El retorno de Philomena Cunk a Netflix con su propia película es una de las sorpresas más divertidas que nos va a dar este año

El retorno de Philomena Cunk a Netflix con su propia película es una de las sorpresas más divertidas que nos va a dar este año

'La vida según Philomena Cunk' acierta durante la mayor parte de su metraje pero se equivoca al querer, paradójicamente, pasarse de lista

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Cunk

Seguro que más de una vez en los últimos tiempos has dicho (o escuchado) la frase "Yo creo que cada vez la gente es más tonta". Es una percepción general promovida, sobre todo, por lo que podemos ver y leer todos los días en Internet, donde el extremismo político de una sociedad rota ha llevado a que los debates se puedan resumir en una retahíla de insultos sin sentido hasta que el motivo original de la discusión quede emborronado. Nos encanta discutir con desconocidos, nos encanta ser idiotas, nos encanta hacer gala de nuestra ignorancia mientras señalamos la de los demás. ¿Cómo no nos iba a encantar la parodia perfecta de la sociedad de hoy en día, Philomena Cunk?

Yes, we Cunk

En una Netflix que cada vez da los contenidos más mascaditos para todos los Philomena Cunk del mundo real, es un placer tener de vuelta el humor inteligente, sutil y al mismo tiempo absolutamente tontísimo de un personaje único, descarado, sorprendente... y al que, tristemente, es fácil verle las costuras a poco que patine. Charlie Brooker, su productor (sí, el mismo de 'Black Mirror') ya nos sorprendió hace un año y medio dando a conocer al mundo a un personaje que existe desde hace una década en la televisión americana. 'La Tierra según Philomena Cunk' es una miniserie repleta de running gags que daba en la diana todo el tiempo poniendo un espejo delante de nuestra propia estupidez y exacerbándola. Sin embargo, 'La vida según Philomena Cunk' no termina de ser tan redonda, y es una pena.

No es que sea un mal producto, en absoluto. El formato, de hecho, es el mismo que el de la miniserie, solo que ideado como película y quizá por ello algo más fallido por mera extenuación. Las reflexiones hilarantes y las comparaciones absurdas siguen estando ahí ("El ADN es diminuto pero complejo, como Tom Cruise"), junto con las entrevistas a reputados científicos que caen en las garras de sus preguntas de "white trash", la metralleta de chistes absurdos y, por supuesto, la referencia obligatoria a 'Pump up the jam', de Technotronic. Pero entre carcajada y carcajada, hay algo que no termina de sentirse bien engrasado.

Aunque 'La vida según Philomena Cunk' empieza por todo lo alto, con momentos filosóficos sobre el arte ("Cuando Miguel Ángel pintó la Capilla Sixtina, ¿empezó en el suelo y luego le dio la vuelta al edificio?"), la religión ("Este es el Antiguo Testamento, la primera entrega del universo cinematográfico cristiano. Jesús no sale en esta") o la ciencia ("El cuerpo humano, una máquina exquisita que se tira pedos y come patatas fritas"), tristemente parece que se quedaran sin ideas hacia la mitad del metraje y se limitaran a convertir al personaje, de desconocedora (pero hábil) observadora de la humanidad a, simplemente, irritante.

La parodia nacional

Cuando funciona, 'La vida según Philomena Cunk' tiene un nivel fantástico, sobre todo en el panorama de la comedia observacional, tan denostado que hoy en día ha encontrado su hueco casi exclusivamente en los vídeos cortos de Instagram o TikTok. Cuando se enamora de sí misma y cae víctima de su propio juego, le cuesta remontar a no ser que rememos muy fuerte a su favor. Los sketches y los chistes a costa de su amigo Paul, que tan buenos resultados dieron en la miniserie anterior, aquí acaban siendo un lastre, excesivamente largos y sin un punchline claro.

Que estas palabras no os quiten las ganas de verla: sigue siendo brillante en su amplia mayoría y su corta duración hace que, para cuando empieza a renquear, esté ya cercana a terminarse. Es más: si ahora Netflix asegurara que va a lanzar un especial de Philomena Cunk anual como este repasando los tejemanejes del mundo, me parecería una de las mejores noticias posibles. Necesitamos más productos audiovisuales que se rían del extraño y complejo mundo que nos rodea sin hacer amigos, disparando a todos los sitios como un mono con una metralleta... Y que, en lugar de mirar a la sociedad desde una altiva superioridad, lo haga desde la más basta de las ignorancias.

Es muy difícil guionizar a un personaje como este, con tantas sutiles capas de comedia sobre ella, sin resbalarse. Por un lado, claramente le falta un hervor, pero, por otro, el público debe ser consciente de que es un juego con el humor inteligente sin dejar de ser creíble en todo momento. Es normal que, de tanto en cuando, se les vaya de las manos. En 'La vida según Philomena Cunk', aciertan de pleno en varias ocasiones (como cuando analiza 'Trigal con cuervos', de Vincent Van Gogh, ante una experta en arte, diciendo que está "muy mal hecho, es difícil de creer que Van Gogh hubiera visto un cuervo o un trigal, o sostenido un pincel antes"), pero en este equilibrio entre la estupidez consciente y la prepotencia de quien se sabe inteligente no siempre salen ganando.

Cuando se enfrenta con gente realmente sabia, que contesta de manera pretendidamente seria a sus tonterías, el especial gana enteros. Sin embargo, cuando trata de rellenar con sketches -como la entrevista a un hombre en el corredor de la muerte o el supuesto anuncio del servicio de streaming Streamberry, un spin-off de 'Black Mirror' un tanto forzado-, no es la Philomena Cunk que nos conquistó. Me encantaría que volviera tantas veces como quiera, pero centrándose en aquello que la hizo popular en primer lugar: un retorno a sus raíces. O sea, hablar con inteligencia pero desde el punto de vista de la mayor de las tonterías.

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