Robin Hood es uno de los personajes más populares de la historia y aún en pleno siglo XXI se sigue investigando sobre sus verdaderos orígenes. No obstante, lo que realmente ha perdurado es la leyenda que el cine ha promovido a lo largo de la multitud de películas que lo han tenido como protagonista. Este 5 de diciembre llega a los cines novelas una nueva aventura en la que este peculiar bandido cuenta con el rostro de Taron Egerton.
Egerton fue el gran descubrimiento de Matthew Vaughn en la saga ‘Kingsman’, pero alejado de la misma tampoco había tenido muchas oportunidades de refrendar ese encanto con el que cautivó a millones de espectadores. Por mi parte, había adoptado la postura de interesarme por cualquier película que contase con él, pero eso ha cambiado tras ver esta nueva y deficiente ‘Robin Hood’.
Un enfoque discreto y mal desarrollado
La aventura ligera había sido el toque que mejor había funcionado en las películas sobre Robin Hood, pero a día de hoy hay ciertas tipologías de personaje -la figura del héroe de acción sería una de ellas- que podrían saber a poco al haber usurpado Marvel en parte ese espectro del cine de entretenimiento. La solución que plantea la película dirigida por Otto Bathurst es un tono algo más adulto, pero sin dar nunca con la tecla adecuada para desarrollarlo.
Pensemos por ejemplo en la introducción de nuestro protagonista: un joven de buena familia que vive la vida hasta que es llamado al frente, donde sobrevive gracias a sus habilidades para ser devuelto luego a casa por un acto de relativo heroísmo. Este punto resulta azaroso y un tanto gratuito, siendo el principal cimiento sobre el que se asienta una película que sacrifica cualquier tipo de profundidad sin saber nunca ser lo suficientemente vibrante como para compensarlo.
Ahí tenemos que remontarnos primero al guion firmado por Ben Chandler y David James Kelly para encontrar una tensión constante entre el clasicismo del personaje y su forma de darle un toque moderno. Esto es algo que ya llama la atención durante las batallas de las Cruzadas, pero también se traslada a multitud de detalles que nos llevan a cuestionar la situación histórica de la película. Todo resulta raro y a partir de ahí llegan otros problemas.
El más destacable es el propio tratamiento de los personajes. Es cierto que todos los miembros del reparto se esfuerzan para que sea menos patente, pero no hay nada en ellos que realmente te enganche, pues están abordados desde una preocupante monotonía que te impide querer que el héroe triunfe, mientras que los villanos ladran mucho pero muerden poco y demuestran tener una inteligencia de lo más cuestionable.
‘Robin Hood’ falla casi todo pero nunca se hunde completamente
Nos queda entonces el sentido de la aventura de ‘Robin Hood’, eso que te puede hacer pasar un muy buen rato en tu butaca o simplemente desear abandonar la sala lo antes posible. Aquí le tengo que conceder a Bathurst que sí sabe dar con el ritmo adecuado para matizar en parte todas las debilidades de la película, pero también que esas escenas de batalla que deberían ser memorables acaban transmitiendo esa misma sensación de monotonía que mencionaba antes sobre los personajes.
Lo curioso es que ‘Robin Hood’ nunca llega a resultar atropellada o estúpida, fallos habituales del cine de acción mal entendido, y tampoco se hunde con estrépito al final, algo que sí sucedía en el caso de ‘Rey Arturo: La leyenda de Excalibur’, cinta con la que creo que se la está comparando de forma un tanto errónea. Simplemente apuesta por un perfil bajo sin llegar a dar los mínimos razonables para que al menos sirva para pasar el rato.
Su mayor problema es que quiere ser ligera pero alterando la imagen de este legendario aventurero sin dar nunca que dar a cambio que lo justifique. Peor aún es que incluso logre neutralizar el encanto de Egerton, limitándolo a pequeños chispazos en los que nos recuerda más al Eggsy de ‘Kingsman’ que al personaje que tenemos delante. Me queda la duda de hasta qué punto es un error de casting o simplemente que no han sabido utilizarlo bien.
En definitiva, ‘Rohin Hood’ es una aventura discreta, un entretenimiento poco efectivo -se busca la diversión en ocasiones lográndolo a cuentagotas- y una película bastante floja. La mires por donde la mires no hay en ella ningún rasgo redentor que compense sus problemas. A cambio en ningún momento llega a ser un desastre, pero para darnos algo así casi hubiera preferido que se arriesgasen a convertirse en un bodrio a contentarse con tan poca cosa.
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