En estos tiempos en los que abundan los remakes, las secuelas, las precuelas, los biopics sobre músicos de vida agitada y los guiones cortados por el patrón más vendible, se agradece en nuestras pantallas una película como Retrato de una obsesión, que crea una historia de ficción inspirándose en la obra de la célebre fotógrafa Diane Arbus.
Casi una especie de cuento fantástico, alimentado por los retratos de Arbus, que por momentos recuerda en sus formas a la mágica y maravillosa versión de Jean Cocteau de La Bella y la Bestia.
Aunque en esta ocasión el fondo es muy distinto, ya que la protagonista ama precisamente las diferencias de las personas, lo que para la mayoría puede provocar temor o rechazo. Es esto lo que la atrae desde un principio, alejándose del mito de que la belleza está en el interior. Aquí el mensaje es otro bien distinto: la belleza simplemente, está en el ojo del que mira.
No he seguido en profundidad el trabajo de Diane Arbus, por lo que no puedo asegurar si el film consigue retratar su esencia como fotógrafa, (algo que por otra parte sólo podría haber asegurado con certeza ella misma), pero Nicole Kidman interpreta bajo su nombre un personaje fascinante, repleto de pequeños matices que van haciendo poco a poco comprender su evolución entre una mujer encorsetada y triste y otra que consigue a través de la creatividad, aceptarse y sacar lo mejor de si misma.
Como es habitual, Kidman está magnifica en este papel para nada sencillo, que huye de los excesos dramáticos, y sutilmente nos va haciendo empatizar con los sentimientos más insospechados.
A su lado Robert Downey Jr, aparece cautivador como nunca, a pesar de la caracterización de su personaje que cubre su rostro durante prácticamente toda la película. La química entre ambos es perfecta desde el principio, como dos personas que logran entenderse por completo desde la primera mirada, porque aunque aparentemente resulte imposible, son iguales.
La música de Carter Burwell, absolutamente preciosa, se une a una estética muy cuidada y detallista, en la que a veces algunos colores y objetos consiguen hablar por sí solos.
Fur: An Imaginary Portrait of Diane Arbus nos invita a liberarnos de los prejuicios, a ver un poco más allá de la “normalidad establecida” a sentir otras formas de amar, de mirar, de percibir, que convierten a una persona en artista.
La traducción de su título a Retrato de una obsesión no podía ser más desacertada, no sólo por que puede confundirse con otra película de nombre casi idéntico, si no porque no tiene nada que ver con su espíritu reconfortante y valiente.
Pero lo mejor es que cada uno saque sus propias conclusiones, mientras disfruta de este film, elegante, profundo y hermoso, que no merece pasar desapercibido.
En Blogdecine | 'Retrato de una Obsesión', sufriendo a Nicole Kidman
Ver 14 comentarios