Los vampiros están de capa caída. Tras el estreno de la flojísima '30 Días de Oscuridad', en la que precisamente lo mejor de la película era ese retrato animal de los vampiros, ahora nos llega 'Rise: Cazadora de Sangre', film estrenado con bastante retraso, tal y como viene siendo costumbre con aquellos títulos que no consiguen cierta repercusión en su país de origen. En concreto esta película sólo fue estrenada en el Festival de Tribeca, en suelo estadounidense, para meses más tarde pasar directamente al mercado del dvd.
'Rise: Cazadora de Sangre' narra la historia de una no-muerta, Sadie, que busca venganza contra aquel que la convirtió en algo que no quiere ser: un vampiro. Intentado vencer su ansia de sangre humana, se topará con un inspector de policía cuya hija pereció a manos del grupo de vampiros que Sadie va eliminando poco a poco. Pero vencer al cabecilla no va a ser tan fácil. Una historia típica y tópica que no aporta absolutamente nada al género más allá de un par de detalles argumentales nada aprovechados.
'Rise: Cazadora de Sangre' es una película que intenta en todo momento apartarse de lo conocido, proponiendo algún que otro camino nuevo en el tan manido tema del vampirismo. Siguen siendo tan guapos/as y seductores como antaño, aunque ya no nos encontramos con los típicos colmillos superafilados. Eso ya no existe, se alimentan igual que siempre, pero para degollar a su víctima, antes de morderle a lo bestia en el cuello, le hacen un corte con una pequeña arma. Este detalle llama la atención, porque al fin y al cabo es algo nuevo, algo que no habíamos visto en un film anterior sobre vampiros. Pero ahí se queda la cosa, en un pequeño apunte casi sin importancia.
La historia de 'Rise: Cazadora de Sangre' no interesa demasiado y está llena incongruencias, como personajes que entran y salen por doquier, o las motivaciones del grupo de vampiros para deshacerse de nuestra joven protagonista. En la película dan una, pero resulta tan estúpidamente inverosímil, que hasta hace gracia de lo ridícula que es. Sebastián Gutierrez es el desconocido director y guionista que se ha encargado de este film, cuya puesta en escena no se diferencia en absoluto de cualquier episodio de cualquier serie de televisión moderna (aunque sorprende comprobar que el director de fotografía es el prestigioso John Toll, que con su trabajo en esta película demuestra que cualquier tiempo pasado fue mejor, sobre todo si había más dinero para hacer las cosas), en las que no se nota quién ha dirigido tal o cual episodio, porque responden más bien a una determinada factura, que va desde lo impersonal hasta lo meramente funcional. Al menos en determinadas series hay ritmo, hay pasión. Aquí no hay nada de eso. La película llega a aburrir, y lo que es peor, no tiene alma. Ninguno de los personajes resulta interesante, o alberga algo de carisma, y sinceramente nos da igual lo que les ocurra. Por no hablar de lo terriblemente tópicos que resultan alguno de ellos, como por ejemplo, el jefe de los vampiros, que parece una especie de Lestat modernillo, recién salido de las rebajas. O la figura de ese policía alcohólico, al que los recuerdos de su hija asesinada le invaden en todo momento.
Lucy Liu es la protagonista del relato, y lo cierto es que no pone demasiado de su parte. A su lado, Michael Chiklis intentando resultar interesante con el personaje más previsible de la película. James D´Arcy es el jefe de los vampiros, un guaperas que sólo piensa en comer y en tener sexo con sus víctimas (mal explotado el componente sexual que toda historia de vampiros tiene), y Carla Gugino en un rol que podría haber dado mucho jugo, pero que termina siendo un simple boceto de lo que nos sugieren. También aparece, en un brevísimo papel, Robert Forster, pero su aparición se escapa de toda lógica, a no ser que sea el típico cameo realizado por colegueo, que parece que sí, pero es que su personaje es de lo más anodino.
Todos ellos deambulan con cara de perdidos por una película que no ofrece demasiadas escenas fuertes, y en las pocas que hay no escatiman en sangre, el único efecto visual que se permiten, ya que la película respira serie B por los cuatro costados. Ése es otro de los únicos detalles salvables del film, pero tampoco saben aprovecharlo. Para colmo, 'Rise: Cazadora de Sangre' no inquieta ni lo más mínimo, y ya no digamos asustar. A pesar de querer ser distinta, no lo consigue en absoluto, y sobre todo comete el error de tomarse demasiado en serio a sí misma. Y eso que el plano que cierra el film es prácticamente una tomadura de pelo. Una mala película.
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