No tengo problemas en afirmar que me gustan mucho ‘Tesis’, ‘Abre los Ojos’ y ‘Los Otros’, los tres primeros largometrajes dirigidos por Alejandro Amenábar, pero también que mi interés hacia su obra posterior es bastante inferior. Posiblemente ese era el motivo de que tuviese tantas ganas de que volviera a darnos lo mejor de sí mismo en ‘Regresión’, su primera película en seis años que parecía una vuelta a sus orígenes.
Las primeras dudas surgieron cuando se decidió aplazar varios meses su estreno en Estados Unidos cuando apenas faltaban unos días para su llegada a los cines, y posteriormente tampoco recibió un trato demasiado favorable por parte de aquellos que pudieron verla en el pasado Festival de San Sebastián. Eso hizo que me preparase para una posible decepción, pero es que esa palabra se queda muy corta para definir a esta rutinaria, deficiente y anodina película.
’Regresión’, pura rutina
Una de las cosas que esperaba de ‘Regresión’ es que consiguiera trascender las limitaciones de una historia que parecía demasiado convencional. Para ello confiaba en que Amenábar nos tuviera reservadas varias sorpresas en el guión que él mismo firma y que optase por una puesta en escena muy medida que nos diera momentos muy poderosos, ya fuera gracias a resaltar lo que sucede en pantalla o por su propia pericia en el plano visual. Nada de eso hay, pues, como ya he señalado con anterioridad, estamos ante una propuesta rutinaria que parece hecha con la única intención de salvar la papeleta sin complicarse demasiado.
Mis compañeros Sergio y Lucía ya destacaron en sus críticas la alarmante falta de personalidad del trabajo de puesta en escena de Amenábar, y solamente puedo darles la razón, ya que ‘Regresión’ es la nada en ese apartado. Ojo, con esto no quiero decir que la dirección sea chapucera, pero sí su enorme intrascendencia, ya que se apuesta por una errónea corrección en la que se parece confiar demasiado en el efectivo trabajo de ambientación del equipo técnico. La cuestión es que todo acaba resultando demasiado gris, desde la investigación hasta su peculiar acercamiento al terror.
Además, esa decisión de echarse para atrás podría llegar a perdonarse si al menos el libreto fuera lo suficientemente jugoso como para que el mero devenir de la historia nos enganchase. Por desgracia, el guión es aún más monótono que la puesta en escena, empezando por un pobre trabajo de presentación de los personajes y siguiendo por un enigma muy mal diseñado, trufado con una serie de giros que sólo sirven para alargar la agonía hasta la llegada de la gran revelación final que ya os digo que fue lo primero que pensé que iba a pasar, pero decidí descartarlo esperando que Amenábar al menos se hubiera esforzado un poco en ello, que surgiera esa chispa de genialidad. Me equivocaba.
Un reparto perdido en la mediocridad
La última esperanza que nos queda es que ‘Regresión’ cuenta con un atractivo reparto, en especial su llamativo dúo protagonista, y que unos actores implicados pueden elevar el interés de sus personajes muy por encima del que tienen sobre el papel. No es el caso, pero justo es reconocer que aquí me queda la duda de si Ethan Hawke y Emma Watson lo hacen tan mal –posiblemente las peores actuaciones que les recuerde a ambos- es por desgana o porque fue ese lo que les pidió Amenábar, ya que el tono de sus actuaciones encaja como un guante dentro de la mediocridad reinante.
El problema es que resulta desesperante ver cómo Hawke deambula por ahí sin lograr nunca expresar nada, ni cuando tiene que demostrar su sagacidad ni en los momentos en los que ha de transmitirnos hasta qué punto le está afectando el caso –especialmente anodinas resultan las escenas que comparte con David Thewlis-. Y tampoco mejora mucho la cosa cuando tiene que compartir secuencias con una Watson muy poco inspirada y un tanto distante, otro de los rasgos característicos de la propia película. Del resto de secundarios ya es que directamente ni me acuerdo.
En definitiva, ‘Regresión’ es una mala película que no aporta nada más que una molesta rutina y en la que Amenábar muestra una preocupante falta de garra que también se contagia a unos actores que nunca logran transmitirnos nada. Con todo, no llega a ser la porquería que sí es el otro gran estreno de la semana pasada, pero sí queréis ver una buena propuesta que sepa manteneros en tensión ya sabéis que hay una muy disfrutable pese a su discreto final en cartelera.
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