Breve y contundentemente, 'Recortes de mi Vida' es uno de los bodrios más ridículos que pueden verse actualmente en una sala de cine. En respuesta al que se sorprenda por el titular (con doble intención) de esta crítica, aquí va la descripción (a grandes rasgos) de una escena de esta lamentable película, que sirve como representación de todo lo demás que aparece en la misma: un personaje está en el cuarto de baño, desde donde llama al resto de habitantes de la casa (él es la figura paterna), y hace que todos miren el váter, donde está lo que acaba de "plantar"; una vez allí, el personaje indica a los demás, que se tapan la nariz sin dejar de prestar atención, que la forma de la mierda, con la punta hacia arriba, sólo puede deberse a una intervención divina, por lo que van a sacar de ahí el "producto", secarlo al sol y ponerlo en un altar (en la película dicen otro sinónimo) para poder rezarle y lograr que Dios les ayude para pagar la hipoteca. No, no me la he inventado, está en la película. Y no es lo único que provoca vergüenza ajena.
'Recortes de mi Vida' ('Running with Scissors') se sitúa en los años setenta y se centra en el joven Augusten Burroughs. Vive en una familia de clase media compuesta por su padre alcohólico y su madre bipolar, una poetisa que no ha publicado nada pero que sueña con convertirse en famosa. Cuando sus padres se divorcian, la madre de Augusten envía a su hijo a vivir con un poco ortodoxo psiquiatra, el Dr. Finch y su excéntrica familia. La película se basa en las memorias reales de Burroughs, al que supongo que le habrá venido fenomenal como terapia. Aunque el argumento pueda pareceros interesante (lo dudo, pero bueno, puede ser), lo cierto es que todo se resuelve en una serie de situaciones de lo más absurdas protagonizadas por unos personajes penosos y estúpidos. Aparte de la memorable escena del mojón divino del primer párrafo, hay más momentos absolutamente vergonzosos que harán levantarse de su asiento a más de uno, como la estúpida forma en que el padre del protagonista (no es el de la mierda) va a atacar a su mujer y, al apartarse ésta, se da un golpe en la cabeza contra un armario que le deja inconsciente (¿para qué poner las manos si puedes usar la frente?); o cuando la madre recita a su hijo algo (malísimo) que ha escrito y luego se pone a debatir con él, de "adulta" a "niño". Ryan Murphy, del que hace poco anunciamos lo que podría ser su siguiente proyecto (¡¡temblad!!), es el principal responsable de esta espantosa película, de la que además es co-autor del guión; su puesta en escena es plana y televisiva, no tiene ni idea de dónde colocar la cámara, no consigue que casi ningún actor esté medianamente aceptable, y por si esto fuera poco tiene la incomprensible y patética habilidad de acompañar algunas escenas con unos temas musicales que no tienen nada que ver con lo que ocurre en pantalla. ¡Un completo despropósito! Imagino que cuando vio el resultado final pensó que tendría gracia; lo que no sabe es que su sentido del humor parece estar en el mismo sitio de donde el personaje del Dr. Finch obtuvo su regalo divino.
Culpa de que fuera a ver esta porquería la tiene su extenso e interesante reparto, lleno de caras conocidas que deben haber sufrido algún problema mental transitorio o haber pagado alguna deuda por participar en la misma; de otra forma, es difícil de digerir. Ahí tenemos a Annette Bening, Joseph Cross, Gwyneth Paltrow, Brian Cox, Joseph Fiennes, Evan Rachel Wood y Alec Baldwin, entre otros. Cross es el joven actor que interpreta a Burroughs durante casi toda la película y tiene su parte de culpa en el desastre, ya que su interpretación, en el mejor de los casos, podría calificarse de plana y poco convincente. Había leído en alguna parte que Bening estaba estupenda en esta película; supongo que sería en un sueño o simplemente que el autor del comentario estaba de broma, porque la actriz nos ofrece un festival de sobreactuación de los que irritan a cualquiera. Wood, aún luciendo en plan Lolita, se pasea por el escenario como si la cosa no fuera con ella, aunque aún es pronto para esta prometedora actriz y se le disculpa. En cuanto a Fiennes y Cox, son los dos que están más afortunados, quizá porque el guión sí les define mejor, o porque sencillamente encontraron divertidos y estimulantes sus respectivos papeles; Fiennes realiza lo que posiblemente es su mejor interpretación hasta el momento (lo cual es decir poquísimo, ya lo sé) y Cox sigue demostrando su gran talento, incluso en tonterías cinematográficas como ésta. Por último, Paltrow y Baldwin salen poco y no tienen oportunidad para lucirse, aunque el tiempo que están en pantalla tampoco lo aprovechan lo más mínimo.
En resumidas cuentas, 'Recortes de mi vida' es una película desastrosa, ridícula, incomprensiblemente protagonizada por algunos actores de renombre, y realizada con la misma destreza que si se tratase de un vídeo porno casero. No me explico que bodrios así tengan distribución y ocupen el sitio de otras producciones. En fin, la mierda en el altar. Sólo me queda esperar olvidarla cuanto antes y recomendaros que la paséis por alto, si no queréis aufrir una hora y media de contínuas preguntas internas del estilo de "¿qué narices hago aquí?", "¿por qué habré tirado el dinero para ver esta basura?" o incluso "¿podré cortarme las venas con el reloj?"; como digo en estos casos, huid.