Fuerza y hon… Ah, no. Alzaos, y alzaos otra vez. Hasta que los corderos sean leones.
(Robin Longstride)
Al fin llegó a los cines la última versión de ‘Robin Hood’, después de innumerables arreglos y retrasos, desde que a principios de 2007 se anunciara el proyecto, inicialmente titulado ‘Nottingham’ pues el protagonista iba a ser el sheriff del lugar. Finalmente se optó por volver otra vez al punto de vista del bandido, pero para presentar algo novedoso se optó por centrarse en el origen de la leyenda; al parecer, por presiones de la estrella, Russell Crowe. 200 millones de dolares, que se dice pronto, es lo que ha costado esta ambiciosa producción orquestada por Ridley Scott, fabricada para arrasar en taquilla. En países como España ha sido todo un éxito, mientras que en EE.UU. sigue mandando ‘Iron Man 2’.
Dijo Scott, para justificar una nueva película sobre el arquero, que hasta ahora se habían filmado muchas versiones y ninguna buena, que la suya sería la verdaderamente memorable. Curiosamente, su ‘Robin Hood’ inauguró el Festival de Cannes este año (vendido al dólar como cualquier otro), en el que figura como presidente del jurado el señor Tim Burton, quien también nos vendió que versión de ‘Alicia en el país de las maravillas’ como la mejor de todas. La misma prepotencia y el mismo resultado, dos blockbusters desalmados que se quedan muy lejos de los mejores trabajos de estos cineastas (Burton cae en picado desde ‘Big Fish’, mientras que lo de Scott es una de cal y otra de arena). Que se veía venir, que les dará igual, de acuerdo, pero no deja de resultar lamentable que directores de su talla se arrastren, se vendan de esta manera, cuando hay otros que no pueden hacer cine o les cuesta la misma vida levantar un proyecto. Pero dejemos este triste asunto y vayamos ya al meollo de la cuestión, la desastrosa ‘Robin Hood’ (2010).
Escrita por Brian Helgeland, que revisó y modificó el primer guión de Ethan Reiff y Cyrus Voris, ‘Robin Hood’ nos presenta a un experto arquero al servicio del rey Ricardo Corazón de León, llamado Robin Longstride. Cuando muere el monarca en plena contienda, caen en manos de Robin por casualidad dos objetos: la corona de Ricardo y la espada de un noble, Robert Loxley, que el arquero se compromete a devolver a su familia. Robin, acompañado por tres fieles amigos, van primero a Londres, donde asisten a la rápida coronación de Juan, hermano de Ricardo, y luego al pueblo de Nottingham, donde conoce a la familia de Loxley (y a su mujer, Marion, de la que se enamora al instante). Mientras están allí, Godfrey manipula al rey para facilitar la llegada del ejército francés a las costas de Inglaterra, un país desesperado al borde de la guerra civil.
Un guión mediocre y una pobre realización, pero unos actores estupendos
He calificado a ‘Robin Hood’ de desastrosa y lo mantengo. Porque no puede calificarse de otra manera una película que ha costado una salvajada semejante, que está dirigida en teoría por uno de los mejores directores del planeta, que está protagonizada por gente de tanto talento como Russell Crowe, Cate Blanchett, Mark Strong, Max Von Sydow o William Hurt, y que el resultado sea un drama de aventuras frío, previsible, desangelado y torpe. No emociona nunca, no hay tensión, no hay interés, pues la narración es un caos, hay bajones de ritmo increíbles (en dos horas y cuarto se notan mucho), “zooms” y cámara lenta en momentos absurdos, un montaje alocado que no deja ver nada y una puesta en escena de lo más descuidada, dando pie a unas secuencias de acción tremendamente aburridas; todas los enfrentamientos y las batallas son iguales y da igual cómo acaben.
Cabe destacar también que parece una broma (de mal gusto) que vendan que se nos va a narrar algo diferente, una historia nunca antes contada, y que desde el principio ya sepamos todo lo que va a ocurrir, hasta el final, quién va a morir e incluso cómo. Y es que ‘Robin Hood’ no sólo recuerda a ‘Gladiator’ porque la dirige Scott y Crowe interpreta a un personaje similar, con el mismo peinado y una misma voluntad guerrera, sino también porque la trama es increíblemente similar, hasta el punto de que llega a resultar cómico estar viendo la película y ver los mismos giros, como la muerte al principio del rey, el regreso del protagonista (aunque aquí no es exactamente su tierra) junto a sus compañeros de aventuras (hay hasta un tipo muy grande que también empieza con mal pie, a quien da vida Kevin Durand), el sucesor del trono que miente, no sabe gobernar y va de hijo menospreciado… Hasta el final parece que va a repetirse, pero claro esto sólo es el origen del mito y un negocio, así que la puerta queda abierta para una o más secuelas.
Es triste, pero tras ver esta ‘Robin Hood’ no me queda en la memoria ninguna escena brillante, sólo algunos destellos de los actores, que se esfuerzan por mantener la ilusión del cuento, pero sí recuerdo bastantes momentos malos, mediocres o directamente vergonzosos. Seguro que vosotros, lectores, sacáis muchos más, un servidor se queda con las gratuitas escenas musicales, el fantástico plan de Walter Loxley para adoptar a Robin, el flashback inducido relacionado con el padre de Robin, la posterior lucha del pobre ciego con Godfrey, la aparición de los niños salvajes en la playa liderados por Marion, y sobre todo con ese plano antológico de Robin ensangrentado saliendo del agua para terminar con la batalla.
Podemos salvar, en definitiva, poco más que la competencia y el carisma del extenso reparto, del que en mi opinión sobresalen Mark Strong y William Hurt; de lo mejor del film es sin duda su breve encuentro en un oscuro pasillo, una vez que Godfrey se ha ganado la confianza del rey. Russell Crowe, en su quinta colaboración con Scott, no está muy inspirado, se le ve falto de energía (posiblemente aburrido al tener que hacer de Máximo otra vez), pero es un formidable actor y consigue que no se le note mucho lo poco implicado que está con una producción que, no obstante, le va a reportar grandes beneficios. Cate Blanchett, Max Von Sydow, Matthew Macfadyen y Danny Huston están en su sitio, aportando calidad al film, mientras que Oscar Isaac se queda un escalón por debajo en su intento de imitar a Joaquin Phoenix. Quien por cierto protagoniza una estupenda película titulada ‘Two Lovers’, actualmente en cartelera, mucho más intensa, emocionante y honesta.
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