Al oir nombrar a Ridley Scott, es muy evidente que los dos primeros filmes que saltan a la memoria del cinéfilo son aquellos que cimentaron su nombre y lo llevaron a unas cimas de las que hoy, más de treinta años después, sigue viviendo. Pero al margen de dichas cintas —que no volveré a citar por obvias— otras dos o tres son las que terminarían de perfilar lo más granado de la filmografía del británico por motivos que tienen mucho más que ver por la inusitada repercusión mediática de la película en cuestión que por, como es el caso que hoy nos ocupa, su calidad cinematográfica real.
Supongo, porque tampoco hay muchas cintas que se adscriban a la descripción anterior, que muchos de vosotros habrán pensado, al leer lo de "dos o tres", en 'Gladiator' (id, 2000), 'Black Hawk derribado' ('Black Hawk Dawn', 2001) y, cómo no, en aquella producción que apartó la mirada de Scott del proyecto de muy alto presupuesto que se traía entre manos y que decidió el mismo dirigir al considerar que el guión de Callie Khouri —que el valoraba como perfecto— no admitía los cambios que algunos de los cineastas a los que entrevistó sí querían hacer. 'Thelma & Louise' (id, 1991) se convertía así en el séptimo título en la filmografía de Ridley Scott.
Dos actrices en su mejor momento
Quizás esta afirmación pueda parecer algo ligera considerando que, en lo que compete a Susan Sarandon, todavía tendríamos que ver a la espléndida actriz en los papeles de la hermana Helen Prejean o el de Catherine Ames en la reivindicable 'Al caer el sol' ('Twilight', Robert Benton, 1998) antes de que se dedicara a meterse en cualquier producción que haya tenido a bien contratarla. Pero en lo que respecta a Geena Davis creo que es casi incuestionable que la ex de Renny Harlin nunca ha estado tan bien como en la piel de Thelma Dickinson.
Motor de los acontecimientos que se van precipitando en el guión de Khouri —que, y después pasaré a abundar en ello, considero que está muy lejos de ser perfecto como afirmaba Scott—, el personaje al que da vida Davis encuentra en la actriz la definición perfecta de las dos facetas tan dispares por las que transita su evolución, ya sea esta la inocencia a punto de agotarse de una mujer que nunca ha sido del todo feliz, o la determinación última de aquella que sabe que lo que está viviendo bien pueden ser los mejores momentos de toda su existencia.
A su lado, Sarandon da el perfecto contrapunto comedido y centrado, y la sabia combinación de ambas personalidades, que sin duda es lo mejor del trabajo de la guionista —en firme contraposición con lo caricaturesco de casi todos los hombres del filme—, es lo que probablemente provocó el gran éxito que 'Thelma & Louise' cosechó hace veintitrés años, logrando esta road movie colocar a Ridley Scott de nuevo en el punto de mira de crítica y público, algo que los Oscar tuvieron a bien reflejar con el galardón concedido a Khouri y la primera de las tres nominaciones a Mejor Director que ha conseguido el cineasta británico.
'Thelma & Louise', feminismo trasnochado
Y resulta curioso que así sea cuando es 'Thelma & Louise' https://www.espinof.com/criticas/ridley-scott-blade-runner-el-futuro-era-de-color-noir del realizador de 'Blade Runner' (id, 1982): rodada en su gran mayoría de día, con la noche reservada de forma casi exclusiva para dos escenas de tono sexual bien diferentes —la una, la que sirve como arranque a la huida de las protagonistas, la otra, la que termina por sellar su destino—, no encontramos en las grandes panorámicas de las interminables carreteras o el Cañón del Colorado casi nada de lo que había caracterizado al cine de Scott hasta entonces.
Despersonalizado pues por "exigencias del guión", es llamativo que, al verse obligado a dejar en parte su discurso visual, esta sea la cinta en la que mejor dirección de actores vemos por parte de un realizador al que al que, como hemos dicho ya en alguna ocasión, poco o nada le ha importado a lo largo de su trayectoria como discurran los protagonistas por la pantalla, ocupado como ha estado siempre de dotar a sus cintas de una cuidada atmósfera fruto de una fotografía que, como decía arriba, se naturaliza aquí más que en ningún otro título hasta entonces.
Ahora bien, disquisiciones relativas a la dirección al margen, y volviendo a lo que el guión de Khouri desarrolla, siempre me ha parecido llamativo que 'Thelma & Louise' se considere, como lo hará en ciertos círculos 'La teniente O'Neill' ('G.I.Jane', 1997), una apología que reivindica a la perfección la figura de la mujer verdadera cuando, tanto en este como en el filme protagonizado por Demi Moore, la definición de los personajes femeninos pasa por acercarlos de forma nada velada a arquetipos masculinos que, en el caso que nos ocupa toman la forma de los fuera de la ley.
Apoyado este discurso en esa elocuente secuencia que envuelve a ambas protagonistas y el conductor de un camión —evidente el símbolo fálico del container de carga del mismo—, y en la falsa épica, por artificiosa, que acerca el final de la cinta al que dos décadas antes había utilizado George Roy Hill junto a Paul Newman y Robert Redford, lo que al final queda de 'Thelma & Louise' es la sensación de que el mito construido alrededor de ella es tan falso como lo es la imagen de la mujer "liberada" que propone y que, finalmente, se queda muy lejos de llegar a construir.
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