su vida se va transformando en un infierno. Es sólo el principio, un demonio piensa apoderarse de ella y parece que nada podrá impedírselo.

Sobran algunos sustos repetidos, un poco de metraje (aunque dura poco más de una hora y media) y se echa en falta un poco más de historia, que está bien que sea simple y todo eso, porque es lo de menos, pero tiene tan poco fondo que en seguida se agota y no da para más, dando la sensación en varios momentos que Sam Raimi no sabe ya que hacer con sus personajes, y de ahí que vuelva una y otra vez a lo mismo (a la vieja y su pañuelo, aun cuando ya no tiene sentido que aparezcan). Si lo que buscas es una película de terror que además divierta, y no le vas a pedir tres pies al gato, no te lo pienses más, ve a ver ‘Arrástrame al infierno’, y si vas con una chica, pídele antes que se corte las uñas.

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