Si hace poco veía el lucimiento absoluto de una actriz como Sophia Loren en 'Dos Mujeres', con 'Retrato de una Obsesión' (menudo titulito con respecto al original 'Fur: an Imaginary Portrait of Diane Arbus') se puede decir lo mismo con respecto a Nicole Kidman, ya que la película es un vehículo para el lucimiento de la actriz australiana. Eso sí, si con una disfrutamos totalmente, con ésta sufrimos hasta límites insospechados. O tal vez sí, porque lo de la Kidman no es normal. Después de ganar su merecido Oscar por 'Las Horas', empezó a ofrecernos interpretación horrible tras interpretación horrible, salvando únicamente las de 'Dogville' y 'La Intérprete'. Además, su manía de querer hacer de mujeres atormentadas de una u otra forma, empieza a cansar ya un poco.
Como bien dice su título original, la película es un retrato imaginario de la fotógrafa Diane Arbus, que revolucionó el mundo de la fotografía en los años 50 y 60. Dicho de otro modo, una especie de biopic totalmente inventado, y avisan sobre ello, no vaya a ser que algún susceptible amante del trabajo de Arbus ponga el grito en el cielo. No conozco el trabajo de Arbus, pero el hecho de que algunas de sus obras fueran comparadas con lo que Tod Browning hizo en 'Freaks' me llama poderosamente la atención, cosa que por otro lado no logra esta película.
De lo que no cabe duda es de que a su director, Steven Shainberg, le gustan los personajes femeninos raros y poco convencionales, como ya nos demostró en su anterior película, la igualmente patética 'Secretary', donde al menos teníamos a Maggie Gyllenhaal para alegrarnos la vista entre otras cosas. Personajes que poco a poco van descubriendo un mundo nuevo por el que se sienten terriblemente atraídas, sea por morbo o por algo más, y en el que terminarán sucumbiendo irremediablemente. Diane Arbus entra en un mundo nuevo de la mano de un particular vecino, con el que mantendrá una más que especial relación. Si todo esto fue inventado para intentar explotar algo del carácter de la fotógrafa, lo cierto, es que se ha hecho de una forma totalmente fría y distante, por lo que el espectador no termina de entrar nunca en el meollo de la cuestión. Además, la nerviosa interpretación de la Kidman no ayuda ni lo más mínimo, La actriz hace gala de un amplio registro de gestos, medias sonrisas y ojos llororosos, rayando en todo momento el histrionismo, que hacen difícil el soportar su presencia. Una de esas interpretaciones que ponen nervisoso al espectador, más allá de lo raro que nos pueda resultar, o no, el personaje en sí.
Tampoco Robert Downey Jr., está a la altura de las circunstancias, o mejor dicho, queda engullido por la absoluta mediocridad del film. Por supuesto, está mejor que su compañera de reparto, pero el principal problema, es que a pesar de lo fascinante que pueda resultar el personaje, éste nunca está bien definido, y todas sus posibilidades terminan por desaprovecharse. Eso sí, él protagoniza alguno de los mejores momentos de la película, sobre todo en su parte final. Momentos subrayados excelentemente por la banda sonora compuesta para la ocasión por Carter Burwell, en el que es sin duda, uno de sus mejores trabajos, sino el mejor, para el cine.
Una mala película que además ha tenido la mala suerte, o sus distribuidores han querido simplemente suicidarse, de estrenarse el mismo fin de semana que el superbombazo 'Spider-Man 3' que también he visto, pero estoy reuniendo las fuerzas necesarias para hablar de ella. Está claro que la mayoría de los espectadores preferirán las nuevas aventuras del Hombre Araña antes que ver una película sobre una fotógrafa de los años 50. ¿O no?