Dicen las malas —o buenas— lenguas que es tremendamente probable que cualquier historia que se narre hoy día, sea en el medio que sea e independientemente de géneros, estilos y tonos, ya se haya contado de mil y un formas con anterioridad. Esto, que puede sonar desolador, no es algo necesariamente negativo, ya que en esto de la expresión artística siempre hay cabida para salpimentar arquetipos y dar forma a obras refrescantes y originales pese a estar apuntaladas sobre unos cimientos sobradamente conocidos.
Desgraciadamente, en ocasiones, las explosiones de creatividad no son suficientes para estimular la mente del espectador y hacerle olvidar referentes preexistentes. Es entonces cuando, viendo un largometraje, el metraje que circula en pantalla queda en segundo plano; quedando ocupado su lugar por los recuerdos de títulos que ya hicieron lo mismo previamente —y, posiblemente, mejor—, y por una sucesión de patrones repetidos hasta la saciedad que terminan lastrando la experiencia.
Este es, precisamente, el principal mal del que adolece 'Reminiscencia'; el debut en la gran pantalla de la, hasta ahora, catódica Lisa Joy —'Westworld'—. Un ambicioso y aguado cóctel de cine negro quintaesencial en clave de ciencia ficción que, aunque posee un innegable atractivo en términos conceptuales, se ve lastrado por una narrativa soporífera y desacompasada, y por una retahíla de lugares —muy— comunes engalanados con una pomposidad casi impostada.
Noir 3.0
El estreno español de 'Reminiscencia' llega precedido por el infame récord que la sitúa como el peor estreno de todos los tiempos en Estados Unidos para una película lanzada en más de 3000 cines. Desde que se conoció el dato, se han estado buscando explicaciones de todo tipo a semejante batacazo comercial; aunque tras haberla visto mucho que temo que, dejando a un lado su pobre campaña promocional, el principal responsable de la debacle ha sido la propia producción y lo soporífero de su contenido.
Mientras un plano secuencia de situación digital —no demasiado bien resuelto, todo sea dicho— nos ubica en una costa este estadounidense distópica asolada por las inundaciones, el filme nos da la bienvenida a su peculiar universo a través de un farragoso primer acto que pone sobre la mesa todas las cartas que se irán jugando posteriormente, y que están centradas en su mayoría por los clichés más sobados del noir clásico y sus réplicas contemporáneas; incluyendo la presentación de una femme fatale, esencial en la historia, que roza lo caricaturesco a estas alturas.
Puede que la mayor declaración de intenciones referencial de la cinta sea la utilización de una voz en off que, pese a cumplir con su cometido, embarra la narración entre frases rimbombantes y un abuso del recurso. A través de los pensamientos verbalizados del protagonista, 'Reminiscencia', únicamente en su primer acto —y esto se extenderá a lo largo de toda la proyección—, subraya temas y tesis, aporta contexto, sobreexplica y bombardea los tímpanos del respetable con una exposición oral necesaria para rellenar huecos y hacer que el conjunto vaya cobrando un mínimo de sentido.
Una vez entrados en la primera mitad de su segundo acto, a pesar de que el aburrimiento empieza a hacer acto de presencia, derivado de un ritmo errático y de una progresión dramática que invita a pensar en una temporada completa de una serie resumida resumida en un par de horas, el enigma que plantea la trama es lo suficientemente potente como para mantener unos mínimos de atención. Pero este espejismo tarda poco en desvanecerse, revelando secretos a voces no tan sorprendentes a golpe de diálogo que desembocan en un fin de fiesta que, cuando llega, ya es demasiado tarde.
Esta sensación de estar ante una producción catódica se refuerza por el predominio de planos medios y cortos en una puesta en escena que, salvo destellos puntuales, se muestra poco inspirada y en las antípodas del gran acierto de la película: un notable diseño de producción retrofuturista que se las apaña para dar forma a un mundo único, tangible y rico en detalles que extrae oro del modesto —teniendo en cuenta sus aspiraciones— presupuesto cercano a los 80 millones de dólares. Si a esto le sumamos la solvente dirección de fotografía de Paul Cameron —por debajo de sus trabajos más brillantes como 'Collateral', eso sí—, las dudas sobre que el mayor atractivo del largo es su forma se disipan por completo.
Entre bostezos puntuales, miradas furtivas al reloj y retazos de admiración por la entregada labor de Hugh Jackman y, sobre todo, de una Rebecca Ferguson impecable, 'Reminiscencia' apela a la memoria del espectador del modo menos deseable posible; recordándole secuencia a secuencia que existen maravillas neo-noir/sci-fi como 'Blade Runner', clásicos como 'Perdición' o 'El halcón maltés' y rompecabezas contemporáneos como 'Memento' —inspiración confesa de la directora— que ya tocaron las mismas teclas, pero de un modo mucho más satisfactorio.
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