El mundo del cine lleva ya un buen tiempo mostrando un claro desinterés por las antologías -o películas de episodios si así lo preferís-, ya que parece que es algo que ha quedado reservado para producciones de terror puntuales como 'V/H/S' (Varios directores, 2012) o 'The ABCs of Death' (Varios directores, 2012). Sin embargo, el estreno este próximo viernes de una cinta como 'Relatos Salvajes' (Damián Szifron, 2014) sirve para recordarnos que es un recurso que puede dar mucho más de sí.
Dirigida por Damián Szifron, 'Relatos salvajes' es una perversa comedia que se ha convertido en un gran éxito en Argentina, siendo también elegida para representar a dicho país en los próximos Oscar. Una gran carta de presentación para una obra que también ha sido alabada por la mayor parte del público y no seré yo el que diga lo contrario, aunque sí conviene matizar que estamos más ante una cinta muy entretenida que ante esa joya imprescindible que algunos han querido vender.
La divertida violencia de 'Relatos salvajes'
El cine de entretenimiento actual tiende a tomárselo todo demasiado a la ligera o a dar a su contenido un aire trascendental que no siempre funciona igual de bien. Es muy raro que una película consiga equilibrar la necesidad de divertir al espectador con el hecho de tener un contenido sólido en el que la propia historia sea la estrella de la función. Eso es lo que Szifrón ha logrado con 'Relatos salvajes', una película que no duda en usar todas las armas a su disposición para que lo pasemos en grande, pero sin perder en ningún momento el control sobre lo que sucede en pantalla.
En ningún caso me gustaría hacer de menos al trabajo de puesta en escena de Szifron, ya que en no pocos momentos se nota que había dedicado bastante tiempo a pensar los encuadres y el propio posicionamiento de la cámara, estableciendo también una diferenciación palpable entre los seis relatos, pero donde realmente destaca es en el guión, ya que el salvaje del título no es un recurso para llamar la atención, sino el adjetivo perfecto para definir el tono de la película que se establece desde el guión y a partir del cual todos los implicados tienen la ocasión de dar lo mejor de sí mismos.
Como era de esperar, Szifron toma como referente producciones televisivas como 'La dimensión desconocida', 'Cuentos asombrosos' o 'Alfred Hitchcock presenta' -la segunda historia podría haber sido perfectamente un capítulo de esta última-, pero sin caer en ningún momento en la sensación de reiteración, ya que cada una de las historias tiene unas reglas propias en las que el humor negro, el suspense, la violencia o hasta la crítica social ganan importancia en función de cada caso. Eso sí, todas ellas con un marcado elemento sarcástico y la necesidad de pervertir lo que uno podría esperar que pasara en condiciones normales tras su punto de partida.
Lo que también hay que tener claro es que la diversión que propone 'Relatos salvajes' es incómoda al ser el resultado de un análisis pesimista de la sociedad actual y mostrando la reacción que a muchos nos gustaría tener ante ciertos conflictos que pueden pasarnos perfectamente a nosotros. Esto es especialmente patente en algunas de las historias y hace que Szifron coquetee peligrosamente con la idea de que 'Relatos salvajes' no sea más que un crowd pleaser diferente a los títulos que solemos considerar como tales, ya que su propia locura no es más que una forma de intentar agradar al máximo al público.
Directa al grano
Estoy convencido de que no soy el único que siempre tiene miedo de la inevitable irregularidad de cualquier película que nos cuente historias aisladas, ya que es prácticamente imposible que todas tengan el mismo interés y no es extraño que se mezclen relatos de gran calidad con otros menos conseguidos. Eso también sucede en 'Relatos salvajes', pero la parte positiva es que uno no llega a aburrirse en ningún momento y que todas las historias realmente encajan como parte del mismo todo pese a las notables diferencias entre ellos.
Además, 'Relatos salvajes' es una película que huye en la medida de lo posible de las introducciones para ir de lleno al meollo de la cuestión. Esta limitación autoimpuesta -la carga de crítica sufre ligeramente como resultado de ello- tiene su lado positivo, ya que eleva de forma considerable el ritmo de la acción para que incluso en los momentos que se basan de forma clara en los diálogos tengan una fuerte impropia de la escena por sí sola.
Su excelente reparto también ayuda a mitigar sus debilidades, ya que Szifron ha conseguido reunir a lo mejorcito del cine argentino y dar la posibilidad de que los protagonistas potencien sus puntos fuertes en lugar de pedirles que hagan algo fuera de alcance de su talento interpretativo. Eso sí, justo es reconocer que disfruté muchísimo más con aquellos que más pierden el control ante la situación que se les presenta que con los que recurren más a la calma. La cuestión es que gran parte de la gracia de 'Relatos salvajes' es ver a gente respetable superados por las circunstancias y que no les queda otra que los excesos, ya sea la violencia, el más habitual, o los mordaces diálogos.
En definitiva, 'Relatos salvajes' quizá no sea una película obligatoria como defendía mi compañera Lucía en su selección de lo mejor que pudo ver en el pasado Festival de San Sebastián, pero sí es un estupendo y diferente pasatiempo que basa su atractivo en contarnos lo que muchos fantasearíamos en hacer en una situación como la que se plantea pero luego nunca nos atreveríamos a hacer. Si a eso le unes un buen guión, un gran reparto y un director que quiere realzarlo todo un poco más, lo que nos queda es un entretenimiento tan grotesco y perverso como efectivo.
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