'Rudo y Cursi', de hermanos y sobre hermanos

Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro y Alejandro González Iñárritu firman como Cha cha chá para formar un trío de productores que apoyan al hermano de Alfonso, Carlos Cuarón, en la dirección de ‘Rudo y Cursi’, una sencilla historia sobre dos hermanos que son descubiertos por un ojeador argentino y lanzados al fútbol mexicano de primera división. Su ascensión meteórica chocará con sus personalidades: Cursi (Gael García Bernal) es enamoradizo y sus rachas dependen de su estado de ánimo, y Rudo (Diego Luna) es ludópata y su juego pondrá en peligro su futuro.

Carlos Cuarón demuestra que puede llevar con orgullo el apellido, ya que consigue algunas imágenes muy bien compuestas, especialmente en el inicio del film, donde una serie de planos que podrían parecer de un spot publicitario, nos van introduciendo en el mundo futbolístico. A pesar del bajo presupuesto, la película tiene un acabado digno y presenta algunos momentos logrados. La historia resume varios años en las vidas de estos futbolistas y hace un uso valiente de la elipsis, gracias a lo cual, se obtiene una apariencia de buen ritmo narrativo.


La trama, de la que ya conocemos hasta los últimos elementos, pues se nos ha contado en otras ocasiones, no es más que una excusa o un telón de fondo para mostrarnos las personalidades de los hermanos y la relación que hay entre ellos. Como Pau y Marc Gasol, tienen que enfrentarse en diferentes equipos y el público está expectante por ver cómo termina la contienda. Como si fuesen unos Benji y Oliver mexicanos, uno de nuestros protagonistas es potero y el otro le tiene que marcar un gol.

Pero hasta ahí va su rivalidad, pues cuando están juntos, lo que se demuestra es que se quieren y que se llevan relativamente bien. Esto me hace pensar que, o bien se ha hablado de rivalidad en las sinopsis para vender mejor la película, o bien Cuarón intentó introducirla en el argumento, pero sin demasiado éxito. De la misma forma, esas personalidades que se nos quiere hacer creer que son opuestas con sus motes y con algunos diálogos que lo mencionan, en realidad son similares. Ambos son personajes casi vacíos, individuos con pocas luces, que se dejan llevar por lo que les rodea y quienes les rodean, siendo siempre víctimas de todo y de todos.

Con esto, la fuerza psicológica o dramática que podría tener el film queda reducida, pues ni vemos fuertes conflictos entre ellos dos o entre alguno de ellos y la sociedad, ni tampoco vemos un retrato profundamente realizado de sus personalidades. De todas formas, tanto empeño por contarnos una historia personal, al final va dando resultado y, tras mucha insistencia en este aspecto de la historia, Cuarón consigue calarnos de alguna forma y hacernos sentir empatía por los hermanos y por lo que les está ocurriendo.

Carlos Cuarón decidió introducir momentos cómicos dentro de un film que se podría considerar un drama. A pesar de ello, ‘Rudo y Cursi’ no es una clara comedia, ni tampoco una tragicomedia, es decir, un film dramático con alivios cómicos. El tono es más bien indefinido y los momentos graciosos en muchas ocasiones se derivan de la ineptitud de los personajes más que de situaciones humorísticas. En los diálogos se busca la risa a través de la acumulación de muletillas típicas locales en secuencias innecesariamente largas –más que a su duración me refiero a esa tendencia actual, especialmente común en momentos improvisados, de prolongar las escenas más allá de donde habría estado el corte habitual— que no suenan naturales, quizá porque están dobladas o porque Gael García Bernal y Diego Luna las interpretan de manera afectada y todo su lenguaje corporal se reduce a echarse la mano al paquete.

El verdadero humor lo introduce Guillermo Francella, tanto en sus propias intervenciones, como en los comentarios que provoca en los demás. Este personaje del representante argentino es el que, en mi opinión, está más logrado de todos. Sin embargo, su voz en off, que lanza filosofía barata en frases que, hasta en boca de un argentino, resultan pedantes, es lo peor del conjunto.

En definitiva, es una película que presenta algunos defectos y que no es redonda ni tampoco está equilibrada, pero que tiene momentos buenos y que, al final de todo su transcurrir, logra crear el efecto que persigue en el espectador.

Más información en Blogdecine sobre ‘Rudo y cursi’.

Mi puntuación:

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