'R.I.P.D.: Departamento de policía mortal', desconcertante baturrillo

'R.I.P.D.: Departamento de policía mortal', desconcertante baturrillo
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En los años 40 y 50 existían en Hollywood innumerables artesanos especializados en films de ciencia-ficción, Noir, aventuras o western. Muchas de aquellas películas no pasarían a la historia del cine como oras de arte inmortales pero sí pueden verse como productos intrascendentes, muy entretenidos y en algunos casos a reivindicar. Films con claro regusto a serie B, pocos medios que eran paliados en ocasiones por una imaginación desbordante tanto argumentalmente como en la puesta en escena. Si tuviéramos que poner un ejemplo hoy día de ese tipo de producciones, 'R.I.P.D.: Departamento de policía mortal' ('R.I.P.D.', Robert Schwentke, 2013) sería un claro ejemplo.

De origen aleman y ya en suelo estadounidense Schwentke ha hecho protagonizar a Jodie Foster una historia con tintes hitchcockianos, a Eric Bana una atemporal love story, y a Bruce Willis encabezar toda una trama de espionaje. Ahora le toca el turno a un cómic de Peter M. Lenkov, que se salda con su peor trabajo al otro lado del charco a pesar de tener un elenco de actores muy conocidos. Un baturrillo que en principio invita a echar pestes de este tipo de producciones, pero que curiosamente no es tan deplorable como era de esperar, ya que cumple con mucho más oficio que otras su principal cometido. Eso sí, lo mejor que se puede decir de 'R.I.P.D.: Departamento de policía mortal' —por dios, esos títulos españoles...— es que no es una película aburrida.

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(From here to the end, Spoilers) El principal problema argumental de la película de Schwentke es su extremo parecido con la saga 'Hombres de negro' ('Men in Black') de la que hace poco más de un año nos llegó una espantosa tercera entrega, una pérdida de tiempo y dinero desde cualquier perspectiva. 'R.I.P.D.' parece una secuela, es cierto; cambiemos alienígenas por gente que se resiste a ser juzgada después de su muerte, y en lugar de Tommy Lee Jones y Will Smith como pareja salida de una buddy movie, pongamos a Jeff Bridges y Ryan Reynolds, que en lugar de gente dedicada en secreto a luchar contra seres rebeldes de otras galaxias, son gente muerta que debido a sus habilidades contra el crimen continúan su trabajo policial en el más allá, que en realidad es el más acá, por el que se mueven bajo otro aspecto.

Bridges y Reynolds dan vida a un par de policías muertos que deberán desbaratar un plan que tienen los muertos aún no capturados para que la Tierra se llene de gente muerta que acabará con la vida en el planeta. Una historia de lo más simple que no tiene nada más que unos apuntes de moralina final y punto. Directa al grano, al igual que aquellas viejas películas, se esfuerza lo justo por servir con cierta maña todo un carrusel de imágenes llenas de efectos visuales, probablemente el mejor aspecto del film, con el milagro de que ninguna de las set pieces de acción del mismo está ahogada con un montaje caótico o movimientos mareantes de cámara. Sin duda es el trabajo menos personal de su director, demasiado supeditado a exigencias de la productora por conseguir un blockbuster, pero al mismo tiempo causante de que el sopor no asome durante toda la proyección.

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Ryan Reynolds está como casi siempre, o sea, horrible, y en esta ocasión con cara de no saber qué hace metido en esta producción. Kevin Bacon como el villano de la función parece ser el único que se lo pasa en grande aunque su personaje sea muy esquemático. Y Jeff Bridges puede ser la única razón por la que muchos se acercarán a ver esta película; sin embargo, el actor, muy consciente de que está en algo muy loco, decide sacar su vena más paródica y se pasea todo el rato al borde del histrionismo y la exageración. No estamos ante una de las interpretaciones más afortunadas del fantástico actor, ese sheriff del año 1800, con métodos viejos, cascarrabias pero de gran corazón. Cómo no, en el film no falta un homenaje al género cinematográfico por excelencia, pero pobre, sin sentido del humor.

Ese sea probablemente uno de los grandes defectos del film, su falta de sentido del humor, aunque a ratos lo intenta. La saga de Sonnenfeld no es la única que es fusilada en esta película. Ecos, cómo hemos dicho, de las buddy movies, del western, y para rematarlo, la soporífera historia de amor recuerda a la de la también infumable 'Ghost' (id, Jerry Zucker, 1990), que a su vez era un plagio de una película de Spielberg, que a su vez era un remake de un film de Victor Fleming.

Para pasar un rato y olvidarla. Su fracaso hará que no nos llegue la posible secuela, afortunadamente.

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