Estas últimas semanas se ha hablado mucho de ‘El último baile’, la docuserie sobre Michael Jordan coproducida por Netflix y ESPN que utilizaba su último año como jugador de los Chicago Bulls para realizar un repaso más extenso a toda su carrera. Eso permitía al director Jason Hehir hacer varias paradas en algunos de sus principales compañeros en el equipo, entre ellos un Dennis Rodman que llegó a tener una popularidad que rivalizaba con la del propio Jordan.
Apodado El Gusano, Rodman se hizo con méritos propios con el honor de ser considerado uno de los mejores defensores y reboteadores de la historia de la NBA. ESPN ya se había fijado en su figura, sacando adelante ‘Rodman: para lo bueno y para lo malo’, un estupendo documental dentro de la serie ‘30 for 30’ que tenéis disponible en Movistar+ si os quedasteis con ganas de saber más sobre él.
Una personalidad compleja
En el caso de ‘Rodman: para lo bueno y para lo malo’ sí que se opta por un repaso cronológico a la vida de Rodman, ya que en esta ocasión no tiene que intentar descifrar a un genio tiránico como Jordan, sino mostrar abiertamente todos los rasgos de una personalidad compleja y llena de contradicciones. Para ello la primera parada es su familia en la vida real, donde nunca terminó de encajar, estando plegado a los deseos de sus hermanas y notando tanto el abandono paterno como el desinterés de su madre.
Ahí el director Todd Kapostasy tenía el material ideal para construir ‘Rodman: para lo bueno y para lo malo’ buscando que sintamos pena hacia su protagonista dadas tanto sus raíces como sus dificultades para encontrar su lugar en el mundo, incluso como un simple estudiante. Sin embargo, aquí lo que interesa es intentar ofrecer un retrato lo más certero, por lo que ya de entrada se utiliza la voz de Jamie Foxx, que realiza aquí las funciones de narrador, para hacer incisos que en otra obra de estas características podrían estar fuera de lugar, pero que aquí encajan a la perfección.
Además, no suponen una pausa de la narración, ya que se centran en ir en consonancia con la personalidad de Rodman, quien durante mucho tiempo parecía que lo único que buscaba era encontrar una auténtica familia para que cuando llegue su no buscada paternidad quede claro su incapacidad para ejercer como progenitor. Por ello, tan pronto pasa de ser un ídolo a caer tan bajo que poco faltó para que se suicidase.
Durante bastantes minutos, Rodman es presentado como alguien que no termina de encajar, alguien que se agarra al momento, obviando todos los detalles que no se ajustan a sus necesidades. Por ello, ese renacer que él mismo vende es a su manera el despertar del verdadero Rodman, alguien capaz de asombrar en la pista y convertirse en un ídolo de masas para poco después hundirse por completo. Su vida no deja de ser una montaña rusa y es lógico que muchos, incluido el propio Jordan, llegasen a pensar que nunca llegaría a cumplir 40 años.
Una montaña rusa de emociones
Lo curioso es que ese renacer se vende por él mismo como su forma de asumir que tenía que hacer lo que le viniese en gana sin pensar en las consecuencias para así poder ser feliz. Sin embargo, a la hora de la verdad es un arma de doble filo que le hizo caer en una vida de excesos que le hicieron alcanzar una notoriedad pública aún mayor, pero a cambio de que la palabra altibajo se convirtiese en un sinónimo de su modo de vida.
Es en esa segunda parte cuando ‘Rodman: para lo bueno y para lo malo’ ofrece su mejor versión al poder indagar en una figura carismática pero con un claro componente autodestructivo no buscado. Alguien con el que es fácil conectar y entender sus motivaciones, pero al mismo tiempo no puedes obviar la espiral de degeneración en la que cae. Es verdad que ojalá se hubiese entrado también en otros temas como su intento de ser una estrella de cine o su etapa como luchador de wrestling, pero tampoco hace falta para poder ir mucho más allá de un acercamiento superficial hacia él.
Eso es algo que Kapostasy parece tener claro desde el primer momento, incluyendo tanto la forma de dar arranque al documental como el hecho de que los momentos que se centran en declaraciones realizadas por el propio Rodman tengan lugar en un gran teatro vacío. Solamente él fue el responsable de tocar el cielo para bajar luego a los infiernos, quedándose a su manera solo en el proceso.
Hay pequeñas píldoras de esperanza repartidas aquí y allá, pero la sensación que queda es que Rodman nunca llegó a ser feliz de forma prolongada y que en todo momento está buscando su encaje en el mundo. Su relación con el régimen norcoreano no deja de ser un paso casi hasta lógico en su forma de abordar la vida, teniendo la misma facilidad para emocionarnos con su franqueza para desnudar sus emociones como para asombrarnos por la infinidad de errores, sobre todo en su vida personal, en los que ha ido incurriendo.
En resumidas cuentas
Y es que el propio título de ‘Rodman: para lo bueno y para lo malo’ nos deja claro que no estamos ante un documental complaciente, sino una exploración de una de las figuras más controvertidas de la historia del baloncesto. Alguien que al igual que Jordan traspasó la frontera de ese deporte, aunque en este caso sea para ofrecer una visión franca que puede resultar desoladora.
Puedes ver 'Rodman: para lo bueno y para lo malo' en Movistar+.
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