No es un filme del futuro o el pasado. Ni siquiera se trata de una historia del ahora. El conflicto entre la oscuridad y la luz ha estado con nosotros desde la creación...y permanecerá con nosotros a través de la eternidad. Ridley Scott
Reflexionando acerca de la atmósfera oscura y opresiva que había caracterizado a 'Alien, el 8º pasajero' ('Alien', Ridley Scott, 1979) y 'Blade Runner' (id, Ridley Scott, 1982), Ridley Scott sintió que su siguiente proyecto tenía que poseer un espíritu más alegre y más orientado a la familia, de una naturaleza, en definitiva, completamente diferente a la de sus dos filmes previos. En contra de lo que se podría pensar por su maestría a la hora de mostrar ambientes saturados de tecnología, ésta nunca había interesado a un cineasta que se describía a sí mismo como un "anti-mecanismo" de corazón, y ya cuando dirigía 'Los duelistas' ('The Duellists', 1973), había decidido que quería rodar una cinta inspirada en la mitología o los cuentos de hadas así como en sus fantasías infantiles.
Con el proyecto de 'Tristán e Isolda' aparcado antes de comenzar el rodaje de 'Alien' —como ya vimos—, Scott se inclinó por una historia de hadas original que no se basaría en ningún cuento en concreto aunque sus raíces pudieran encontrarse en el folclore británico y del norte europeo, con el clásico enfrentamiento entre los poderes de la luz y la oscuridad como núcleo y motor que moviera todo.
Reescrituras y más reescrituras
La 'Leyenda de la Oscuridad', como inicialmente se le conocía, fue el resultado de la colaboración entre Scott y William Hjortsberg, responsable por ejemplo de la novela que Alan Parker adaptaría en la truculenta y fascinante 'El corazón del angel' ('Angel Heart', 1987) y escritor que forjaría con éste trabajo una historia que evocaba sensaciones parecidas a aquellas que se derivaban de 'La bella durmiente' o las que dimanaban de los cuentos de los Hermanos Grimm, relatos todos que Scott se había empapado antes de comenzar a trabajar en la redacción de un libreto que, no obstante, tenía más lugares comunes con el libro bíblico del Apocalipsis que con cualquier fuente mitológica.
De hecho, conceptos religiosos como la tentación, el pecado, el perdón y la redención son explorados en la cinta sin ningún tipo de arredros, con el unicornio como símbolo de Jesucristo —así lo expresaban escritos alegóricos medievales— y Darkness, el impresionante demonio interpretado por Tim Curry que se convirtió de mano de Rob Bottin en uno de los iconos más reconocibles del cine fantástico de todos los tiempos, encarnando tanto el reflejo del ángel caído como el símbolo pagano del deseo y la pasión animal, el sátiro.
Con un primer borrador de una oscuridad y caracter pesadillesco muy pertubadores, y que contenía una escena de sexo entre Lily, la princesa interpretada —es un decir— por Mia Sara y el señor oscuro, el guión de 'Legend' (id, 1985) fue sometido a constantes reescrituras, que llegaron hasta quince versiones diferentes de un libreto que sólo estuvo terminado momentos antes de arrancar con el accidentado rodaje que se llevó a cabo en los estudios Pinewood. Un rodaje que, con un incendio de por medio que gracias a la pericia de Scott sólo atrasó tres días el planning inicial, parecía no obstante querer poner sobre aviso al cineasta británico y a los ejecutivos de la Fox y la Universal del calvario que le quedaba por pasar a la cinta antes de poder alcanzar los cines.
Montajes y remontajes
Por más que la experiencia de trabajar con el director en 'Alien' había sido frustrante y gran parte de su trabajo se había quedado en la mesa de montaje en favor de ciertos temp tracks —la música temporal que utilizan los directores mientras están editando un filme para servir como guía al ambiente musical que quieren crear— que incluían un tema de Howard Hanson y composiciones suyas provenientes de 'Freud' (id, John Huston, 1962), Jerry Goldsmith estaba muy ilusionado por poder escribir la música para 'Legend', encantado como había quedado por el guión de Hjorstberg. Poco podía imaginar el maestro estadounidense que, superando lo que había tenido que padecer de cara a la cinta de ciencia-ficción, su trabajo para este cuento de hadas quedaría mutilado más allá del reconocimiento.
Y es que, toda vez la producción de la cinta se hubo completado y comenzó el arduo proceso de montaje, 'Legend' entró en una espiral de la que salió muy mal parada. El primer montaje que Scott y Terry Rawlings sacaron de la sala de edicición se prolongaba durante 125 minutos, una duración que se quedaría en 113 antes de los primeros y desastrosos pases previos en Estados Unidos, unos pases en los que el público asistente se quejaba del sentimetalismo del filme y que sirvieron de justificante a la Universal para eliminar entre 20 y 30 minutos de los montajes finales que se estrenaron a uno y otro lado del charco: mientras que el que se veía en las salas europeas durante la segunda mitad de 1985 alcanzaba los 95 minutos de duración, lo que se estrenaba en Estados Unidos en la primavera de 1986 se quedaba en 89.
Sea como fuere, dichos recortes incidieron de forma espectacular —y negativa, claro está— tanto en lo que a las intenciones de Scott y Hjortsberg para con la historia respecta, como en lo que compete a la fascinante banda sonora que Goldmisth compuso para este cuento lleno de magia y belleza visual, un trabajo que sufrió alteraciones tan brutales que, comparar el score que se puede escuchar de forma aislada en la edición en CD con lo que pudimos escuchar en el montaje estrenado en cines en 1985, es como querer comparar el día con la noche.
Los sonidos de la fantasía
Más allá de la mera componente visual —asombrosa como ella sola—, si hay un factor determinante que juega en favor de percibir a 'Legend' como un cuento que atrapa irremisiblemente, ese es la partitura compuesta por Jerry Goldsmith. Escrita durante tres meses —algo inaudito para una composición cinematográfica— mezclando los sonidos tradicionales de la orquesta y el coro con una agrupación de hasta seis sintetizadores de diferentes modelos, la música del maestro es el perfecto reflejo de lo que el guión quería transmitir y la película, por una razón u otra, no llegó a alcanzar.
Cuento en sí misma, la música de Goldsmith combina romanticismo, impresionismo y el carácter atonal y dodecafónico que el maestro tanto gustaba de incluir en sus composiciones. El resultado es un score que no se lo pone fácil al espectador y que salta de forma brusca entre las melodías más bellas y los golpes de sonidos sintéticos y que, temáticamente complejo, va narrando la historia en modos mucho más precisos que lo que se puede llegar a extraer del visionado del filme, un detalle cuanto menos curioso que habla, no cabe duda, de la maestria de uno de los mejores compositores con los que ha contado el séptimo arte.
Cuando la cinta se redujo a su duración final, la música de Goldsmith fue salvajemente alterada, perdiéndose la cohesión interna de un proceso que había comenzado en la pre-producción —otro detalle completamente anormal, el compositor siempre es de los últimos que se sube al barco de una producción y casi siempre lo hace cuando la cinta está montada en su práctica totalidad—. Utilizando temas del temp track extraídos de 'Psicosis II' ('Psycho II', Richard Franklin, 1983) (sic), no sería este el peor "feo" que se le haría al trabajo del músico ya que Universal, en un alarde de estupidez supina, consideró que para la versión americana de la cinta era necesaria una banda sonora más comercial y de estilo pop/rock, contratando a Tangerine Dream para hacer "más accesible a los jóvenes" la cinta.
Huelga decir que no fue así y siempre me ha gustado pensar que el batacazo que 'Legend' se dió en la taquilla fue en parte debido al maltrato al que se sometió a una de mis composiciones favoritas tanto de Goldsmith en particular como de los años 80 en general, un trabajo magnífico que no se pudo apreciar en su totalidad hasta la edición que se llevó a cabo en 1992 y cuya íntima comunión con las imágenes sólo es valorable (y no de forma plena) en el Montaje del Director del filme que se lanzó al mercado doméstico en 2002.
La magia de 'Legend'
Recuerdo el día como si fuera ayer: era un sábado por la mañana de 1990 y mi amigo Paco y yo nos habíamos acercado al enorme videoclub del que servidor era socio para alquilar un VHS con el que pasar la tarde —sí, yo era de esos que prefería pasar la tarde viendo cine que dando tumbos por la calle—. Al final, dos opciones eran las que más no tentaban: en una mano, 'El torreón' ('The Keep', Michael Mann, 1983), una cinta de la que ya os hablé en su momento en Cine el salón. De la otra, una de esas atrayentes carátulas que tanto abundaban en los ochenta y con un nombre, el de Ridley Scott, sirviendo de principal reclamo.
Al final, como podéis imaginar, pudo más mi criterio que el de mi amigo, y 'Legend' se vino a casa para posterior desesperación suya y gran regocijo mío: ya desde aquél primer visionado mutilado —la versión a la que tuvimos acceso era, obviamente, la europea de 95 minutos—, atisbé en el filme de Scott una magia que mi compañero de sofá no fue capaz de apreciar y que, aunque no se ha mantenido incólume a lo largo de los años como si han hecho otros muchos filmes de fantasía de los ochenta, sigue justificando el ocasional revisionado, ya en blu-ray y en sus 113 minutos, de una cinta que tiene un je ne sais quoi sobre el que nunca he sido capaz de poner el dedo.
Soy el primero que admite los muchos problemas de ritmo y guión que atesora la cinta a lo largo de su metraje, así como aquellos que conciernen tanto a su indefinición —¿es un filme para adultos? no, ¿es un filme para niños? tampoco, ¿es una producción destinada a los jóvenes? lo dudo— como a lo que Tom Cruise y Mia Sara atañe. Pero, al mismo tiempo, soy incapaz de no valorar en su justa medida el alucinante diseño de producción de la cinta, la magia que desprende ese bosque completamente artificial en el que se desarrolla gran parte de la acción, el soberbio trabajo que hace Curry encarnando a ese imponente demonio rojo y el halo que envuelve a la totalidad de la producción de mano de una realización que, sin ser tan portentosa como en sus dos filmes anteriores, saca impresionante partido de los entornos por los que se mueve la trama.
Indescriptible como decía más arriba, la magia de 'Legend' alude en última instancia a una serie de parámetros inconscientes que son lo que provocan que considere al filme como uno de los más fascinantes de Scott sin ser capaz de explicar con todo lujo de detalles el porqué. Quizás sea ahí donde resida la grandeza de una cinta que muchos consideran una obra maestra del género, en conectar con una parte primaria de nuestro entendimiento que no podemos verbalizar y que al final sólo acertamos a concretar en un "me gusta porque sí". Y a ver quién viene a discutir tan categórico criterio.
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