El anuncio de que Ben Affleck va a ser el nuevo Batman produjo tal oleada de ataques hacia su persona en Internet que calificarlo como una paliza mediática sería incluso quedarse corto. He de reconocer que yo mismo tuve mis dudas en primera instancia, pero las salvajadas que llegaron a decirse fueron tan desproporcionadas que estoy deseando que acabe callando las bocas de la misma forma que lo hizo Heath Ledger, quien fue objeto de un acoso y derribo similar cuando se hizo público que iba a dar vida a Joker en ‘El caballero oscuro’ (‘The Dark Knight’, Christopher Nolan, 2008) y ya sabemos lo que acabó pasando después.
Está claro que muchos van a mirar con lupa todo lo que haga Ben Affleck a partir de ahora, ya que, justo es reconocerlo, nunca ha estado a la altura de los grandes actores de su tiempo, pero eso no quiere decir que no sea bastante mejor de lo que se suele reconocer. La situación llegó a ser delirante en el caso de ‘Argo’ (Ben Affleck, 2012), donde no concibo la idea de que te pueda gustar la película sin que hayas disfrutado en mayor o menor medida de su actuación. Tengo ahora bastante curiosidad por ver las reacciones del público hacia ‘Runner Runner’ (Brad Furman, 2013), un relativamente digno pasatiempo en el que lo único que realmente sobresale es el derroche de carisma del próximo Batman.
Ben Affleck salva 'Runner Runner'
Hace un par de años se estrenó ‘El inocente’ (‘The Lincoln Lawyer’) en nuestro país sin armar demasiado ruido, pero el segundo largometraje de Brad Furman consiguió situar a su director en el mapa al demostrar una notable solvencia para realizar un dinámico entretenimiento —hasta tal punto de que estoy deseando que se ruede una secuela que seguramente jamás llegue a existir— a partir de una historia repleta de lugares comunes. Fue también la película que me hizo recobrar la confianza en el talento de Matthew McCounaghey, intérprete que había demostrado su talento en varias ocasiones, pero no con la suficiente consistencia y continuidad como para no tener dudas sobre su talento. Todos conocemos el dulce momento por el que pasa actualmente su carrera y no me extrañaría que ‘Runner Runner’ supusiera el inicio de lo mismo para Ben Affleck.
Si ‘El inocente’ era un agradable pasatiempo dentro del cine de juicios, ‘Runner Runner’ es un nuevo ejemplo de los relatos protagonizados por criminales financieros que acogen bajo su ala a un joven prometedor que no termina de saber exactamente dónde se está metiendo. Quizá ‘Wall Street’ (Oliver Stone, 1987) sea la película más representativa de esa tendencia, pero no son pocas las ficciones cinematográficas que han abordado la misma temática recurriendo a soluciones argumentales —casi— clónicas y que, en el fondo, nos venían a contar exactamente la misma historia. Eso sí, lo habitual es que su vertiente dramática sea el gran eje de dichos relatos, pero en el caso que nos ocupa se apuesta por ser un pasatiempo más o menos superficial, lo que acaba siendo al mismo tiempo un acierto y un error.
Es hasta cierto punto insólito que una producción en acción real de Hollywood con ciertas aspiraciones comerciales a duras penas llegue a los 90 minutos de duración, pero es que el guión de Brian Koppelman y David Levien, dúo profesional que ha firmado los libretos de cintas como las apreciables ‘Rounders’ (John Dahl, 1998) y ‘El jurado’ (‘Runaway Jury’, Gary Fleder, 2003), prefiere ponerle las cosas sencillas a Furman para imprimir un ritmo ágil a una historia muy manoseada, ya que difícilmente podrían ofrecer nada nuevo si se apostase por un acercamiento más profundo y elaborado, pero a cambio también nos da bastante igual lo que vaya a suceder. Con esto consiguen que uno no se aburra en ningún momento —la elegante ligereza de la puesta en escena de Furman también resulta vital en esto—, pero también que únicamente Ben Affleck tenga posibilidades de lucirse con un personaje bombón sobre el que a buen seguro no faltarán los que digan que sí, que lo hace bien, pero que muchos hubiesen estado aún mejor.
También en su momento hubo muchas dudas sobre la mera posibilidad de que Justin Timberlake tan siquiera supiera actuar y que su salto al cine no fuese más que un capricho de divo. Esa idea ha quedado desterrada con el paso del tiempo y las películas, pero con 'Runner Runner' nos demuestra que lo suyo son los secundarios jugosos y no los protagonistas intercambiables con los de otros relatos similares. Con todo, Timberlake y su desparpajo natural se esfuerzas para no estar condenados a ser poco más que una cara bonita, pero todo se viene abajo en cuanto le toca compartir plano con un estupendo Ben Affleck. Por su parte, Gemma Arterton luce físico y erotismo contenido, pero es la más anodina del trío protagonista, algo ya habitual en su carrera.
'Runner Runner' es una película que debería haber sido mucho mejor de lo que realmente es, tanto por el exceso de tópicos y lugares comunes como por las limitaciones autoimpuestas de la historia. Sólo la carismática presencia de Ben Affleck —ya era consciente de que sabía actuar, pero carisma siempre había creído que apenas tenía—, que se come la pantalla en cada una de sus apariciones, consigue que el principal atractivo de 'Runner Runner' no sea el hecho de que al menos no aburre.
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